Las montañas sagradas de Gran Canaria
Dedicado al colectivo de arqueólogos, que han defendido, unas veces desde el conocimiento,
otras desde la conjetura, cada cueva, necrópolis, grabado, manifestación aborigen de cualquier índole,
todo vestigio surgido en cualquier rincón de la isla.
A Abel Galindo Rodríguez, historiador y arqueólogo que nos acompaña en todas y cada una
de estas rutas programadas aportándonos certezas y despertando múltiples interrogantes
sobre una cultura ancestral con tantas luces y sombras.
Dos mil diecinueve fue el año en que el Paisaje Cultural de Risco Caído y Las Montañas Sagradas de Gran Canaria pasarían a formar parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Un hito histórico que el Colectivo Ecologista Turcón quiso visibilizar en una ruta, incluyéndola en su programa anual de Senderismo -más de cuarenta años de pateos guiados-, bajo el título: "ArqueoRutas: un patrimonio a la vista".
Lamentablemente, me he perdido la mayor parte de ellas. Iniciadas con la visita al barranco Hondo en tierras tirajaneras en el mes de enero, le siguieron Los Picachos, las cuevas de las Huesas, el campo de volcanes de Rosiana, éstas en territorio municipal teldense, el barranco de Guaayadeque, las cuevas de la Audiencia y el barranco de Barafonso, el barranco de San Miguel, hasta llegar este mes de septiembre a las Montañas Sagradas de Gran Canaria.
Restan, para culminar un año dedicado a los yacimientos aborígenes, según el calendario-programa anual editado por el Colectivo, El Tejar, Pinillo y valle del Guiniguada prevista para el mes de octubre, La Montañeta en Moya para volver a Telde y cerrar el año con el Volcán del barranco del Draguillo, cercana La Navidad.
Recuerdo que mi último periplo con el colectivo fue al barranco de Guayadeque -¡cómo pasa el tiempo!, realizado en la primavera del pasado año-, una ruta vivencial que me sorprendió tanto por su belleza como por la calidad humana y profesional de mis compañeros.
De su discurrir y de las vivencias experimentadas, dará fe el artículo que publicaré la próxima semana. Ahora toca calzarse las botas, caminar con los sentidos alerta y mucha prudencia a la hora de admirar los espectaculares paisajes que nos oferta la impresionante Caldera de Tejeda, la más extensa del archipiélago canario.
Iniciamos la ruta en el mirador de la degollada de las Palomas, culminándolo en Artenera, en el Centro de Interpretación de Risco Caído.
Las palabras del arqueólogo nos situaron en el lugar. Un escenario natural con múltiples vestigios de presencia aborigen. Extraordinarios exponentes de la cultura troglodita, yacimientos habitacionales en cuevas, necrópolis y espacios santuarios. El trogloditismo como hábitat. Eran trogloditas y son trogloditas todos los habitantes en cuevas. Artenara, Acusa, Tejeda, Gáldar, Guía, Gyayadeque
La isla conserva vivas costumbres, rituales y modos de vida que revelan, sin lugar a dudas, una continuidad en prácticas y ritos ancestrales. Más allá del valor patrimonial de las Montañas Sagradas, fueron las formas tradicionales de asentamiento humano y de la utilización de la tierra y el mar, representativas de una cultura (o de varias culturas) en cuanto a la interacción del ser humano con el medio, las razones de peso que auspiciaron la declaración de las mismas como Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Tras las palabras del arqueólogo, nos pusimos en marcha. Nos esperaba una ruta de pocos kilómetros -apenas seis-, exigente no obstante si en el periplo a recorrer visitábamos todos los centros de interés arqueológico presentes en el camino.
Me alegraba observar la guagua llena, medio centenar de simpatizantes compartiendo un sentimiento de pertenencia a un Colectivo, convencidos de una máxima indiscutible: Conocer para Conservar. La sabiduría de la gente unida al placer de caminar. Sonreí satisfecho, la mayoría de aquellas personas no me resultaban extrañas, las conocía de otros pateos, de otras vivencias y un buen número de ellas se mantenían fieles al senderismo guiado del Colectivo desde los inicios de la actividad, en los primeros años de la década de los ochenta del pasado siglo.
La alegría del reencuentro con ellas iba más allá de un mero saludo testimonial, abrazos y confidencias propias de viejos conocidos, de amigo que no se ven con frecuencia pero están ahí. En verdad reconforta saber que, en asuntos del corazón y las emociones, el tiempo no hace mella en las relaciones establecidas.
El repecho inicial discurre entre pinares que en su día fueron reforestados pero que en la actualidad se regeneran de forma natural, pues cientos de pequeños brinzales se elevan con incipiente verdor, abriéndose paso entre las acículas de un extenso manto de pinocha.
Caminamos sobre la ruta de la trashumancia, una práctica ancestral que ya utilizaban los aborigenes canarios. Invierno en los pastos de interior, -por esta senda, muy pronto, iniciarán los pastores la transhumancia desde los altos de Gáldar en busca de Majada Alta en la Presa de las Niñas -manifestaba el compañero y guía Alvaro Monzón-. Bajarán luego, a inicio del verano buscando la frescura de monte Pavón y los pastizales de Medianías de Guía y Gáldar.
