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La soledad del líder

El chico del niki rojo - miércoles, 31 de julio de 2024
Un líder no es una persona cualquiera. Posee unas cualidades especiales que son difíciles de definir, pero se identifican con facilidad, de manera que los demás aceptan sus criterios, propuestas o decisiones, y le siguen casi sin rechistar.

Siempre me impresionaron aquellos que sabían ganarse el respeto sin grandes esfuerzos. El gran líder suele estar dotado de un acusado carisma, una personalidad muy peculiar, y, al final, es el único capaz de dar la cara por los otros, la mayoría de las veces, los más débiles. Sin embargo, hay otra clase de líderes que son nocivos para la sociedad porque conducen a las masas por el camino equivocado, basándose en su narcisismo y egoísmo exacerbado.

A mí me gustan mucho los que lideran proyectos que hacen avanzar al mundo y también los que se preocupan por fomentar el progreso equilibrado, el respeto al medio ambiente, la paz y la justicia.

Por ello, me apena infinito aquella escena del líder marchando el primero en la lucha, portando la bandera de los derechos individuales, colectivos y sociales, pero que, cuando mira hacia atrás, se da cuenta de que está solo y los que le seguían le han abandonado. Hoy en día, para liderar y dirigir a un grupo con ese tipo de estandarte, hay que ser un valiente y más cosas. Los cobardes, los falsos, los hipócritas y los incapaces no sirven ni para liderar ni para ser liderados.

Precisamente, en los malos tiempos como los actuales es cuando más necesitamos líderes muy singulares. Las mejores personas, hombres y mujeres, que no se vendan a un postor o a varios. No necesitamos charlatanes, visionarios, locos ni vendedores de humo.

Queremos individuos a los que la gente identifique claramente por su autenticidad, seriedad, solvencia, competencia, capacidad y dotes intelectuales, personas incorruptibles y comprometidas guiadas por la inspiración de la Justicia Universal, esa que no entiende de dioses ni semidioses, pero que, a la larga, resulta inapelable e implacable.

En los malos tiempos hay muchos momentos de soledad y puede que no contemos con la adhesión, justo cuando más la necesitamos, de aquellos que dijeron que estaban con nosotros. Pero la gente cambia cuando le conviene y busca después la reconciliación, a pesar de que un día te dejaron tirado, sintiéndote culpable y preguntándote qué fue lo que hiciste mal.

Por tanto, hay que estar muy atentos siempre y no bajar la guardia ni un instante. Estoy convencido de que, si aún queda alguno de esa especie y categoría a la que me refería, el verdadero líder ya cuenta con ello.
El chico del niki rojo
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Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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