La fotografía de Mohamed Salem que ha ganado el World Press Photo 2024 es la fijación de un acto ritual ancestral tras la muerte de un ser querido: llorar sobre su cuerpo exangüe.

En este caso, una mujer abraza el cadaver amortajado de una niña, muerta en un bombardeo de la guerra de Gaza. Es Inas Abu Maamar, de 36 años, sollozando mientras se aferra al organismo extinto de su sobrina Saly.
Este rito ha sido fijado por la iconografía del arte cristiano en multitud de ocasiones con la escena del Llanto de la Virgen sobre Cristo muerto, el denominado Planctus. Reproducido por la pintura y divulgado mediante millones de grabados se convirtió en el paradigma sublimado de este drama, porque aquellas lágrimas de María forman parte del relato de la redención del género humano y de su salvación, según el pensamiento cristiano, transciendiendo por tanto el dolor de la madre a su individual desahogo.
Hay muchas variantes para representar la escena cristiana, pero creo que en el "Atlas figurativo del llanto", recogido por el antropólogo Ernesto de Martino, no figura un ejemplo como este, que oculte totalmente el rostro de la plañidera y el cuerpo del cadáver. Ese ensimismamiento en el dolor, ese encierro en el mismo, se transmite al espectador con más y mayor fuerza. Tal vez los sollozos de la mujer sean desgarrados, pero su recogimiento total provoca en el que la mira un silencio sepulcral.
Pienso como Bredekamp que "las imágenes nos miran", y siento que esta que aquí tenemos lo hace, a pesar de que la plañidera nos oculte su rostro. Nos habla sin palabras. Y con ello nos implica en su historia, que forma parte de la del drama de Palestina y del genocidio de Gaza.
Si la imagen ha llevado el World Press es sin duda por lo extraordinario de su técnica, la belleza de su composición, la originalidad de la escena elegida, aislada en un rincón en medio del caos, del tumulto y del dramático e histérico dinamismo en el hospital Naser de Jan Yunis, bombardeado al sur de Gaza, pero de ninguna manera solo por todo esto ha sido condecorada, sino porque con ello y por medio de todo ello, situado en el terreno del arte y de la estética, ha servido para delatar con intensa fuerza ante la humanidad una situación política dramática en medio de la guerra de aniquilación de un pueblo.
¡Tantas veces el arte ha cumplido esta misión!, tal vez con más eficacia que las palabras.