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Las otras víctimas del ciberdelito en Galicia

H. Montáre Consultores - martes, 30 de julio de 2024
Las mafias criminales buscan jóvenes sin recursos para que ejerzan de «mulas». Los captan para que abran cuentas bancarias en las que blanquear los millones obtenidos en las ciberestafas
Está en todas partes. El ciberdelito es global, no tiene límites y muchas veces roza la impunidad. Eso explica las dificultades existentes para prevenir el fraude cibernético y para identificar, localizar y detener a quienes diseñan las ciberestafas y el resto de las amenazas informáticas, casi siempre ocultos en mafias internacionales radicadas en Sudamérica, Europa del Este y África. Esas organizaciones criminales operan en la distancia con el engaño como único objetivo. Continuamente, buscan fórmulas para introducirse e infectar los ordenadores de medio mundo mediante el envío masivo de millones de correos electrónicos con falsas ofertas de trabajo, con utópicas formas de ganar dinero y con novedosas estrategias basadas en la ingeniería social, en la mentira. El método es conocido: la ciberestafa, el engaño y el fraude a ciudadanos, empresas y administraciones públicas. Y eso reporta a los ciberdelincuentes miles de millones de euros que hay que blanquear. ¿Cómo lo hacen?
Las otras víctimas del ciberdelito en Galicia
Las mafias del ciberdelito están radicadas en el extranjero, desde donde diseñan y lanzan los ciberataques. Desde allí también captan a jóvenes con pocos recursos para que hagan de mulas de dinero, explica Alberto González, sargento primero del Equipo @ de A Coruña y uno de los principales especialistas de los grupos creados por la Guardia Civil para luchar contra los delitos informáticos. Los captadores buscan en las redes sociales perfiles muy definidos: jóvenes de entre 18 y 25 años, a menudo extranjeros recién llegados a España y con ecesidades vitales. Muchas veces sin saberlo, se convierten en mulas de dinero. En la mayoría de las ocasiones son convencidos por compatriotas que conocen sus debilidades y que les ofrecen posibilidades de ganar dinero fácil. Es el primer paso, en el que obtienen ligeras ganancias dando likes a determinadas páginas con falsas ofertas de trabajo o a perfiles de Instagram o de Facebook con los que consiguen las primeras ganancias. Luego vendrán más, aunque con matices. Les piden que abran cuentas bancarias para que les puedan ingresar las próximas cantidades. Serán de más cuantía, pueden llegar a ser 500 o 1.000 euros, de los que les ofrecerán una parte. El resto del dinero habrá que devolverlo al captador o transferirlo a una nueva cuenta. Se trata de mover el dinero. Empieza el blanqueo.

Ya nada será igual desde ese momento. La oferta es tentadora para seguir obteniendo dinero fácil, sabiendo ya que se está participando en algo ilícito. Para seguir la cadena del blanqueo les piden nuevas captaciones. Y cae gente del entorno de las mulas: familiares, amigos, compañeros de gimnasio... Hay que mover el dinero rápido y llega un paso más en el que los captadores ofrecen a la mula participar en la
empresa, ganar más dinero, «el doble de lo invertido». Pero la realidad suele ser otra, aportar dinero significa caer en la ciberestafa y participar, a ojos de la investigación policial, en el entramado criminal del ciberdelito.

«Conocemos casos en los que la víctima ha llegado a pedir préstamos para poder disponer de dinero para aportar en un negocio que le presentan como muy rentable», advierte el guardia civil, que sostiene que la mayoría de las personas que son captadas para hacer de mulas son conscientes de están moviendo dinero de forma ilegal. Una vez dentro de la estructura de las redes, esos colaboradores de la organización reciben unas pautas muy claras sobre lo que tienen que hacer y decir si son descubiertos o si los bancos les bloquean las cuentas. Suelen identificar esos movimientos de dinero como supuestas indemnizaciones o pagos de multas para que la entidad bancaria no desconfíe. Sus excusas suelen apuntar a que no sabían nada y, en último caso, alegar que perdieron el control de la cuenta. «Tienen muy pautado lo que tienen que decir si son descubiertos. Eso está muy trabajado», reconoce el sargento González, uno de los principales expertos en la lucha contra la ciberdelincuencia y que recientemente ha sido reconocido por la Asociación Profesional de Peritos de Nuevas Tecnologías.

