El HULA es lo que es, gracias a la gente que allí desempeña su labor
Estos días no he escrito porque la verdad es que no he tenido mucho tiempo para ello. Entre unas cosas y otras no he estado pendiente de darle a la tecla y tuve frecuentes visitas al HULA, aunque como visitante o acompañante nada más.
Han coincidido cirugías de familiares y amigos en estos días, y si les digo la verdad cuando vas al hospital te das cuenta de que lo único que de verdad importa es la salud. Da igual que creas ser importante, rico o poderoso, cuando te da el chucho lo único que quieres es aferrarte no sólo a la vida sino a una vida sana, y ahí da igual todo lo demás.
Evidentemente las personas adineradas tienen recursos para ir a centros y médicos más reputados o supuestamente con mayor éxito, pero gracias a la sanidad pública todos podemos ser atendidos en un centro tan fantástico como es el HULA, con una gente maravillosa que está allí para ayudarnos a todos a salir adelante.
En un lugar tan enorme supongo que hay de todo, claro está, pero lo que nosotros hemos vivido en los casos que he visto estos días ha sido, sin excepción, es la tarea de personas entregadas, vocacionales, amables y hasta simpáticas.
El lujo de contar con esta sanidad de primerísimo orden hace que los pacientes y quienes pasamos por allí con ellos sólo sientan agradecimiento. Pasa con muchas profesiones, pero con ninguna con tanta profundidad y sinceridad como con la rama sanitaria, porque al final literalmente te salvan la vida o la calidad de vida.
Así que sólo les puedo decir, a todas y cada una de las personas que nos hemos encontrado en el HULA, que muchísimas gracias. Sean del sector médico, de enfermería, mantenimiento, limpieza, celadores... da igual. Todos han sido amables, comprensivos, pacientes, empáticos y atentos, y francamente, si en algún momento se necesitan esas cosas es en estos, que suelen ser los peores.
¡Gracias a todos los que hacéis del HULA un gran, grandísimo hospital!