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El silencio de los corderos

Timiraos, Ricardo - martes, 27 de agosto de 2024
A una chica de Celeiro, cuya madre me habló de ella en San Roque: "No admires demasiado a nadie. Todos somos de barro".

El título es de una película, pero aquí hablamos de otra cosa: Este verano me saludó un viejo conocido y de repente, como si hubiese nacido para defensor de sus intereses, me afeó que ahora no escribía sobre temas de la vida local de Viveiro y me citó como ejemplos el escándalo de la policía local o como se seguían dando facilidades a los poderosos para construir en terrenos de Costas "hoteles o chalets con piscina". Me dijo que Viveiro estaba hecho un desastre y que, en vez de avanzar, retrocedía y que cada día se estropeaba más fruto de la permisividad de las autoridades y que parecía que aquí nadie decía nada."Parecen corderos. Resultan indolentes, cómodos, ajenos a lo que los rodea e incluso noto que falta la sonrisa alegre de cuando éramos jóvenes".
Por mi parte, trataba de meter baza, pero no me oía y seguía quejándose del grave deterioro que había sufrido el pueblo que tanto quería. Y nueva vuelta de tuerca: "Porque mira lo que acaba de pasar con la Banda y el Conservatorio. ¿Y las Fiestas? ¡Qué desastre! Traté de nuevo de decirle que no veía mucha gente dispuesta a trabajar para cambiar esto, pero seguía despotricando:" Y lo peor no es eso, sino que algunos están muy contentos porque se avecinan cambios políticos y va a volver ese viejo Cacique, o algunos de sus alumnos, y Viveiro regresará a los tiempos de la vieja guardia, al mamoneo de los señoritos". Todo lo decía él. Cuando encuentro a un personaje así, acostumbro callar y dejarlos que se desfoguen. Siguió metiéndole un repaso al Parque, a la playa de Covas, a la barbarie constructiva de Cantarrana y Covas, al Paraíso y su "hecatombe".
Cuando surgen personajes así, habitúo a desconectar porque los años me han dado muchas clases de grandes amores descafeinados y pensé que para paño de lágrimas ya está la Verónica.
Pero él, cambiando de tercio, me decía: "Fui a pedir cita médica y me dicen que me la dan para muy tarde y para esa fecha ya me habré marchado, pero oí quejarse a la gente de que no hay médicos suficientes; observé que se callan y parecen corderitos mansos y aquí, según me dicen conocidos, parece ser que aquí lo único que importa es tomar los churros, los vinos e ir a la playa". Continúa: " Llevan años y años sin carreteras, el tren es como si no lo hubiera y además, la industria más potente Alúmina- Aluminio, parece que está en el aire... sospecho que aquí os quedará de recuerdo y regalo la balsa de lodos y seguiréis siempre como los corderitos dóciles"... ¡Y venga con los corderos! Y siguió dándome la matraca con el tráfico, los Jardines, la fealdad de la Plaza...
Cuando empezaba a aflojar, le dije: "Mira, Pepe, en el mundo hay más personas que yo y a mi se me agotaron las pilas. Estoy harto de personas tóxicas y me gusta también recibir alegrías. Tu discurso lo tengo muy machacado e incluso algunos me dicen: Tés que escribir de esto e do outro". Porque, la verdad, bienintencionados son, pero desde mis años jóvenes en que era más manipulable, fui aprendiendo a no servir a nadie, ni a escribir por encargo. Nunca cobré nada, ni lo pretendo. Pero, si quieres, en un pueblo con tantos genios, tantos "intelectuales", tantos protagonistas, tantos artistas… quizás puedas encontrar a alguno que te haga caso, pero me temo que es más fácil que aren otros, que ellos están para los aplausos y reconocimientos. No te debiera ser tan difícil encontrar entre tanta lumbrera a un juntaletras que con sus escritos dijera lo que tú piensas. Lo mío ni siquiera fue literatura. Lo que si fue una enorme clase de sociología. Aprendes cosas de mucha gente.Te dan clases diarias de riquezas y te enseñan como robando se hacen ricos; te clasifican por clases sociales y entras en el ránking de buenos y malos según tu capacidad económica; te llaman señor, aunque seas un avaro miserable; si te olfatean bienestar, te acompaña una cohorte de miserables pendientes de que los invites: asistes con frecuencia a clases gratuitas de cotilleo, no exenta de maledicencia; te enseñan a practicar la marginación con gentes de otros estatus porque así se creen superiores; huyen de conversaciones profundas porque así demuestran sus carencias; esconden su comodidad con filosofías de cobradía; miden todo con el dinerómetro y huyen de los compromisos solidarios; les encanta presumir y el postureo sin darse cuenta de lo absurdo que resulta; aprendes de los que presumen de inteligentes como desprecian a los médicos o cualquier saber; personalmente, te sobrepones a a superar envidias que esta actividad te aporta; aguantas mentiras interesadas y callas mil veces ante los parlanchines soberbios que despellejan sin piedad y así tratan de justificar su inacción; pierdes por el camino el cariño de quienes en un momento dijeron ser tus amigos; te habitúas a vivir alejado de los que todavía quieres, porque se han distanciado, ya por incomprensión, ya por cobardía; vas dejando jirones del corazón esperando que florezcan en sueños de compromiso y lucha real por el bien del pueblo. Contemplas esta su/ociedad con su Olimpo y su Zeus becerro de oro y otros dioses menores de chalets, yates, coches, viajes y más tonterías al uso. Los ves, ingenuos ellos, como clasifican a las personas por ideologías y hasta se expenden mutuamente carnés de listos y tontos; rico es sinónimo de inteligente, bueno y dócil y pobre de tonto, malo y protestón… En fin, Pepe, podría seguir, pero no hay suficiente papel para describirlos.
