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El tiempo

El chico del niki rojo - miércoles, 10 de julio de 2024
A excepción del crítico período pandémico en el que no podíamos compartir el ascensor con otra persona, cuando te sueles encontrar con algún vecino, a quien no tienes nada en concreto que decir, salvo saludar como persona bien educada, lo habitual es hacer referencia al tiempo atmosférico.

Sobre ese asunto, desde hace unos años, las cadenas de televisión públicas y privadas dedican una buena parte de sus informativos, que son varios al día, a explicar la situación actual del tiempo atmosférico, así como las previsiones climatológicas para los próximos días. Incluso, en muchos programas de entretenimiento, ya sean matinales o vespertinos, una legión de supuestos meteorólogos, que parecen haber salido últimamente de debajo de las piedras, aprovechan para incluir sus informaciones. Parece como si existiera una consigna general con la finalidad de que se hable lo más posible del tiempo y no de otros temas de mayor enjundia.

Así, de manera habitual, a las noticias de la actualidad les sigue, de manera inexorable, una larga perorata acerca del tiempo que hizo ayer, el que ha hecho hoy y lo que se avecina para el resto de la semana. Todo ello, aderezado de una pléyade de imágenes multicolores que representan isobaras por doquier, vientos de fuerza equis, anticiclones varios, temperaturas máximas y mínimas, litros por metro cuadrado de lluvia, situación de la oportuna dana o el bautizo, conforme al santoral, de una nueva tormenta extrema o un reciente huracán de turno, junto con fotografías enviadas por personas de todas las regiones del país, repletas de cirros, cúmulos, nubes de evolución diurna, nieblas, amaneceres, montañas, valles, ríos, embalses o playas.

Por fortuna, los sistemas de predicción han mejorado notablemente y los datos suelen ser cada vez más fiables, lo cual resulta de utilidad para la ciudadanía en general y determinados sectores de la economía, como la agricultura, la hostelería y restauración o la actividad turística. No obstante, como nada es infalible, a veces el tiempo cambia de manera repentina y la situación se desmadra, como es el caso de las fuertes tormentas o granizadas y subsiguientes inundaciones.

De cualquier manera, la incidencia de la información meteorológica dentro de la programación televisiva me sigue pareciendo exagerada y cansina. La próxima vez que alguien quiera romper el hielo conmigo aludiendo al buen o mal tiempo que hace, le diré que ya casi no veo los telediarios para evitar tragarme toda una retahíla de datos técnicos, la mayoría de los cuales, en realidad, me importan un bledo.

Por otro lado, sigo sin comprender la razón de que, aunque de vez en cuando se informe de la situación en la mayoría de las ciudades europeas, nunca se comente acerca del tiempo que hace en Portugal, país con el que compartimos la denominada "piel de toro".

Parece como si allí nunca hiciera ni frío ni calor, jamás lloviera o hubiese sequía. A veces, se dice algo de las Azores, quizás porque aún exista (espero que no) algo de "morriña" del famoso y lamentable encuentro, con foto incluida, de aquellos cuatro líderes políticos, de los que prefiero no acordarme.
El chico del niki rojo
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Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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