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Contrastes ciudadanos

lunes, 15 de abril de 2024
Todos sabemos que las ciudades reúnen poblaciones humanas que tienen fines más o menos comunes y que, de modo fundamental, pretenden vivir de modo cómodo en ellas. Si pretendemos definir eso del modo cómodo, aparecerán las discrepancias, pues hay muy diversas maneras de entender lo de "cómodo". Cosas que ocurren.

En la época medieval las ciudades se configuraban en callejas que rodeaban las catedrales o las iglesias principales. Vías tortuosas y sin muchos miramientos urbanos. Las expectativas de vida eran muy bajas.

Hoy, nada más mirar el plano de cualquier ciudad, deducimos cuál es su barrio antiguo y dónde comienza una expansión realizada con criterios nuevos, en los que el bienestar de los ciudadanos es un factor importante. Aparecen baremos acerca de la anchura de las calles y las plazas adquieren su importancia como elemento ciudadano.

En ellas, en las plazas, se ubican los edificios que son sede de funciones importantes para los lugareños y se suelen llamar "Plaza Mayor", no por la importancia de las instituciones situadas en ellas, sino por su tamaño. En ellas se desarrollan muchas actuaciones ciudadanas importantes, sean del tipo que sean: religiosas, culturales, festivas, etc.

Así ocurrió en toda Europa, y a poco que se haya viajado, hemos conocido muchas plazas mayores que siguen siendo el centro vital de las poblaciones. Aunque con el paso de los siglos, las ciudades se hayan expandido ampliamente, sus plazas mayores siguen siendo la sede de las principales actuaciones ciudadanas.
Contrastes ciudadanos
En no pocas ocasiones, los diseñadores de ciudades buscaron el contraste como elemento presente en ellas. Así, es normal acceder a amplias plazas a través de angostas entradas, de modo que el caminante se siente confortado, y asombrado, ante tal amplitud.

En Lugo tenemos una Praza Maior que cumple este detalle del contraste. Utilizando algunas entradas, la plaza se adivina de lejos, pero hay dos en las que solo se ve cuando se está dentro de ella. Son los accesos por la Rúa del Conde Pallares y el de la Rúa da Raíña. Llegando desde esta última, incluso hay un pequeño recoveco que impide ver la plaza, aunque se intuyen elementos que forman parte de ella. La esquina barroca del edificio del Concello, el edificio de los franciscanos con su torre de Nemesio Cobreros y vegetación ornamental. Unos pasos más adelante todo cuanto pudo haberse presentido, se hace realidad. El contraste psicológico ha sido servido.

Otro contraste, nuevo en Lugo, emergió en A Mosqueira como consecuencia de las obras de peatonalización que se realizaron en esa zona.

Hay diversas vías para acceder a este lugar. Una de ellas es a través del trecho que lleva, o llevará el nombre de Darío Xoan Cabana, yo me pregunto porqué no se llama de este modo todo el lugar, pero carezco de altos, e inamovibles, conocimientos de política municipal. Me gusta esta entrada al lugar, pero desde el principio se sabe a dónde se va y no existe, por tanto, ningún factor sorpresa en el paseo. Tampoco lo hay si accedemos desde Mártires de Carral. Llegamos al lugar sin percibir su magnitud. Es mi opinión.

Cuando accedemos desde el paredón que conocemos como Reducto Ceistina, la sorpresa esgrande. Tras dejar de lado los árboles de la Praza da Constitución, nadie, en la primera vez que la visita, espera verse metido en esa amplitud urbana, con una buena muestra de edificios de traza gallega, y una vista magnífica de la muralla. El ajardinamiento, como siempre en Lugo, es muy mejorable, pero rl conjunto resulta grandioso en sí mismo y representa una gran sorpresa para quien llega dando un paseo. El ambiente es diferente para mejor.

Me refiero al ambiente urbano que se encuentra el paseante, el contraste casi momentáneo que se vive al pasar de un ambiente cerrado a otro de gran amplitud. No quiero hablar ahora de todo cuanto encontramos si efectuamos una visita concienzuda a estos lugares. Entonces, veremos el suelo destrozado en los jardines lastimosos de la Praza Mayor o un mobiliario mejorable en A Mosqueira, con bancos de piedra, sin respaldo y diseñados para personas altas.
Valadé del Río, Emilio
Valadé del Río, Emilio


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