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Recuerdos en Recatelo

Valadé del Río, Emilio - lunes, 28 de octubre de 2024
Sabemos que hay sitios que están cerca, al alcance de la mano, pero no vamos a ellos hasta que llega el día apropiado. Tampoco sé por qué una ocasión es la apropiada, pero se me antoja así. Hubo fiesta en Recatelo y decido que tengo que ir a ver ese barrio, que aunque está fuera de mis rutinas de paseante, debo visitarlo por pasear por sus calles y tratar de evocar cuanto he vivido allí.

Desde la Ronda, lo primero que encuentro de Recatelo son sus casas de comidas, que nos acogieron en multitud de ocasiones por muy diversos motivos, siempre alegres, festivos. Hoy siguen conservando esa fama que tanto cuesta conseguir y que llega a ser un bien patrimonial de quienes la tienen. Alguna de ellas fue también lugar de encuentro con manciñeiros de entonces.

Encuentro el barrio arreglado, dicen. mientras me arrimo a paredes de callejones para dejar pasar coches en un barrio peatonal. Aquí también atan perros con longanizas mientras nos hacen comulgar con ruedas de molino. Un suelo invariablemente gris (y negro) que sume en la tristeza incluso momentos de jolgorio, pero parece que en Lugo Recuerdos en Recatelonadie ve ni sueña pavimentos de otros colores. No me gusta el gris porque no es acogedor, más bien inhóspito. Colores diferentes generan otra atmósfera en las calles.

Bancos, árboles, bien. A unos gustarán y a otros no, pero crean un ambiente nuevo, diferente al anterior, en el que poder plantearse nuevos modos. Tampoco es plan de pedir peras al olmo, Veo un barrio vivo, o eso me parece. Camino lento (una conductora me toca el claxon para que deje pasar su coche), miro y dejo correr los recuerdos a unos sesenta años atrás.

Recatelo, decían que había sido barrio judío y el primer caserío de fuera de murallas. Nunca lo puede comprobar, ni ha habido quien me lo corroborara, pero había un llamativo bastión de casas, que siempre me llamaron la atención por su aspecto singular. Siguen allí, juntas, como defendiéndose entre ellas de las ambiciones especuladoras de más de uno. Bonito su conjunto y armonioso en su misma disparidad, pues no es preciso uniformidad para generar belleza. Tal vez estaría bien protegerlo.

Paseo por sus calles y evoco nombres. General Tella, Gil Yuste, Cedrón del Valle, ninguno de estos nombres permanece, como no lo harán los actuales. Los nombres de las calles son efímeros y duran poco, son coyunturales. General Tella, la calle donde vivían D. Aurelio, y Pejerto, Pedro, la academia de inglés y los locales en los que alquilaban bicicletas. Uno de ellos, se llamaba Platero, y cobraban una peseta la media hora. La calle que hace frente al parque, Gil Yuste, elegante con sus casas de Maquieira y las vistas sobre las copas de los árboles, con los cantos de los pavos reales y los gritos de loro. Cedrón del Valle, hoy Isaac Díaz Pardo, donde vivían varios hermanos, tres creo recordar y, en la esquina, el garaje del coche de Friol. Sobre la costanilla que hace chaflán con el Carril dos Loureiros, el ultramarinos de siempre, que aún está, tan limpio, bien surtido y personal amable.

Las casas cambian o no. Las hay con su aspecto antiguo, bien cuidadas y toques modernistas, No muy altas, configuran calles agradables, acogedoras y atractivas. Otras casas son nuevas, también bonitas con fachadas discretas que no buscan deslumbrar, más bien hacerse un sitio en un barrio en el que la discreción parece ser norma que rige la convivencia.

Tiempos nuevos, no hay aparcamientos y las calles parecen esperar usuarios para las terrazas que van apareciendo. Hay locales nuevos de hostelería, supongo que en momentos apropiados acogerán a personas, alegres y distendidas, que solo buscan pasar un rato de sosiego.

Hubo fiesta en Recatelo. Me alegra la noticia y ésta ha sido la causa de que me haya acercado a revivir tantos recuerdos que tengo allí, entres sus paredes. Las fiestas en los barrios sirven, es mi opinión, para que los vecinos se vayan conociendo, para que tengan tiempo de cambiar opiniones y, en el fondo, para sembrar convivencia.

Pero pasa el tiempo y hoy me he sentido extraño. en ese barrio.
Valadé del Río, Emilio
Valadé del Río, Emilio


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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