Un largo camino
El chico del niki rojo - miércoles, 03 de julio de 2024
El pasado 8 de marzo, volvió a celebrarse el Día Internacional de la Mujer. En esa misma fecha del año 1875, cientos de mujeres de una fábrica textil de Nueva York realizaron una protesta y se manifestaron en contra de la desigualdad salarial con respecto a sus compañeros de trabajo. Aquello originó una brutal represión policial que produjo la muerte de 120 de ellas.
Movido por mi insaciable curiosidad, me acerqué a la sede del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) para asistir a las III Jornadas sobre Sociología del Género, organizadas por dicha institución. Entre otras muchas valiosas e interesantes informaciones expuestas por un elenco de ponentes muy cualificadas, se realizó una detallada presentación del Estudio "Percepciones sobre la igualdad entre hombres y mujeres y estereotipos de género".
Llamaron mucho mi atención algunos datos. Uno de ellos fue la comparación con la situación percibida en relación con la que existía hace 10 años. Por ejemplo, aunque sigue habiendo una desigualdad de género, un 74,4% de los hombres consideran que ha habido una mayor reducción de las diferencias en el citado período. La inmensa mayoría de hombres y mujeres (96%) opinan que la igualdad contribuye a hacer una sociedad más justa. Sin embargo, cuando se les preguntó si el hecho de haber llegado tan lejos en este asunto estaba discriminando a los hombres, el 44,1% de éstos manifestó en el referido estudio que estaba muy o bastante de acuerdo con ello. También el 32,5% de las mujeres.
Asimismo, me sorprendió conocer que el grupo poblacional de edad comprendido entre los 16 y los 24 años, constituido por los más jóvenes de toda la población del estudio, es el que, en mayor medida, considera que se ha llegado demasiado lejos en materia de promoción de la igualdad, siendo los varones (52%) quienes más expresan dicha discriminación.
Durante el transcurso de las ponencias, se recordó que la ONU ya alertó en su momento de que, al ritmo actual, se necesitarán unos 300 años para alcanzar la plena igualdad entre mujeres y hombres en el planeta, y, al menos, 40 años para conseguir una representación equitativa en los parlamentos nacionales.
En el primer caso, se trata de mucho tiempo, un largo camino, también difícil y complicado. Si pudiéramos viajar a la velocidad de la luz, ese primer objetivo estaría relativamente cerca, pues la distancia sería de sólo 31.536 kilómetros. Para atisbar ese horizonte, no nos bastaría con unos prismáticos. Necesitaríamos un buen telescopio.
Los no iniciados en el manejo de tal aparato mirarían por el ocular sin poder ver nada, y, entonces, se desanimarían. Sin embargo, un atento vendedor les aconsejaría quitar la tapa de protección del objetivo. Aun así, no todas las personas poseen la misma agudeza visual. Las hay con visión similar a la de un águila y las que, como yo mismo, padecemos un buen número de dioptrías en cada ojo. Por ello, para poder ver las cosas con mayor claridad, a la mayoría de la gente le hará falta mover la rueda del enfoque para ser capaces de visibilizar, de forma correcta, la imagen deseada.
A mí me parece que esa percepción juvenil a la que me refería podría estar justificada por una errónea gestión de determinados aspectos de este asunto por parte del anterior equipo del Ministerio de Igualdad. Se me ocurre que, tal vez, no realizaron con la debida lentitud y presteza la regulación del ocular del telescopio, y, en su empeño de aumentar la velocidad de observación del universo, les falló un adecuado enfoque, pues es sabido que se requiere una cierta práctica previa para ver, con claridad, los cráteres de la Luna o los anillos de Saturno.
Estaremos de acuerdo en que 300 años, a nuestra verdadera velocidad de crucero, es demasiado tiempo. Pero si dispusiéramos de un adecuado telescopio, correctamente calibrado para observar las cosas en su justa medida (acción política) y de unos observadores (población española en su conjunto) correctamente entrenados en el manejo del aparato, estoy convencido de que esa larga distancia, el camino que aún falta por recorrer, podría estar mucho más cerca tanto en el espacio como en el tiempo.

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