La soledad: problema socio sanitario

Dedicado a mi amigo y excelente contertulio Vicente Miguez.

Tantos años dedicados a curar, cuidar, gestionar, enseñar e investigar, con carrera siempre en el sector público me alejan de la política al uso y me convierten en un rebelde pesimista y con fuerzas para seguir luchando por los derechos de las gentes-ciudadanos más vulnerables y alejados ya sea en la España vaciada, ya sea en la España asfaltada, ya sea en la España de los mandarines privilegiados. Hay dos problemas que de vez en cuando, y entre tanto ruido mediático asoman brevemente. POBREZA VERGONZANTE Y SOLEDAD.

Sobre la primera aprendí mucho en el Pozo del Tío Raimundo siendo estudiante y alumno Interno del Hospital Clínico Universitario San Carlos de la Complutense madrileña a finales de los sesenta del siglo XX. En pleno desarrollo madrileño, vasco, asturiano y catalán, había gentes a las que CARITAS, portal por portal, de forma silente identificaba y les ayudaba con respeto y sin el incienso como el que se perfumaban determinadas ONGs, todavía vigentes y sueldos establecidos en escala de cargos. Lo dejo pendiente...

Hoy toca reflexionar sobre la SOLEDAD. Hay la que se ejerce libremente por deseo expreso. Siempre me fijo en aquellos versos de Don Antonio Machado. "Converso con el hombre que siempre va conmigo/-quién habla sólo espera hablar con Dios un día-/mi soliloquio es plática con ese buen amigo/que me enseñó el secreto de la filantropía". Soledad necesaria ante la mar para preguntarle cual es el camino o dónde está la verdad. O en una carballeira leyendo y asumiendo un inmortal párrafo del Quijote. Incluso viajando en el FEVE mientras consumo las páginas del "Libro negro de Giovanni Papini".

Pero el problema está y crece. La soledad no deseada. Las últimas encuestas que manejo me dicen que se trata de un problema cada vez más frecuente y casi siempre invisible. Hasta tiene aristas diferentes entre los variados colectivos de la pirámide demográfica. Y ahora que algunos han descubierto el espacio de la salud-enfermedad mental, supongo podrán y deberían establecer causa-efecto.

Dijo Marañón que: "no hay enfermedades, hay enfermos". Quiere decirse que numerosas entidades nosológicas empeoran cuando el enfermo se siente sólo.
El fenómeno de la soledad no deseada tiene una cara amarga y socio patológica en las personas mayores, un estado que afecta a casi el 15% de la población española, según el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada. Se define como un estado de aislamiento en el que las personas se encuentran solas o sin acompañamiento. Sus causas pueden radicar en una elección individual o en el aislamiento impuesto por los cambios o las tendencias sociales, por la pérdida de seres queridos, por una enfermedad contagiosa, por trastornos mentales y/o neurológicos o por circunstancias laborales. La peor de las consecuencias es la pérdida de la autoestima por ausencia no declarada pero instaurada de sujeto inútil salvo cuando llega una cita electoral y los aspirantes a representación Institucional se acuerdan que en España hay casi diez millones de pensionistas.

Es evidente que a nivel fisiológico (e inmunológico) pueden aparecer enfermedades cardiorrespiratorias. Además, aumenta el riesgo de resfriados y catarros o enfermedades más serias como gripes y neumonías. En el plano psicológico y emocional se dan estados de ánimo que pueden llegar a debilitar la salud mental del mayor adulto. Surgen fases de tristeza continuada o episodios de hostilidad, resentimiento, ansiedad, estrés... Todo ello aumenta el riesgo para la depresión y el deterioro cognitivo. A nivel conductual aparecen indicios de insomnio, trastornos alimentarios y fatiga. Este estado de apatía supone, por tanto, un aumento de riesgo para sufrir accidentes domésticos. A nivel social se produce un déficit en las interacciones sociales que desemboca en el aislamiento de la persona.

Y por terminar este breve análisis. La soledad comienza a ser patología que afecta a la juventud, que requiere análisis consecuente y tratamiento como enfermedad social. Me atrevo a la necesidad de valorar su relación con las conductas suicidas.

También hay una soledad justificada. La conducta que los de mi generación adoptamos frente a la patulea con olor a fritanga.