Los ancianos en Navidad
Méndez, Ricardo S. - lunes, 02 de diciembre de 2024
En estas próximas fechas navideñas, es posible que muchas personas sientan tristeza y soledad, ante el recuerdo de la pérdida de seres queridos.
Pero, si existe un colectivo fundamentalmente afectado por estos estados de ánimo, ése, es el de los ancianos que viven solos; o quienes se encuentran por diversas razones, desamparados ante las celebraciones familiares que se avecinan.
Con el fin de hacerles estos días un poco más llevaderos, todo ser humano que se sienta como tal, a sabiendas de que en su comunidad de vecinos, existe alguno en tales circunstancias o, si en residencias de mayores, se es conocedor de tal limitación en algunos usuarios de aquéllas; sería de buena voluntad, hacerlos más partícipes en este período de la "Nativitas". Haciéndoles algo más partícipes de unas fiestas, para ellos, ciertamente duras.
Es poco lo que necesitan nuestros mayores a la hora de sentirse un poco más dichosos; una visita de compañía con ofrecimiento de dulces típicos de nuestra Navidad, o en su caso, alimentos que sepamos sean de su preferencia y agrado... Un gesto simbólico hacia ellos, por pequeño que sea, es un gran acontecimiento en sus rutinarias vidas.
Los médicos, confirman que en España, y más concretamente en Navidad, las familias llevan a los ancianos al hospital para ser valorados y, una vez diagnosticados, y en su caso, internados en dichos centros, se desentienden de ellos, so pretexto de no poder atenderlos por sus trabajos, o por limitaciones de economía familiar.
Sería conveniente, llamar la atención sobre este extremo, para evitar que en esta época de unión familiar, no se maltrate de tal forma a los ancianos. Establecer una red -por parte de las administraciones-, de apoyo voluntario para su atención en este período posterior al "adviento" -30 de noviembre - 24 de diciembre-, sin necesidad de sacarlos de su hogar, sería un paso muy importante para el bienestar de todos aquéllos que en soledad vayan a pasar sus navidades.
"Las dejé a todas bien criadas y casadas. No fui una mala madre, pero ya no me quieren ver"; decía una madre de 80 años, cuando le preguntaron por su familia. Guarda silencio, lanza un largo suspiro y agrega: "Ellas sabrán, algunas tienen suerte; y otras como yo, no". Mientras mira al resto de los ancianos de la residencia que son visitados por sus amigos y familiares...

Méndez, Ricardo S.
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