La captación de mulas en España permite a las mafias criminales mantenerse en el anonimato y les proporciona la posibilidad de blanquear el dinero obtenido en las ciberestafas. Conseguir colaboradores en el delito no parece difícil. «Siempre hay alguien que cae en la trampa del ciberdelito. Y muchas veces por avaricia, porque atrae mucho ver la posibilidad de ganar dinero fácil. Por eso digo que mucha gente es consciente de lo que está haciendo», señala el especialista, que apunta otro grave problema que no deja de aumentar y que tiene como víctimas a las pequeñas y medianas empresas. Se está disparando lo que se conoce como la estafa de la factura, que se resume con el cambio del número de cuenta tras suplantar el correo de alguien de la misma empresa. Lo mismo sucede con el método de la llamada urgente, que prolifera en gasolineras, farmacias, estancos y empresas similares. Los ciberdelincuentes escogen las que forman parte de grandes cadenas para presionar por teléfono al empleado. Alguien que se hace pasar por un responsable le avisa de que va a llegar un paquete urgente y que hay que abonarle una cantidad al repartidor. Este llama insistentemente para advertir que está a punto de llegar y que necesita el dinero en efectivo. Al empleado, ya confuso, lo vuelve a llamar el supuesto jefe para decirle que saque el dinero de la caja.

Finalmente, el repartidor no aparece, pero sí ofrece un número de cuenta al que hacerle un Bizum o con la compra de una tarjeta de pago. Pero el de las ciberestafas es un campo abierto. El blanqueo del dinero estafado es una de las principales preocupaciones de las organizaciones del ciberdelito. Es mucho el dinero que manejan una vez cometidos los ciberataques. A veces son millones de euros que hay que intentar legalizar como sea. Es el momento en el que las mulas tienen un papel decisivo. De ellas depende el movimiento del dinero sin levantar sospechas, algo que cada vez les resulta más complicado gracias a las medidas de seguridad de las entidades bancarias. En ocasiones, lo que hacen las mulas es hacer de captadoras de otras personas para pedirles que abran nuevas cuentas bancarias. A cambio, se llevan un porcentaje del dinero que se mueva en esas cuentas.

Este es el momento clave. Buscar la forma de transferir el dinero a las organizaciones criminales requiere de movimientos complejos entre cuentas bancarias por parte de las mulas, aunque después son expertos de las propias mafias del ciberdelito los que se encargan de sacar el dinero de un país a través de bitcoines y de otros sistemas de transferencias económicas.

Un vecino de Coristanco de 54 años acaba de perder 12.815 euros en una ciberestafa, tal como denunció en la Guardia Civil de Carballo, informa Toni Longueira. El dinero estaba en tres cuentas, una a nombre de su hijo de 7 años. Este vecino recibió el pasado 3 de abril un mensaje en el móvil en el que le indicaban que para acceder a su cuenta de empresa era necesario activar un nuevo servicio de seguridad. «Era la misma cuenta en la que llevo años recibiendo los mensajes del banco», explicó.

Al pulsar en el enlace del SMS contactó con él una mujer que se hizo pasar por empleada de la entidad con la que él trabajaba. Ella le aseguró que alguien estaba intentando acceder a sus cuentas, pero le dijo que las había bloqueado tras haber saltado una alarma de seguridad. Después le dijo que ella debía acceder como agente al ordenador del vecino, mediante un sistema remoto, a través de una aplicación. Tras unas dudas, él accedió a todas las indicaciones. La estafa se había completado. A golpe de clic habían accedido a su portátil y de ahí, a sus cuentas corrientes. Vaciaron tres de ellas. En total, 12.815 euros, repartidos en cuatro cargos: 4.996, 4.991, 901 y 1,927 euros.
H. Montáre Consultores
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Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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