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Realmente tejida, trivialmente pisada*

viernes, 12 de abril de 2024
Suena música en y por todas partes. Esa es la realidad, dónde y cuándo menos se espera. No dejan de conmover las escenas de sonidos musicales, verdaderas joyas, bajo las bombas y refugios de las guerras. No las acallan, pero hacen más amable la espera.
No es mi afán volver al tema del horror, la impotencia y la inutilidad de las contiendas. Voy con algo más banal, aunque no para todos por igual.
Hay un elemento que amortigua el sonido decuerdas y vientos instrumentales, en especial de los llamados antiguos, no por su mucha edad o paso de generaciones, sino por su afinación y materiales. Mejor suena considerarlos históricos y no anticuados, como a veces se hace.
Ese elemento tiene nombre familiar: la alfombra, sea de una casa ode una sala de eventos. Si es gruesa, hecha para no dar pie al soniquete de suelas y tacones del Realmente tejida, trivialmente pisada*personal, puede crear problemas.
Hay alfombras en casi todos los hogares y en mil lugares, pero son de rangos diferentes según su edad y calidad. Y también las hay de colores singulares. Basta rememorar la siempre vistosa alfombra roja de los Oscars.
Pienso en una más cercana que nos trajo no poco malestar a unos cuantos. Es una real historia sobre una "Real" alfombra. Adormecía en regular estado, sin ser molestada, expuesta a cualquier incidente, sin hacerse notar, humildemente, dejándose pisotear. Vio y sufrió el paseo de centenares de personas. No en vano -casi nadie lo sabe- tiene a sus espaldas casi 80 años de existencia. Es la que todavía hoy luce en el Paraninfo de la Universidad, situada en el primer piso de la Facultad de Geografía e Historia.
Hace unos 20 años unos concertistas, para más señales, buenos músicos, sin pensarlo sesudamente, decidieron acurrucarla en un extremo de la estancia. La razón estaba clara: sus instrumentos no se escuchaban con tanta lana.
En la actualidad, dependiendo del día, presenta su grandeza o, enrollada, mira como ausente la gran sala.
Cuando salió a la luz el libro Real Fábrica de Tapices. 300 años. 1721-2021, pensé que ahí iba a encontrar alguna información sobre la real protagonista. Es un edición cuidada e ilustrada que, como indica, responde a una conmemoración y poco aporta a lo conocido por otras fuentes yapublicadas, o que están al alcance de la mano en este mundo internet-globalizado.
Caí en la cuenta de que la "Real" alfombra hablaba por sí sola. Basta leer la inscripciónque aún informa de su procedencia, a modo de etiqueta de las de ahora. Está bordada en su tupida lana tejida en dos de sus esquinas, con caracteres a su altura, es decir, enletras mayúsculas: a la izquierda, REAL FABRICA DE TAPICES; a la derecha, G. STUYCK MADRID 1943.
Por si eso no fuera suficiente, cuando está estirada, muestra en su esplendor el escudo de la universidad de Compostela, dos cruces de Santiago (bien reconocibles por todos), una vieira en cada ángulo y una leyenda a los lados que reza: REGIA ACADEMIA COMPOSTELLANA ALMA MATER ESTUDIORUM.
Ya casi sobran datos sobre ella misma y sitiramos del hilo -no el de la alfombra- copiosas notasde la Real Fábrica y los Stuyck, en particular sobre Gabino Stuyck Van der Gottën Álvarez (Madrid 1787-1858) . Es una curiosa mezcla de apellidos que corresponden a los miembros de una familia de origen flamenco, asentada en España en el s. XVIII, y la de la burgalesa María de las Nieves Álvarez Páramo (Lerma 1760 - Madrid 1828).
Realmente tejida, trivialmente pisada*Los Vandergoten (como también se les conoce) acapararon un poder inusual amparados por la Casa Real. M. de las Nieves, casada a los 26 años, cuidó de los ocho hijos que llegaron a edad adulta. Al fallecer su esposo en 1817, solicitó hacerse cargo de la Real Fábrica, aunque, en verdad, la regentaron a priori dos de sus vástagos: Juan y Gabino.
Juan cayó en desgracia al casarse con una costurera, mientras Gabino siguió la estela de su peculiar familia sorteando malos momentos, como la ocupación de España por los Bonaparte en 1808.
No todos fueron males, pudiendo ostentar títulos como director de la Real Fábrica de Tapices, de la Santa y Real Hermandad de Labradores y Hombres Buenos de la Villa y alcalde de barrio. Mantuvo también relación con el Hospital de S. Andrés de los Flamencos, como miembro de su Real Diputación (Fundación Carlos Amberes, la más antigua de España), que ayudaba y socorría a pobres y peregrinos procedentes de los Países Bajos.
Todavía queda parentela en Madrid de esta familia, pero ese tema sobrepasa nuestros fines.
La "Real" alfombra de esta historia está en un centro en el que se celebraron cursos y festivales de "Música Antigua" , de 1997 a 2004. Y, como queda dicho, quizás por primera vez se vio air(e)ada al apartarla de su sitio.
Ahora, cuando debe sonar la música -que invade y resuena en la gran estancia- a ella la retiran. Y ya nadie se escandaliza de un gesto tan trivial y sin malicia, pero sutil y útil.
¡Quién sabe si ese hecho indica que todavía hay clases y prevalencias entre las Artes!

*Editado en El Correo Gallego, 3-4-22.

Pilar Alén, Profesora de la USC

Alén, Pilar
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