Tontos Club (6)
Timiraos, Ricardo - miércoles, 12 de junio de 2024
Me llama por teléfono mi amigo Emilio y me dice: Hola, Ricardo, no sabía que estuviese enfermo, pero los años pasan para todos. Te lo digo porque estuve leyendo tus artículos de TONTOS CLUB y creo que de tanto pensar también se te secó el cerebro. Resulta que a tus hijos, yerno, nuera y nietos les cambias de nombre con una facilidad pasmosa. Veamos: Maika y tu tenéis dos hijos: Isabel y Antonio, que han traducido en Elizabeth y Antony y están casados con Roberto (Robert) y Melania (Melany). Los primeros tienen un hijo llamado Kevin Cosner de Jesús y los segundos una niña que se llama Carolina (Carolayne). Así los llevo conociendo desde siempre, pero tú, mi querido Timi, les cambias el nombre de cada cuarto de hora y montas unos pifostios que no se arreglan ni con tres en uno. ¿Demencia senil? ¿Principio de Alzheimer? No sé, pero me preocupa.
No, respondo yo, son despistes del animal. Ya sabes que siempre tuve una olla con la espita abierta y se escapa el humo, pero con amigos como tú rápidamente recojo velas. Gracias. Y siento, queridos lectores, haberos complicado la vida, pero entenderéis también que con esos tesoros que tengo como hijos necesito desfogarme contándoos sus cuitas, y siendo cierto todo lo que dice Emilio, hay veces que me entra tal desazón que ya mezclo todo como en un coctelera. Aclarado el entuerto, sigo:
Mientras Eli regresa para poner en marcha su restaurante, el "Vacas Jet set", y Antony se cita con sus colegas los iluminados del partido, Maika y yo aprovechamos para irnos al pueblo a disfrutar unos días: La llegada para ambos consistió en darle un meneo a la casa que duró tres días: revoltijos, ropa sucia, limpieza a fondo, platos y más menaje del hogar... En fin, lo habitual en nuestros hijos. A mi me tocó, que si aspirador, que si barrer y retocar con pintura... Debajo de la cama una monda de plátano, en la nevera un olor a guarros que no necesitaría ambientador el "Vacas jet set". Lo digo por el realismo que le quiere imprimir al negocio mi ilustre Eli.
Cuando ya estábamos a punto de regresar, salimos, ya anocheciendo, a dar una vuelta por el pueblo para recordar nuestra juventud. Ya no conocemos a casi nadie, pero mira por donde aparece Pepita la Amargá. De joven no teníamos trato, porque siempre estaba haciendo honor al mote, pero ahora, después de tanto tiempo, pudiera ser que hubiese aflojado, así que le dijimos hola. Su respuesta no se hizo esperar: "Hola, también volvéis vosotros". "Tendrían que prohibir volver a la gente que se va de su pueblo y también a los turistas que no gastan dinero". "Y cobrarles bien". Mi respuesta no se hizo esperar. A mí, que todavía no me achanto fácilmente, se me ocurrió preguntarle: "¿Eres feliz? Porque mira, el veneno no es bueno para la salud". "Pero es que además, tú no has nacido aquí, te trajeron de pequeña y desde entonces vives en este pueblo aportando recetas de mala hostia y ese se pozo de amargura que habla de tu bondad y amor al prójimo"; "ser ve que tenías que justificar porque te llaman la Amargá". "Nadie tiene culpar a los demás de los fracasos propios; quizás, si hubieses viajado, comprenderías que hay otros pueblos donde, si pusieras algo de tu parte, pudieras ser feliz". "Por ejemplo, podías irte a la Mierda, que es un pueblo ideal para la gente amargada que siempre está tocando los cojones a los demás".
Ni decir tiene que se quedó sin posibilidad de réplica porque nos marchamos rápidamente. Maika me recriminó mi grosería, pero le contesté que estoy bastante cansado de que la gente sea tan grosera conmigo. ¿Por qué no puedo volver a mi pueblo? ¿por una estúpida? ¿por que haya gente tan insufrible? ¡Qué hagan gárgaras con su mala leche!
Cuando llegamos a la Plaza Mayor, entramos en una cafetería y saludamos a unas señoras que estaban sentadas en la otra esquina. Fue un saludo frio con un hola desganado porque las conoces, pero que apenas has hablado con ellas a lo largo de tu vida.
Le digo a Maika: Mira, allí está "Mamá tonteo". El otro día vi en Facebook que había hecho dos carreras. Maika, sonriendo, me contesta: en las medias de las piernas quizás haya hecho más de dos, yo sólo la recuerdo trabajando de dependienta de una mercería y allí estuvo hasta que cerró. Creo que se jubiló de aquella. Sí que pudo estudiar una carrera, pero antes hay que prepararse para poder afrontarla. Dudo muchísimo que sea el caso. Ella y su hermana, que también sigue soltera, siempre que hablaba de los hombres, decían: "alguno ha de caer". Pienso que las carreras del Facebook y los currículos son tan estúpidos como sus dueños cuando abren la boca o escriben. El papel es lo que tiene, que lo aguanta todo, hasta mis tonterías. Y hablando de carreras, másteres y otras novedosas universidades, dice un poeta amigo mío: "Conozco idiotas doctores en Filosofía y Letras".
