Nada por aquí, nada por allá
Álvarez Prieto, Manuel - lunes, 01 de junio de 2009
Que la simulación es una estrategia ritualizada desde siempre, pocos lo dudan. Pero también es cierto que fue Baudrillard quien levantó la alfombra en época reciente y mostró ese juego tan escondido como utilizado por la sociedad humana
Recordar sus libros clave, Las estrategias fatales, Cultura y simulacro
Se nos podría preguntar a cuento de qué sacamos al ilustre galo en esta nota. Y el motivo es menos (o más) trascendente que todas las elaboraciones del maestro. Simplemente vemos que su pensamiento se puede aplicar como gran remedio del hastío feroz que nos aflige cuando oímos la radio, leemos los periódicos o vemos la tele en esta primavera hispana
El dale que dale a los insultos, denuncias, diatribas, calumnias, ofensas que se lanzan desde las tribus políticas para conseguir algún voto que ande suelto, puede agotar a cualquier ser normalito, a cualquier paisano noble y algo incauto que use esos medios. La receta de Baudrillard en Las estrategias fatales, como en Cultura y simulacro es que veamos a esas gentes, como lo que son...
Debo explicarme más? Bien. Si no nos pasamos y aceptamos que hay una inmensa mayoría de ciudadanos relativamente informados y capaces de conseguir una opinión propia
¿por qué no ver a estos esforzados aspirantes a sillas y sillones como un mero espectáculo de divertimento? En vez de enojarnos y-o aburrirnos con las tandas publicitarias que pergeñan sus guionistas, o los insultos tribales que se catapultan, podemos observarlos como actores de la Comedia del Arte, como magos de feria o ilusionistas trileros
Baudrillard analiza la sociedad en términos de simulacros. Ellos se esfuerzan en creer lo que simulan, como buenos discípulos del Actors Studio. Nadie nos impide que aprovechemos la campaña electoral como ejercicio de ese modelo interpretativo. Nos cultivaremos haciendo calistenia neuronal con la ironía. Podría ser peor
La simulación es una estrategia ritualizada, institucionalizada. Yendo al choque, enfrentándonos con los ilusionistas de la feria no ganaríamos nada, quedaríamos maltrechos ante tanto absurdo. Verlos en el tal cual, es más divertido. Son lo que son, aunque el birlibirloque del nada por aquí, nada por allá, nos quiera confundir
La política, la economía, la ética son otra cosa, pertenecen a otro espacio
esto es el circo
el prólogo de La Grande Bouffe

Álvarez Prieto, Manuel
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