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La VINCA y el hombre de la mochila azul. Crónica de un feliz cuarenta aniversario.

Espiño Meilán, José Manuel - domingo, 27 de octubre de 2024
Dedicado a todos los amigos, socios y simpatizantes del Colectivo Ecologista LA VINCA,
no sólo por su labor inmensa e ilusionante en pro del medioambiente, sino por ser portadores
de una luz verde y azul, de esperanza insular.

Reportaje fotográfico, cortesía de la fotógrafa Mónica Rodríguez Medina.
Fotografía de la presidenta del C.E. Turcón con el galardón recibido, foto del autor del artículo.

Su generosidad comenzó con la recogida de asistentes al acto de celebración del cuarenta aniversario en Vecindario, Telde y Las Palmas de Gran Canaria. Era un acto de generososidad, de compromiso y coherencia con el medioambiente pues suponía una La VINCA y el hombre de la mochila azul. Crónica de un feliz cuarenta aniversario.mayor eficiencia en la movilidad de decenas de personas y una reducción de gases contaminantes.
Los anfitriones nos esperaban en el Centro Municipal de Cultura de Arucas, lugar apropiado para un acto tan entrañable. Conocía el lugar, tanto como asistente en actos diversos como escritor, pues en él había presentado varias publicaciones y sabía del arropamiento que ofertaba la sala y del gratificante efecto de familiaridad que la proximidad entre unos y otros, generaba.
La llegada al aparcamiento, espacio municipal que saluda al visitante mostrando la soberbia obra en piedra de la iglesia de Arucas, no podía ser de otra manera. El hombre de la mochila azul, con ropa apropiada para el acto, nos recibía con una sincera sonrisa de agradecimiento mutuo.
Un agradable paseo por la calle León y Castillo, una de las calles más señoriales y bellas del casco histórico aruquense -en ella se encuentra el salón de actos donde se iba a llevar a cabo la celebración-, nos permitió disfrutar de la rica vida social de Arucas. Las terrazas se suceden frente a hermosas y bien conservadas viviendas que realzan la belleza de la misma, casas donde comercios, centros de cultura y exposiciones y animados locales de restauración invitan a sentarse relajados y disfrutar de un enyesque, un café o una bebida, a visitar exposiciones temporales y museos y a gozar, de tal modo, de la atractiva y variada oferta urbana.
A eso de las siete de una agradable tarde otoñal -sábado, diecinueve de octubre-, accedíamos al edificio. Nos esperaba una amena y atractiva presentación, la audición de varias piezas musicales, el merecido reconocimiento a diversas personas y asociaciones y la génesis en vivo de una obra de arte pues, en una singular puesta en escena, un artista plástico iniciaba un cuadro alusivo al acto y al colectivo La Vinca, y lo desarrollaría y culminaría mientras transcurría el mismo.
Hubo palabras del presentador que acercaron recuerdos históricos, hubo emociones La VINCA y el hombre de la mochila azul. Crónica de un feliz cuarenta aniversario.vinculadas a un pasado complejo, duro y difícil, tiempos de sequías y migraciones. Pero otras palabras suavizaron el paso del tiempo perfilando un presente más esperanzador. Abuelos, padres, hijos y nietos se sucedían en cada una de las historias, destacando la fortaleza del canario para afrontar situaciones complejas en la procura de un horizonte más esperanzador.
Tras las palabras surgió la música. Primero fueron los acordes de una trompeta y un piano quienes pusieron virtuosismo en la sala, luego las melodiosas voces de tres hermanas, acompañadas de una guitarra.
Dejo en el anonimato los nombres de todos los figurantes. Es fácil conseguirlos si es de ustedes el interés manifiesto. Tras ellos, en la pared del escenario, las imágenes de cuarenta años de historia del Colectivo se sucedían en un bucle ininterrumpido de recuerdos. Tambien aquí la emoción desbordaba. A las imágenes que daban fe de múltiples actividades colectivas le seguían otras donde se perfilaban rostros, artísticos retratos de seres humanos. Cada uno transmitía rasgos propios de su personalidad, valores, sentimientos: éste serenidad, aquel nobleza y orgullo, otro alegría de vivir, todos canareidad. Había satisfacción en todas las caras y eterno agradecimiento.
Pocas palabras necesitaba el trabajo del fotógrafo. Las escritas lo decían todo: "Un día empezamos a caminar", se leía sobre una de las primeras fotografías. "Y no hemos parado" culminaba el texto en una de las siguientes. No había duda en que la imagen era la protagonista. Un discurrir pausado de múltiples fotogramas relatando visualmente un periplo de cuarenta años y cientos de amigos.
Y llegaron los merecidos reconocimientos. Colectivos, centros educativos, asociaciones, personas que habían hecho de sus actos y actividades un ejemplo claro de didactica medioambiental, de generosidad con los demás.
Y llegaron los reconocimientos sorpresa, aquellos con los que el Colectivo deseaba agasajar a algunos miembros de La Vinca, ejemplos vivos de entrega, tenacidad y esperanza.
Y la emoción embargó a la socia de honor que no se lo esperaba. Y la satisfacción iluminó de alegría el rostro de uno de sus fundadores, Juan Rafael, cuando recibio el reconocimiento de Presidente de Honor del Colectivo. Y una inmensa y eterna gratitud hacia sus compañeros reflejó la cara de Mario Marrero cuando los miembros del Colectivo reconocían su labor callada pero eficiente, su entrega inconmensurable, su posicionamiento vital en pro del medio que nos acoge, de nuestra calidad de vida, de nuestra gente.
Y fue entonces cuando, desde las últimas filas de una sala abarrotada, comprendí que aquel hombre de la mochila azul, Juan Rafael, había dedicado toda su vida a la enseñanza, igual que éste hombre, quien les escribe. Y de igual modo había apoyado la idea que su compañero Juan Francisco y él tuvieron un día, hace cuarenta años, de crear una asociación en defensa de la naturaleza y la cultura canaria, partiendo del municipio donde se ubicaba su centro educativo, Firgas.
Sonreí. Idéntica inquietud me había movido, dos años antes, en el ochenta y dos, para empoderar niñas y niños, madres y padres del centro de Infantil y Primaria Esteban Navaro Sánchez, sito en El Calero, municipio de Telde, en la defensa, conocimiento y protección de nuestros valores ambientales y culturales.
Y me alegró el corazón ver la escultura que levantaba con sus brazos. Representaba un hombre con una mochila azul a la espalda. El sabía, como sé yo, que en las mochilas, que no sólo son azules y verdes sino que muestran todos los colores del arco iris, conservamos cientos de vivencias y recuerdos. Hay muchos viajes, muchos pateos, muchas luchas, también algunas insatisfacciones cuando no se consigue el objetivo pretendido, en la mochila personal de cada uno.
Pero sobre todo hay muchísima didáctica, pasión por la enseñanza y una entrega inmensa a nuestras alumnas, nuestros alumnos, nuestros jóvenes, y al ejercicio de la docencia que nos permitió disfrutar de una vida hermosa y plena, abriéndonos a los demás.
Felicidades La Vinca por cuatro décadas de orgullosa presencia. Felicidades igualmente por un período tan provechoso de hermanamiento ecologista.
Somos, queridos compañeros, una esperanza verde y azul que jamás deberá extinguirse.

José Manuel Espiño Meilán, Presidente de honor del C. E, Turcón. Amante de los caminos y de la vida. Escritor y educador ambiental.
Espiño Meilán, José Manuel
Espiño Meilán, José Manuel


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