El desfile central del Arde Lucus visto desde la Muralla
Termina otro Arde Lucus y es el momento de las valoraciones, en las que no soy objetivo (bueno, nadie lo es) así que les hablaré de cómo lo vi yo.
Las predicciones de mal tiempo no ayudaron a que la gente viniese a Lugo y me consta que hubo anulaciones de reservas por las amenazas de lluvia. Sin embargo la cosa no fue así y salvo chubascos ocasionales (un poquito más intensos a ratos el domingo) el clima se comportó bien y respetó los principales eventos de la fiesta, lo que animó a los lucenses y a las personas de las cercanías a venirse al centro y disfrutar de la fiesta.
En el desfile principal, el del sábado, mi percepción es que hubo más gente que nunca. Estaba lleno hasta la bandera, salvo el tramo entre la puerta de Montevideo y la Miñá, que como es el final del trayecto no suele haber casi nadie. El resto, petado. Gente en varias filas en prácticamente todo el recorrido y en la Mosquera y San Pedro abarrotado.
Sin embargo sí tuve la impresión de que hubo menos gente por la calle durante el resto de las fiestas. No había las aglomeraciones de otras ocasiones en las horas en que anduvimos por ahí, aunque esto tiene también su lado positivo: se andaba mejor. Tampoco se llenó el circo como en otras ocasiones pero sí me pareció ver más gente en varios eventos, como en la actuación de nuestro Senado.
El Ayuntamiento ha cifrado los asistentes en 200.000, muy lejos del disparate absurdo que otros años ofrecían hablando de 600.000 visitantes, lo es materialmente imposible y además una bobada. Incluso la cifra de 200.000 habría que ver a qué se refiere: si cuenta a los propios lucenses y contabiliza tres veces a una misma persona que va a tres eventos, entonces sí, puede ser cierta, pero es un dato irrelevante porque no nos dice nada. Tampoco creo que sea fácil dar un número, por lo que yo intentaría evitar hacerlo para no caer en el ridículo.
Nuestra fiesta guarda un equilibro más que razonable entre la recreación y la diversión. Pongo de ejemplo a mis compañeros, al Senado, en que participamos en los actos de recreación como puedan ser la fundación de la ciudad u otros eventos, pero también llevamos a cabo una divertida sesión que no tiene nada de histórica pero que divierte y engancha al público. No escucharán ustedes los debates de Cicerón, Catilina o Catón el Viejo, pero sí juicios a vestales por hacer un concurso de misses o referencias a la anunciada subida de impuestos del Ayuntamiento de Lugo y el retraso en la apertura del Auditorio.
El Arde Lucus ha cumplido todos sus objetivos como fiesta. En poco más de 20 años se ha convertido en una referencia en Galicia y ha obtenido los reconocimientos de interés turístico autonómico, nacional e internacional, subiendo como la espuma en un tiempo récord.
Ahora quizá sea el momento de parar, sentarse, respirar y reflexionar. ¿Debe tender a crecer... o a mejorar? Personalmente opino que lo segundo. Es tiempo de pensar un poco en el futuro de la fiesta y hacia dónde queremos que vaya.
Entre todos hemos logrado evitar que se convierta en el macro botellón que son otras citas supuestamente históricas y, aunque sí es cierto que la parte festiva genera ruidos y algunos beben y se pasan de la raya (como en cualquier cita y aglomeración), se controla con razonable éxito evitando esa decadencia.
Pero hay que ir más allá. Mejorar los campamentos, las vestimentas, las decoraciones y los eventos. Aumentar la calidad supone normalmente una mayor inversión, y es difícil cuando el Ayuntamiento ha reducido el presupuesto del Arde Lucus prácticamente en un tercio, pero hay que intentarlo porque mucha de la estructura ya está hecha y es más que aprovechable.
No hay que irse muy lejos. Hay campamentos que unen diversión con recreación e información al público y son un buen ejemplo de la orientación que, creo yo, debería tener el Arde Lucus. Ese es el camino y tal vez deberíamos contar más con la colaboración de la universidad, historiadores y demás que, si bien ya han colaborado, podrían tener un papel más relevante.
En todo caso, la de este año ha sido una fiesta magnífica y no puedo terminar sin agradecer a mis compañeros del Senatus Lucus Augusti su siempre constante compañerismo, amistad, diversión y lealtad absoluta. Es un orgullo estar entre vosotros.
¡Larga vida al Senatus Lucus Augusti!
¡Viva el Arde Lucus!
¡Viva Lucus Augusti!
¡¡Viva Lugo!!