La dama del perrito
Penelas, Carlos - lunes, 09 de septiembre de 2024
Su sonrisa era la felicidad,
el regazo señero,
un fulgor que socava el sueño...
Caminar por el parque,
subir callejuelas, lo inmóvil
de las barcas, la terneza del alba
en miradas, dibujos y latidos.
Dialogaba con la lluvia,
con trenes y panaderías.
Le hablaba de Camus, de Alberti, de Mahler.
Ella de Boris. Guiaba a Boris
como un destino de lo mágico.
Encendía el lecho, la palabra, el espejo,
el ceñido fluir, lo desmedido,
la voz de la noche.
A veces emergía la inconciencia,
los dones furtivos ante una luz tan alta,
lo impalpable que acosa..
La evoco de maestra, de blazer
azul, de itálico apellido.
Pregunté: ¿Cuándo empecé a amarte?
Y ella disponía jazmines sobre su falda.
Era el misterio. Pero era más.
Era la libertad, los frutos, el deseo.
Hoy todo me lleva a recordarte.
Buenos Aires, septiembre de 2024
Penelas, Carlos
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