El comercio se renueva constantemente y no da tiempo a escuchar los discos ni saber las andanzas de las nuevas formaciones, salvo quienes son sus incondicionales seguidores. Sucede en gran medida con los géneros más recientes (rock, pop, indie, reguetón, hip hop, electro-pop, punk rock, dance-hall...) y con otros que mezclan de
todo un poco, acabando por ser incalificables por su estilo, que no por el resultado de su trabajo.
Algunos vienen con fuerza y ni rondan la cuarentena: Yung Beef, Luzenzo, Beéle, Maikel Delacalle, Ayax y Prok, Baiuca, La M.O.D.A., Mastodonte, Funzo & Baby Loud, León Benavente, Ilegales, Cápsula, Veintiuno, Los estanques, Padro Pastor, Travis Birds, Ñu, Marta Soto, Belako, Adam Green o Laura Cox. Otros, todavía no alcanzaron o inician la treintena, como es el caso de nuestra ex triunfita Sabela, las jóvenes Fillas de Casandra o la popular Aitana, que está que no para.
Este fin de semana, como muestra basta ver cómo está el panorama en la geografía gallega. De norte a sur no cabe ya nada. El
Festival do Pasatempo en
Betanzos, con nada más y nada menos que otro ex-triunfito que va por delante,
David Bustamante; a su lado,
Paula Matthius, compositora y cantante que cada vez es más apreciada. En el centro,
Santiago; ahí se celebra el
Festival do Gozo, en el que el grupo colombiano
Bomba Estéreo subirá al escenario para hacer bailar al ritmo de cumbias, y la italiana
Angelina Mango encandilará con su pop eléctrico y la frescura de su cuerpo serrano. Al sur, en Portas, el
PortAmérica, vibrará con el rock alternativo de la banda
Shinova y los temas de muchos conocidos de nuestro gallego
Xoel López, todo un veterano.
Cual calas o margaritas, que algunas ya no son flor de un día, ésos y otro largo etcétera de nombres y formaciones que van surgiendo, conviven con otras algo desarticuladas o desmembradas. Renovación o acomodación son fenómenos que afectan a todos de algún modo.
La música clásica, la considerada de élites, avanza a otro paso. Por lo general, apuesta por melodías que bastantes "académicos" -¡gente rara!- conocen de antemano. Varían los montajes, decorados y escenificaciones, directores de batuta y otros particulares, pero su público sabe a qué atenerse, al menos de momento, y más si está formado.
Con todo, la música -o el show que aporten con la misma o a través de ella- tiene valor en sí, como también si se ve en ese amplio espectro. Los aspectos sociológicos entorno a estos artistas y espectáculos merecen ser estudiados y tenidos en cuenta porque todo -o casi todo- lo que hacen tiene interés, guste más o menos.
No obstante, sabemos que es el paso del tiempo quien mejor juzga la cultura y la música de una época. Nosotros ahora solo somos como espectadores de la primera fila de butacas, tan preocupados por la expectación que despierta lo que acontece en las tablas, como por el dolorido cuello torturado de tanto levantar la cabeza, para no perder ripio de nada, detrás de una traicionera calva que nos ha tocado delante por bicoca.
Lo que sí ambicionamos todos es amortizar o rentabilizar el coste de una entrada y que haya un mínimo de calidad, para quedar satisfechos y volver al cabo de un tiempo a recalar en igual o parecido espacio, sea en elegante auditorio cerrado, mirando al mar en los arenales de una playa o a la intemperie sobre el suelo, aunque éste sea duro como una roca.
Dicen que crisis y dificultades activan el ingenio, pero la creatividad y la productividad no dependen solo de eso. De igual modo, se repite constantemente que originalidad y crisis van unidas y que son caldo de cultivo para generar nuevos cambios y propuestas. Algo hay de cierto en todo ello. Se nota, como estamos percibiendo, en el notorio aumento de múltiples actividades culturales de personas anónimas o espontáneas, de todas partes y edades.
Sin embargo, sin esfuerzo y sin poner empeño, les aguarda breve recorrido. Tendrán que poner de su parte, sabedores de que dedicar esfuerzo está poco valorado y sumar fuerzas al empeño es complicado en medio del reguero de "síndromes" de nueva aparición, algunos reales, que se están dando. Esta situación, que se palpa por igual en el panorama musical y cultural, va camino de convertirse en un problema de difícil remedio o solución, tanto tener sano y en orden el cerebro, como mantenerse en el calendario.
Encantados de que el panorama musical, en sus variados ámbitos, siga emergiendo con sugerencias y renovadas ideas. Que no decaiga por falta de motivación, medios... ni de una buena y necesaria cantidad de monedas.
Pilar Alén, Profesora de la USC
