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El crítico de los críticos

lunes, 02 de septiembre de 2024
Criticar no es insultar. Ni destruir. Ni mucho menos oposición reactiva y sistemática contra el orden establecido. Criticar es una consecuencia del análisis. Siempre pongo como ejemplos a personajes con talla intelectual. Fue el caso de Mariano José de Larra -FIGARO- Periodista de "aguijón socio cultural" que fomentó la conciencia social con artículos tan atemporales como "vuelva usted mañana" o "el petulante Don Periquito".

Pero previamente, en el Siglo de Oro, Lope de Vega con "El villano en su rincón" Y desde luego Quevedo, quien haciendo uso de la sátira crítica la corrupción y otras mezquindades instaladas desde el poder y que puede disfrutarse recorriendo el contenido de sus obras como "el chitón de las tarabillas" - Sumergiéndose en una época en la que el deslumbrante reinado de Felipe IV se veía empañado por sombras de decadencia y descontento- ¿Algo similar al tiempo que nos está tocando vivir?.
Democracia no puede ser fundamentalmente poder votar. Debe ser participar. La sociedad civil tiene el derecho a ser representada ante los poderes públicos por los cargos electos en cada circunscripción electoral, pero también y desde la espontaneidad debe ejercer la crítica como método participativo en el sistema. En la Venezuela del tirano Maduro hay votaciones, pero no se permite la participación crítica de la sociedad civil, por lo tanto a tal régimen no se le puede considerar democrático.

La crisis del sistema democrático conduce a la manipulación de los mandarines más o menos ocultos, o a la desconexión del pueblo soberano que no se siente atendido y decide exiliarse de la participación. Solo participan a modo de leales portadores del bota fumeiro, los agradecidos clientes de la partitocracia o sindicalismo liberado, amaestrado y subvencionado.

Tengo un ejemplo muy cercano. ALCOA contamina con sus vertidos por tierra, mar y aire. Amenazan con seguir acumulando lodos rojos en una balsa que no da más de sí y que con las lluvias rebosa y un escandaloso vertido rojizo inunda nuestro medio ambiente. Pero los artífices de hacer con la necesidad virtud y convertir lo imposible en posible, instalan en el pensamiento social que debemos elegir entre trabajo y salud. Sin trabajo no hay consumo. La economía capitalista tiene en el consumo la principal fuente de ingresos directos e indirectos. Y de ello nos han hecho creer que depende el estado de bienestar en el que vivimos instalados. Han callado o amaestrado a la sociedad civil que solo critica cuando personalmente le afectan los problemas de salud.

El modelo socio económico es tan perverso que le hemos dado la espalda a la mar- nuestra tradicional fuente de recursos e incluso a las pequeñas empresas familiares más allá de una hostelería cutre, exagerada y refugio para quienes no tienen ni quieren otra forma creativa de ser autónomos. El informe PISA 2024 señaló los problemas educativos y su impacto negativo en la creatividad para nuestra juventud.

Deberíamos desde aquel indomable espíritu universitario: -COMPLUTENSE AÑOS 60-70- dedicar el tiempo del que disponemos como jubilados del trabajo por cuenta ajena -no y nunca del trabajo intelectual- a proteger, divulgar, profundizar, movilizar la ideología democrática. Corremos el riesgo de caer en la decadencia. Corremos el riesgo de ser testigos silentes e individualizados para la llegada o progresiva instalación de regímenes autocráticos.

Por lo de pronto sufrimos la gravísima pérdida de la calidad en el sistema fruto de la bajísima calidad de sus dirigentes. Han convertido el servicio público, que debe ser coyuntural y fruto de una buena experiencia o meritocracia objetiva, en un servirse para vivir como si fuera una bicoca accesible, cómoda y tendente al ad personan sine die.

No puedo por menos que recordar aquel viejo e histórico primer discurso presidencial de J.F.K. "No pienses qué puede hacer tu país por ti. Piensa qué puedes hacer tú por tú país".

Desde la cultura, acercándonos a la verdad, indagando sobre nuestras fortalezas y debilidades personales y colectivas, siendo honestamente críticos con nosotros mismos evitaremos que el "CUARTO PODER" nos utilice, adocene y nos convierta en meros instrumentos para su modelo de sociedad carente de epistemología.
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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