Becarios Senior
El chico del niki rojo - miércoles, 22 de mayo de 2024
Aunque no soy demasiado aficionado a las citas, y aún menos a las bíblicas, traigo hoy a colación, por su pertinencia, una del Libro de los Proverbios: "La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la honra de los ancianos, sus canas".
Y es que la otra tarde, en uno de los múltiples canales de mi televisión de pago, volví a ver la película "El becario", con una estupenda interpretación de Robert de Niro, sobre la posible aportación a la vida laboral de personas que, una vez jubiladas, siguen echando de menos trabajar en una empresa.
Recomiendo en particular este film tanto a los jóvenes emprendedores o no como a aquellos mayores, mujeres y hombres, que están aburridos de tanto viaje turístico con el IMSERSO; de las interminables jornadas en el centro social; las partidas de petanca, ajedrez, dominó o mus en los parques públicos; las labores de punto, a pesar de que la vista ya no da mucho de sí; las agotadoras visitas de hijos y nietos, y muchas otras actividades de ocio; así como las consabidas consultas, análisis y pruebas médicas ineludibles, derivadas de los achaques de la edad.
Me consta que hay muchos casos de señoras y señores que, prejubilados o no, estarían dispuestos a colaborar prestando de manera gratuita y altruista sus conocimientos y experiencia a los más jóvenes. El saber, las canas y la fuerza, el vigor y el ímpetu juvenil, pueden resultar en una combinación arrolladora, con efectos sinérgicos insospechados, que se lleve por delante cualquier dificultad e impedimento. La iniciativa imparable, las ganas sin término, junto a la reflexión, la calma y la discreción, son ingredientes de una fórmula magistral que puede conducir al éxito en la persecución de las más complicadas metas.
Sin entrar a valorar algunas circunstancias de esa película (como es el caso de ciertos "gags" y su desenlace poco creíble), me quedo con la importancia del mensaje que transmite. El pack integrado por juventud y veteranía no sólo es capaz de funcionar en el ámbito del trabajo, por muy vanguardista que sea una empresa, cuando media un mínimo de confianza recíproca, sino que puede significar un estímulo también para la realización personal por ambas partes, a pesar de las aparentes dificultades relacionales y las barreras físicas y mentales que se derivan de una gran diferencia de edad.
Me atrevo a recordar que no sólo los mayores padecen las duras consecuencias de una existencia en plena soledad. Hoy en día, es ya un tópico que multitud de jóvenes se sienten solos, a pesar de la proliferación de tanta red social y espíritu de fiesta. No obstante, mucho me temo que no están para escuchar monsergas de la gente mayor, porque, en ocasiones, ni siquiera se detienen a escuchar a sus propios padres.
Yo fui un adolescente al que le gustaban las batallitas de abuelos, las vivencias de lobos solitarios fracasados o triunfadores y las tristezas de viejas viudas. Sin embargo, ahora que vivimos plenamente en la sociedad de la información, que nos desborda por todas partes, parecerá extraño que manifieste que echo de menos aquellas conversaciones en las que aprendí tantas y tantas cosas, y me percaté de que lo que le sucedió un día a una persona también le podría ocurrir a uno mismo.
En ese caso, si se actuó sabiamente, será bueno tomar buena nota. Y si se equivocaron y la fastidiaron, pues también; así como si le dejó la novia por otro; o si le tocó la lotería y se gastó todo el dinero en tonterías y se arruinó; o si trabajó duro, ahorró y fue capaz de comprarse tres pisos ganando un pequeño sueldo; o si pudo alimentar y educar a cinco hijos con un marido fallecido de manera súbita y a temprana edad. Todo eso me pareció muy aprovechable.
En definitiva, fui y sigo siendo un alumno de la Universidad de la Vida estudiando una carrera para la que no hace falta matricularse. Son numerosas las asignaturas cursadas ya por tanta gente y que también le va a tocar estudiar a uno. Más vale dejarse aconsejar, para que resulte más fácil ir aprobando cada curso.

El chico del niki rojo