Miren, señores, había en nuestro pueblo un juez que no podía ser más cretino: le prohibía su padre pasar por donde estaba él con otra panda de idiotas. Lo entendí con el tiempo: el pobre padre podría contagiarse si hablaba con los cretinos amigos de su hijo. ¡Y yo que pensaba que se avergonzaba de él porque alternaba con "la flor y nata de la ciudad"! De ahí que la gente le llamase ahora "Flor y nata".
Otro caso es el del "Pobre Alfre". Todo el mundo lo conoce como si "Pobre" fuese su nombre y "Alfre" el apellido: "Pobre Alfre". En realidad, simplemente se llama Alfredo. Sus padres, profesores los dos, le inculcaron que siempre tenía que ser número "guan" en todo. Notas, pulcritud, orden, rectitud, posicionamiento, doble grado, matriculas, másteres, idiomas y un largo etcétera. Nunca descansa porque dormir es "tiempo perdido"; ni se divierte porque "ya habrá tiempo"; ni juega a ningún deporte "porque eso es una pérdida de tiempo y una tontería"; ni se permite un receso para echarse novia "porque con cuarenta tacos todavía es joven". El pobre chaval, por ser dócil, sumiso, buen chico... Es un crac con seis carreras, avaro del conocimiento. Sus papás, orgullosísimos ellos, se tiran horas y horas dándole el coñazo a los conocidos con el múltiple y extensísimo curriculum de su estrella. Cuentan, sin pudor alguno, que le están montando un estudio al "Pobre Alfre" con piano, útiles de pintura, escultura, cerámica... para dar rienda suelta al espíritu creativo de su "Joya". En fin, ya es "El Pobre Alfre" Miguel Ángel Rafael de la Santa Vanidad. Sus papás, los muy bobones, que no borbones, que eso daría para otro capítulo, tan obsesionados en que su hijo fuese un "león" y estudiara mucho, sólo se olvidaron de que el chaval era un muchacho como otro cualquiera, que tenía que vivir su vida sin que ellos le programaran ninguna labor, que necesitaba saber equivocarse y aprender a fracasar, que le vendría bien convivir, compartir, echarse novia, novio, o fuese célibe a su libre elección, divertirse y adaptarse a su realidad. El pobre, cuando sale a la calle, parece un zombi y comienza a darse cuenta de que necesita la ayuda de un psicólogo. Con lo bien que se podía fusionar "El Pobre Alfe" con mis "ilustres", que por no saber, no saben que son idiotas.
Montando ya el maletero para el regreso, como si no hubiese gozado de mi ración de gilipollas, se me acerca Fantasías. "Fantasías" es un tipo de mi pueblo que emigró a Barelona a la vez que yo a Madrid y toda la vida tuvo fama de fantasma. Hacía al menos diez años que no había visto. Lo primero que me dice, sacando una tarjeta de una chaqueta bastante raída, ahí tienes mi dirección:
"Logística Integral" S.L.B. debajo: Rafael López Díaz. Debajo: Director General... y siguen las consabidas señas.
Hombre, ya veo que te va muy bien por Barcelona. Nada menos que director general. Bueno, es lo que hay, yo no quería, pero como soy el socio capitalista, me eligieron a mi para llevar la empresa. Mañana voy a Londres a solucionar unos problemas y de allí a Berlín. Siempre así.
Para zafarme, le digo: me tienes que perdonar, pero marchamos ya. Ya te llamaré cuando vaya a Barcelona. No te olvides ¿eh? Me contesta.
Arranco con Maika preguntándome: ¿qué te pasa? ¿también tienes imán para los fantasmas? Ayer mismo lo vi de lejos y estaba Marta hablando conmigo y me contó algo del "Fantasías". Resulta que vino a vender la casita que les habían dejado sus padres a los cuatro hermanos. Total que le tocó cuarto y mitad. Casi nada. Es verdad que está en Barcelona, pero lo de la empresa esa es una fantasía más. En realidad parece ser que trabaja de carretillero, que son los que hacen la logística a las empresas, pero de director general que te acaba de contar es otra mentira de las suyas de toda la vida. Resulta que, como no es nadie importante y tiene infulas, encarga en una imprenta unas tarjetas inventadas y las reparte igual que los Reyes Magos caramelos. Parce que que cuenta viajes y los describe con detalles porque ve "Españoles por el Mundo". Una vez le contó a Pepe del Puerto que había estado en Singapur y resulta que, por casualidad, por aquellas fechas fue su hermana a Barcelona y estaba en hospital reponiéndose de un accidente. Tú sabes como las contaba de joven y como se montaba unos banquetes imaginarios para esconder el hambre que pasaba. Por ejemplo. Recuerdo... y Maika se puso a refrescarme sus trolas.
Y continuamos viaje intentando recuperarme de mis cansancios. Me dice Maika: "Tantos tontos no nos caben en nuestra casa".

Timiraos, Ricardo