Quiroga Ballesteros, una yincana de vallas y pivotes
Que la calle Quiroga Ballesteros esté llena de losas rotas no es novedad. Finalizada hace algo más de tres años, esta obra es un ejemplo de lo que nos espera en el resto del casco histórico.
A día de hoy es una calle por la que no pasa el tráfico. Ni hay apenas garajes (creo que sólo queda uno y de poca capacidad) ni camiones de obra, ni nada por el estilo. Y sin embargo el trazado de la calle es una yincana de vallas y pivotes que señalizan los peligros de caminar por esa vía.
En noviembre de 2022 tuvimos por primera vez noticia de que se pensaba "peatonalizar" lo que faltaba del recinto amurallado y en esa misma reunión, a la que sólo se nos convocó a cuatro personas, pregunté directamente por el tipo de suelos poniendo como ejemplo la calle Quiroga Ballesteros. Se me respondió que no me preocupase, que las losas estaban diseñadas para aguantar el tráfico.
Dos años después vemos que esto no es cierto por dos motivos: el primero es que se limita el tonelaje de los vehículos, con lo que no "aguantan" el tráfico sino algún tráfico, y el segundo es que en la Plaza del Ferrol ya se están haciendo reparaciones a los dos meses de abrir esa calle al tráfico.
Es obvio que van a tener que poner separaciones o balizas entre las partes pensadas para soportar "algún" tráfico y las puramente peatonales, lo que no sólo da al traste con la idea de la plataforma única, sino que hace que todo el proyecto carezca de sentido ya que para eso nos quedábamos con las aceras que había antes que son menos molestas y más claras a la hora de delimitar espacios.
Quiroga Ballesteros es el laboratorio en que podemos ver el futuro que nos espera, y lamentablemente es un futuro lleno de reparaciones, sustituciones y baches.