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Poca música para tanta fiesta en el 'Ferragosto' compostelano

Alén, Pilar - viernes, 16 de agosto de 2024
Tratándose de Santiago, en pleno mes de agosto, momento en el que se celebran dos grandes solemnidades como son la Asunción y S. Roque, cabe preguntarse: ¿cómo andan de música estas dos festividades?, Poca música para tanta fiesta en el 'Ferragosto' compostelanopues ya se sabe que no hay fiesta sin música. Ambos conceptos, junto con el de ceremonia, van unidos de la mano. La respuesta, a priori y sin más ambages, cabría suponer que debería ser: "Pues... ¡por todo lo alto!".
Motivos hay, o eso se ve de entrada: en parte por ser la 'Asunción' una solemnidad de incuestionable relevancia en el amplio ámbito religioso y, en parte, por ser la otra una fiesta local, nada más y nada menos que la de un histórico protector de la ciudad que casi le vale ser su patrón, con permiso del apóstol Santiago. Conmemorándose, además, para más inri, en el mes más festivo del año, en el que la música suena por todos lados, cae de cajón suponer ese florecimiento musical. Es el momento también en el que intentan "hacer su agosto" las orquestas, bandas, charangas y demás agrupaciones similares de carácter popular. Ergo, ante estas coordenadas se refuerza la sospecha de que, en lo que se refiere a la llamada 'música culta' y/o religiosa, tuvo -y tiene- que darse la misma o parecida simetría. Pero, como la historia es caprichosa y tiene sus cauces, tras esa primera impresión, aparentemente lógica, se ve que los hechos demuestran más bien lo contrario.
Rebuscando en la memoria y, por qué no decirlo, en no pocos archivos y bibliotecas de Compostela para llegar hasta donde la memoria no alcanza, con cierto desconcierto inicial, pero con los datos en la mano, se puede afirmar que la 'música', lo que se dice la 'música dedicada' a estas dos grandes conmemoraciones, tiene más bien un carácter testimonial. No es que hayan sido fiestas 'sordas', pero hay tan poca musicalidad en torno a ellas que sobran los dedos de una mano para mencionarla.
Basta echar un vistazo a los fondos de la que ha sido la gran 'fábrica' de la música de esta ciudad: la catedral. De ahí o de su entorno salían las piezas que resonaban en el resto de Santiago. Entre sus fondos musicales solamente están catalogadas estas composiciones: "Assumpta est Maria" ("motete a la Asunción"), "Sube María triunfante", "Quis, o quis a caelesti empírea via" ("motete a san Roque") de Buono Chiodi (1728-1783); "Hodie Maria Virgo" ("motete a la Asunción de nuestra Señora", 1839) de Ramón Palacio (1793-1863) y "Pues médico eres divino" ("gozos a S. Roque", 1855), de Juan Trallero (1817- 1891). Cinco obras en la gloriosa historia musical del templo compostelano... Sabe a poco.
Aun buceando en otros archivos de la ciudad, en un intento de hacer acopio en pro de tan escaso patrimonio musical, no se halla ni mayor ni mejor ventura. Nada hay -o parece haber- en los archivos de los monasterios de s. Paio, ni tampoco en el de S. Martín Pinario, por citar los centros con más arraigo musical y cercanos a la propia catedral.
Ese dato sorprende no poco. Sin embargo, como para todo hay un porqué, si se repara en los entresijos o intríngulis de la historia, se pueden apuntar dos razones que, a primera vista, justifican, mitigan y matizan tan drástico balance.
Poca música para tanta fiesta en el 'Ferragosto' compostelanoPor una parte, es sabido que agosto viene precedido de un mes que, además de ser tan festivo como él, destaca por la celebración de las fiestas del apóstol Santiago. Tras esa solemnidad no desaparece la música, obviamente, porque esta sigue cumpliendo una función fundamental dentro y fuera del epicentro de la catedral, pero pierde fuelle o relieve, por decirlo de un modo coloquial. Cambian las circunstancias -ya no hay fiestas patronales- y mudan los espacios o escenarios en los sucesivos festejos ciudadanos.
Por otra parte, los músicos de la propia catedral, junto a otros cuyos nombres no han quedado registrados, durante ciertos períodos del año se multiplicaban para sacar rentabilidad de lo que podían hacer en otros ámbitos externos a la catedral, intentando combinar su quehacer en el ámbito de la música sacra con el de la música popular. Su trabajo como miembros de la "capilla de música" y "dependientes" del templo (así se les cita en los documentos), especialmente en verano -desde junio en adelante- se diversificaba un tanto al poder desempeñar otras funciones en lugares dispersos de Santiago. Eso sí, lo hacían previo permiso otorgado por acuerdo capitular, a requerimiento -normalmente- de los conventos y monasterios de Compostela. Era obvio que estos no podían sostener una plantilla musical parangonable a la de la catedral.
¡No hay fiesta sin música!... Y, ciertamente, la hubo y la hay, aunque no siempre de igual modo en el ámbito sacro que en el profano... ni siempre del modo que creemos más razonable.
Me pregunto si no es hora de que se componga 'algo' expresamente destinado para estas dos fiestas con tanto arraigo en Santiago. Se llenaría así un notorio vacío 'histórico', al tiempo que habría de antemano un 'público entregado': el local y el de cientos de peregrinos y turistas que la visitan en este largo Ferragosto, a imagen y semejanza del genuinamente italiano. Sería un buen tanteo, al menos en o para la primicia del estreno. Luego ya la historia se encargará de poner a prueba la maestría y perdurabilidad de esa música que, de buenas a primeras, cabe augurarle ya que suene y resuene ad multus annos.

Pilar Alén, Profesora de la USC
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