En Cuevas de Caballero, realizamos la primera parada importante, copio literalmente lo registrado en la circular informativa que el Colectivo, como siempre ha hecho, prepara y entrega a los asistentes:
"Es un conjunto de siete cuevas situadas en los resaltes superiores de Risco Chapín que ofrece unas vistas espectaculares sobre la Caldera de Tejeda. Seis son naturales y una, la de mayores dimensiones, es una cavidad natural a la que ser han hecho algunos acondicionamientos. En apariencia, las cuevas son semejantes a otras cuevas de habitación de los antiguos canarios, si bien algunas contienen una serie de manifestaciones especiales que las diferencian de los hábitos cotidianos de residencia.
Se trata de símbolos grabados en las paredes, entre los que sobresalen representaciones del triángulo púbico femenino y que se han asociado a prácticas propiciatorias de la fertilidad. También la existencia de canales y cazoletas en los suelos se ha relacionado con la demanda de agua como alegoría de fecundidad. Por todo ello este conjunto se considera un centro ceremonial.
La significación mágico religiosa se refuerza por la presencia cercana de otros espacios similares, como la cueva de los Candiles, en la que se documentan manifestaciones semejantes.
En la tradición popular estas cuevas se identifican con la práctica femenina de la brujería."

Abel nos acercó de un modo didáctico el modo de ocupación de las cuevas. Al parecer, en un primer estadío, tras la arribada de los primeros habitantes, la ocupación habitacional sucedió en cuevas naturales existentes. Sería luego cuando adecuaría estos especios, actuando sobre ellas, artificializándolas. Se cree que esta adecuación de las oquedades naturales no sucedió en un comienzo sino con la llegada de los siglos X y XI, momento que se cree la fecha de una segunda arribada a las islas, estimándose la llegada de los primeros habitantes en torno al primer siglo de nuestra era. El imparable avance del desierto por el sur, como consecuencia de la última glaciación, y el imparable avance del imperio romano por el norte crearon las condiciones perfectas para la colonización de las islas, bien por huída, deportación o llegada voluntaria. Trigo, cebada, higueras, perros, cochinos, cabras
son plantas y animales que llegaron con ellos. No es por lo tanto una arribada casual. Estas cuevas de Caballero son claros ejemplos de alejamiento de la población recién llegada hacia el interior de la isla. La razón es indudable, una buena parte de estos primeros pobladores se alejan de las zonas vulnerables costeras, sujetas a las razzies esclavistas que practicaban diversos pueblos navegantes.
De origen incierto, la toponimia del nombre al parecer se debe, según aportación verbal de un senderista del grupo, al apellido de uno de sus últimos propietarios.
Siguiendo el recorrido programado, un grupo de senderistas descendemos a la cueva del Candil. Vedada a personas con vértigo, la senda discurre por el paredón norte de los acantilados que culminan en la montaña de Artenara. Dotada en la actualidad con escaleras labradas en la roca, barandas metálicas de seguridad y sólidos tablones que permiten solventar los pasos más difíciles, con sentido común y cuidado es fácil acceder a ella.
Se trata de una amplia cueva en cuyas paredes se encuentran grabados o en bajo relieve, mas de trescientos triángulos púbicos femeninos. Éstos cubren por completo las paredes a excepcion del suelo y el techo y simbolizan la fertilidad a través de la representación de la vulva femenina. ¿Singularidades? El arqueólogo Abel Galindo afirma que es la cueva con mayor número de triángulos púbicos por metro cuadrado, del mundo.
La ritualidad femenina, el paso de niña a mujer y a madre se les enseña a través de los cambios producidos en el cuerpo y durante la maternidad. Las encargadas de transmitir estos conocimientos eran las maguadas más viejas. Desde esta visión, podríamos considerar la cueva una especie de santuario escuela. Cueva e intimidad, tierra y fertilidad, términos asociados a la mujer como dadora de vida, como diosa madre.
Continuamos el periplo hasta asomarnos a Artenara. Es muy bello descubrir el pueblo a medida que nos vamos aproximando. Una línea de casas albeadas con terrazas planas impermeabilizadas con pintura roja o naranja, algunas con tejados a dos o cuatro aguas con teja de similar color, serpentea siguiendo el trazado del risco. Es por los riscos de esta montaña conocida como El Toril, por donde accedemos a la senda en la piedra que nos conduce, sin desvío alguno a otra cueva, la cueva que alberga la Virgen de la Cuevita. La gruta, austera y bella, presenta esculpidas en la misma roca, altar, confesionario, pulpito y coro.
La ruta concluyó en el Centro de Interpretación de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria. La visita a la réplica de la cueva original de Risco Caído, fue el colofón perfecto a una didáctica y emocionante jornada arqueológica.
En este espacio sagrado de montaña sorprende su especial arquitectura, sus excepcionales grabados de triángulos pélvicos, la funcionalidad del mismo como calendario solar y lunar, dependiendo de la estación, a lo largo del ciclo anual.
El hábitat en cuevas, el trogloditismo, presenta aquí en estas montañas sagradas, uno de los más extraordinarios ejemplos de cuevas articiales del mundo.
Les animo a ponerse las botas, coger los bastones de caminar, mochila ligera y el agua que precise cada uno y pónganse en camino. La ruta no les defraudará.
José Manuel Espiño Meilán, amante de los caminos y de la vida. Escritor y educador ambiental.