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Un plus de «hospitalitas», «gracia»... y saber en Santiago

Alén, Pilar - lunes, 24 de junio de 2024
No han pasado muchos años cuando esto ha sucedido: poco más de un lustro y desde entonces el panorama mucho ha cambiado.
Era una tarde de frío invierno, con poca luz pese a que el día había sido soleado. Supe que habría una visita por el monasterio de S. Martín Pinario, cuyo patrón es S. Martín o S. Martiño, de Tours, de Braga o de Orense, según quieran mentarlo pues en todas partes es santo popular y preciado.
Un plus de «hospitalitas», «gracia»... y saber en SantiagoNos recibió una guía, joven, inquieta, pero con tablas de sobrado. Una hora o más duró la visita y se nos esfumó de contado. Hubiese deseado comenzarla de nuevo. Mucho da de sí tan inmenso y bello edificio, pero no menos grato y ameno fue escuchar a aquella elocuente experta, cuyo nombre reveló desde el inicio, pero es dato que me reservo.
Habló de historia y de arte, de santos y santas, de retablos a «lo Bernini» y de una puerta-retablo plegable (ahora veo que lo llaman en la prensa 'retablo móvil': (https://www.cope.es/emisoras/galicia/a-coruna-provincia/santiago/noticias/las-edades-del-hombre-santiago-una-coleccion-cromos-historia-hospitalidad-20240619_3359780#google_vignette), que se abre a un claustro: buen invento de los frailes que por allí procesionaban. No pasó por alto los vínculos con la realeza, en particular, desde los reyes Isabel y Fernando, y también con la Congregación de Valladolid, pese a que dos obispos gallegos flanquean la entrada de la iglesia: S. Pedro de Mezonzo y S. Rosendo Salvado.
¡Con qué pompa habrá sonado en este recinto el imponente órgano! Con seguridad se cuidaría todo acto comunitario pues, aunque es lugar de magnánima riqueza, convida a la pequeñez de un sencillo rezo y al cántico. Bajo el instrumento, otra joya inigualable: la sillería del coro de los monjes, donde cada episodio de la vida del mártir está artísticamente tallado.
Lo que quizás no sepan es que el «abad mitrado» del monasterio antaño fue «forero» del peregrino Francisco. Un texto del s. XVI, repetido en el s. XVII, y un cuadro del XIX dan alguna idea de lo que nos llegó por tradición desde el medievo.
El documento relata cómo Francisco de Asís, en su viaje/peregrinación a Compostela, logró permiso para alzar un convento en terreno de los benedictinos, tras acordar darles unos peces de los que había entre los ríos donde se hallaban aquellas tierras cercanas: el «Val de Deus». De ahí la inusual iconografía de S. Francisco, con báculo de peregrino en la mano derecha y en la otra un cestillo con el agasajo: imagen que no hallarán en ningún otro sitio salvo en lo alto de un retablo de este monasterio.
La crónica también da cuenta de las ricas vestimentas, los entonados cantos, el tañido de campanas, chirimías y demás parafernalia que se hacía cada 11 de noviembre para escenificar tan peculiar acuerdo. Entre ritos, velas, hachas, fuegos de artificio y mucho regocijo, se procesionaba con S. Francisco hasta juntarlo con S. Benito, arropados por las congregaciones religiosas, autoridades y todos los que se unían a la comitiva. Algo muy típico del s. XVIII, momento de fervor esplendoroso. Sorprende que, mientras tanto, se cantasen varios «villancicos», pues de ellos en Santiago no hay rastro alguno, como sí acontece, por ejemplo, en el archivo orensano.
¡Quién pudiera conocer tales obras!, pero hasta nosotros no han llegado. Solo se conservan, que se sepa, algunos cantorales en Antealtares, aunque quien sabe si algún día su actual bibliotecaria nos da una sorpresa anunciando algún otro feliz hallazgo (https://www.elcorreogallego.es/santiago/2024/06/21/guardiana-biblioteca-franciscana-halla-cuatro-104069903.html.
Un plus de «hospitalitas», «gracia»... y saber en SantiagoEsos libros son copias del s. XIX y su principal riqueza reside en las escenas miniadas. En una aparecen ocho salmistas benedictinos delante de un gran facistol, cantando bajo la mirada en gloriosa apoteosis de su fundador -S. Benito, con la Regla en mano- y, en medio, otros monjes situados en el antiguo coro de la iglesia del Pinario. Con precisión se puede ver que se realizaron entre 1818 y 1839.
El monasterio, además de múltiples estancias con variadas actividades que llevan décadas funcionando, como «espacio cultural» se ha dinamizado, abriendo sus puertas para visitas guiadas a lo largo del día, e incluso nocturnas (con conciertos incluidos, a cargo de entusiastas y talentosos intérpretes), aunque, si prefieren, pueden hacerlas en solitario.
Desde mediados de junio, para mayor gloria de tan grandioso monumento, sus estancias de más arte se han llenado. No de dejen de venir a su encuentro: es la sede principal de la XXVII Exposición de 'Las Edades del Hombre', que en este 2024 comparte protagonismo con Villafranca del Bierzo y la Cripta de la catedral de Santiago (https://hospitalitas2024.com/).
Vuelvo a la singular guía que al inicio he citado. Ya di algunas pinceladas sobre ella, por lo que no quiero concluir sin ponderar el saber y la atención de sus ‘jefes’ y colegas. Estos últimos, treintañeros, se ponen al día de lo publicado para ofrecer con hondura y soltura los últimos estudios realizados: ¡bravo por todos ellos! Para la nueva han vuelto a ensanchar su conocimiento para darlo de contado.
¡Buen equipo y gran familia hacen!, aunque conste que pasan mucho frío, especialmente en invierno, pese al calor de los aplausos.

Pilar Alén, Profesora de la USC
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