"De ahí que no podrían salvarse aquéllos que, sabiendo que Cristo (Dios) fundó su Iglesia como necesaria para la salvación, sin embargo no hubieran querido entrar a ella o hubieran escogido separarse de la misma. (cf. Catecismo de la Iglesia Católica #846).
Aclaremos un pouco máis:
Para todos aquéllos que rechazan la doctrina de Cristo, que evaden la pertenencia a la Iglesia, o que se separan formalmente o informalmente de ella, que es el instrumento de salvación que Dios mismo nos ha dejado, y esto lo hacen con pleno conocimiento y con pleno consentimiento, ponen en grave peligro su salvación eterna.
"Pero existe la posibilidad de salvación para muchas personas fuera de la Iglesia de Cristo. Por ejemplo, aquéllos que vivieron antes de Cristo y que no formaron parte del pueblo de Israel, que era la prefiguración de la Iglesia en el Antiguo Testamento. Igualmente también tenían y tienen posibilidad de salvación los que no conocieron o no conocen de Cristo y de su Iglesia. ¿Qué decir, por ejemplo de los aborígenes de América que vivieron antes de la evangelización?
"Y ¿qué sucede con las personas que pertenecen a otras religiones? Un documento emitido por la Iglesia Católica sobre este tema, la Declaración "Dominus Iesus" (2000), dice al respecto:
"Ante todo debe ser firmemente creído que la 'Iglesia peregrinante es necesaria para la salvación, pues Cristo es el único Mediador y el camino de salvación presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia' (Vat.II, LG #14). Esta doctrina no se contrapone a la voluntad salvífica universal de Dios; por tanto, 'es necesario mantener unidas estas dos verdades, o sea, la posibilidad real de la salvación en Cristo para todos los hombres y la necesidad de la Iglesia en orden a esta misma salvación' (RM #9)".
"Para aquéllos que no son formal y visiblemente miembros de la Iglesia, 'la salvación de Cristo es accesible en virtud de la gracia, que, aun teniendo una misteriosa relación con la Iglesia, no les introduce formalmente en ella, sino que los ilumina de manera adecuada en su situación interior y ambiental. Esta gracia proviene de Cristo; es fruto de su sacrifico y es comunicada por el Espíritu Santo' (RM # 10)."
"Sobre el modo en que la gracia salvífica de Dios llega a los individuos no cristianos, el Concilio Vaticano II se limitó a afirmar que Dios la dona 'por caminos que El Sabe' (Vat. II, Ad gentes #7)". La teología está tratando de profundizar este argumento. Sin embargo, queda claro que sería contrario a la fe católica considerar que la Iglesia Católica sería un camino más de salvación que vendría a ser complementado por otras religiones".
"En relación a la existencia de numerosos elementos de santificación y de verdad fuera de la estructura visible de la Iglesia Católica, es necesario afirmar que la eficacia de esos elementos de verdad, de bondad y de santificación que existen fuera de la Iglesia "deriva de la misma plenitud de gracia y verdad que fue confiada a la Iglesia Católica (Vat. II, Unitatis et redintegratio # 3)".
"El Espíritu Santo, que es el Espíritu de Cristo enviado por el Padre, actúa en modo salvífico tanto en los cristianos como en los no-cristianos y lo hace de manera misteriosa. Pero sabemos que todo aquél que se salva, se salva por los méritos y por la gracia de Cristo, no por sus propios medios, ya que la voluntad de Dios de que todos los hombres se salven, se nos ofrece y de hecho se cumple, por la encarnación de Dios en la persona de Jesucristo y por los méritos de su pasión, muerte y resurrección.
"No significa todo esto que los que pertenecemos a la Iglesia Católica estemos automáticamente salvados por el hecho de pertenecer a ella. Es necesaria nuestra cooperación a las gracias que nos vienen de Cristo a través de su Iglesia.
"Tampoco significa todo esto que porque algunos puedan salvarse fuera de la Iglesia de Cristo, los católicos estemos excusados de cumplir el mandato de Jesucristo de evangelizar, pues todos los seres humanos, pertenecientes o no a otras religiones, están llamados a formar parte de la Iglesia Católica, instrumento de salvación universal que el mismo Cristo nos dejó".
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Por favor, reléase todo isto, este espigoteo de diversas colleitas, para entendelo ben, ata sabelo de memoria. Medítese, e de ter dúbidas, consulten con un sacerdote que lles mereza confianza. ¡Pola miña parte, queridos irmáns, queridos lectores, grazas por desculpar as miñas limitacións!
Xa o teño dito mil veces, pero coido que non está de máis esta reflexión: Teño para min que os fillos de Adán e de Eva foron xerados despois do seu pecado, pois, se o fosen antes, a súa alma, conxénita cos seus xenes, tería arraigado no útero da Eva nun estado inmaculado. (A única excepción foi a Virxe María, pero iso foi porque así o esixía a concepción divina do Fillo de Deus, de Xesús).
Na concepción, nese encontro dos xenes, van unidos, están unidos, a materia e mailo espírito, así que fai falta ser moi asnal para non admitir, para non recoñecer, que os abortos provocados son..., ¡crimes! ¡Invisibles para o ollo humano, pero non para as conciencias católicas!
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VOLVO A ESPIGAR EN MATEO
Isto de espigar, de apañar as espigas salteadas, venme da infancia, daquelas miserias do meu Montecubeiro; ¡eran poucas, pero..., de trigo!

Nós, como crentes, sabemos que o Espírito está detrás destes traballos (os Evanxeos) de tan decidida e decisiva importancia para mante-la vida cristiá da comunidade. ¡Son inspirados, así que, non o esquezamos, nin o discutamos!
Espigando:
Mt 4, 17: "Desde aquela empezou Xesús a predicar, dicindo: -Arrepentídevos, que xa está aquí o Reino de Deus".
¿Así que a primeira de todas é arrepentirse? ¡Lóxico! Pois nesas estou, querido Mestre; así que, voume poñer o traxe novo, o das festas de gardar, e coa mesma..., a ver que Evanxeo nos predican hoxe! Se aprendo a lección, a obriga seguinte, a inmediata, será transmitir a Boa Nova, non si?

Dicía a miña paisana Enriqueta Otero Blanco, ¡Comunista verdadeira, quere dicirse, amiga do común!, que, "É moito o que temos recibido, así que a nosa obriga é conservalo, perfeccionalo, e..., transmitilo!". Se isto opinaba referíndose ao meramente cultural, agora, que estará no Ceo, -mal que lle pese ao entón Cura de Miranda, pois o día do seu enterro deixou a igrexa aberta..., ¡por se acaso alguén quería rezar!, pero el ausentouse-, con ou sen purgatorio pero no Ceo, seguro que opina comigo: ¡Moito lle debemos ao Mestre; cumpride, pois, o seu mandato: Transmitide o seu legado!
...Gómez Vilabella, Xosé M.