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El orgullo de saber quien soy

Mosquera Mata, Pablo A. - lunes, 22 de julio de 2024
¡Curioso!. Que sea el deporte llamado de masas quien nos una. Nos insufle orgullo para y por ser españoles. Núcleo intangible de pertenencia a un país, una Nación, un patrimonio histórico cual es la Hispanidad. Lo he vivido en el Nou Camp en aquellas inolvidables gestas olímpicas que organizó la ciudad de Barcelona. Si. Cuando Barcelona dejó de darle la espalda al Mediterráneo y se abrió al Mare Nostrum. Claro que al llegar al rincón de mi alma que guarda estos recuerdos, junto a la etapa bohemia de los años 70 en Tuset, en la Plaza de Calvo Sotelo -Sandor- Nit y dia en Diagonal, Cafetín Musiquero o en El Caballito Blanco y sus primeras tablas de queso, me pregunto... ¿Cómo una ciudad tan cosmopolita, casi decadente, llego a consentir a una alcaldesa como la Colau con su insoportable verborrea?.

No me imagino a ninguna de aquellas atractivas jóvenes de Casa Tejada en el Turo Parc, que eran enfermeras en Vall de Hebrón, haciendo dicterios confusos para que la muchachada confundiera a una auxiliar de notaría con una notaria. O un liberado sindical con un enano de Blanca Nieves. Además, comprábamos lotería y buscábamos a un Cuasimodo del trece para pasarle el décimo navideño por la escoliosis...
Siempre lo supe. Dónde quiera que me encontrara. Aprendiendo, escuchando, observando, viviendo el día y la noche. ¿Era yoismo?. Pues que así sea. Era un mariñano en Madrid, Barcelona, Vitoria, Tenerife, Burgos... Pero siempre supe quien era. Médico humanista. Español de antecedentes judíos. Admirador de Picasso. Nostálgico del Románico Galaico. Hijo de la mar y el viento que sopla al norte del norte.

En Argüelles los estudiantes de A Mariña, nos sentíamos unos parias, al no ver la mar o tomar una taza de Ribeiro en aquellos bares, mientras echábamos la cuenta para el tiempo que nos quedaba para tomar un tren en la estación del Norte y regresar a la madre costa Cantábrica. En las casas blancas de la Costa Brava hacíamos comparaciones con las casas de piedra y tejados de pizarra con galerías hacía la mar de nuestras parroquias que limitan al norte con Inglaterra mar por medio. En Vitoria celebrábamos el Santiago por ser nombre del hospital dónde fuí Jefe de Servicio y Profesor de Salud Pública, pero cerraba los ojos y me veía en Sargadelos o en Porto Celeiro. ¡Uno es como es y sin propósito de enmienda!. En eso consiste la identidad irrenunciable.

Por esto y muchas cuestiones más disfruto y me emociona ver la Cibeles inmersa en un baño de multitudes que gritan...¡soy español!. No lo ocultan. No se sienten acomplejados por los profetas del mito. No les da vergüenza gritar que son. Y... es lo mismo que hacen con tanta normalidad los franceses, ingleses, alemanes, italianos y Norte Americanos. ¡Que no se me olvide!. He visto a unos jugadores campeones cumplimentar al S:M. el Rey de España. ¡Qué bien!. La Monarquía, dónde se profesa, es punto de encuentro entre tierras y gentes, es decir, símbolo de UNIDAD PATRIA.
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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