Procuro vivir nadando en las aguas de la mediocridad, ajeno a las luchas por las vanidades, alejarme de las camarillas y pasear leyendo las luces de los que saben y hablando con las estrellas. Me gustan más las flores de la vida que los dioses de escayola. Navego en el barco de las dudas y en la niebla del ignoto camino. Huyo de tanta estupidez par dejarla para quien la ansíe y sé que no hay mejor cayado que el que ayuda al necesitado.
En cuanto a nuestro pueblo, ya estoy en el ocaso, y mi drástica solución para los municipales ya no está de moda -¡cuanto más objetivo hubiese sido un robot!-; no los echo de menos, nada más que en los bares, o cuando me persiguen como revancha de mis críticas a su escaso trabajo. La movida en el Casco tiene su historia. Antes había inspecciones médicas y las depresiones no eran contagiosas, ahora parece haber depresiones políticas y quizás las contemple el convenio. La disciplina parece ser un arcaísmo y la vagancia la están convirtiendo en virtud. Mi mundo es muy ajeno a lo que vivo. A mi edad soy un arcaísmo idelógico. Y la palabra política en mi diccionario tiene más mentiras que colores. Es el fruto inmaduro de estos tiempos.
Así que, mi querido Pepe, quien quiera peces... Mi periplo también tiene su fecha de caducidad y me queda la íntima satisfacción de haber recibido la gratitud de muchas personas, algunas muy emotivas. Escribí y escribiré con libertad y eso paga factura muy alta, y máxime en un pueblo, donde la imaginación y los intereses cuentan al menos media Historia. Y lo peor es que trabajas sin red. Los pueblos tienen sus camarillas, sus luchas de egos, sus capitanes arañas, sus dioses de cartón piedra, sus cobardes, sus miserables, sus zombis... Ni siquiera la justicia, que en teoría es para todos, da garantías. Y te lo digo porque, algunos amigos que denunciaron, se quedaron como me quedé yo cuando me robaron dinero: con la denuncia puesta y...esperando encontrar a los autores. Y, aunque te parezca fuerte, eso es lo que tristemente hay. Estamos en la Galicia "da calidade", cuya industria principal es la exportación de mano de obra juvenil. No creo en la autonomía porque esto no se parece en nada a la ilusión de nuestros próceres. Y la Xunta sólo es la patria común de miles de enchufados. Y decir esto paga su tributo.
Pero si quieres arreglar el desaguisado de Viveiro, puedes empezar ya, y en vez de despotricar tanto, métete a ello. Lo que sobra en Viveiro es quien critique, quien dé ideas, quien despelleje. Que se lo pregunten a Cal, por ejemplo.
En vez de exportar chavales jóvenes y preparados, podíamos exportar miles de vagos, pusilánimes, comemierdas, fantasmas, cuentistas, negreros, tramposos… Y para ser conscientes de esa realidad, a mí me ayudó mucho haber pasado mi vida siendo un juntaletras. Lo único que anhelo hoy es tener relevo. Algunos hubo que lo intentaron, pero, como decimos en Galicia: "Non é doado" (no es fácil).
Sé que en Viveiro, después de tanta exportación, queda mucha gente por la que luchar: la viejecita que no puede dormir por la movida; educar a a base de multas a quien aparca encima del césped; enseñar a respetar las plantas y llenar de flores los espacios públicos; no dejarse atropellar por la voracidad económica del turismo invasor; mejorar el nivel educativo, cuidar nuestra sanidad y exigir respeto por nuestro pueblo por encima de rivalidades políticas. Urge la Variante, solucionar el problema industrial, encontrar puestos de trabajo para nuestros jóvenes, terminar con las sangrías continuas que debilitan el Barco en que vivimos y que, desgraciadamente, va a la deriva.
Si tanto lo queremos, ¿por qué no hacemos algo de verdad por Él? A mi me sobran declaraciones de amor en las redes sociales y me faltan trabajadores y espíritu crítico. Después, las miserias humanas siempre hay que perdonarlas.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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