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Especuladores y buitres

jueves, 22 de febrero de 2024
No sé cómo andarán las cosas en Galicia, pero en Málaga los alquileres están inalcanzables. Cuando el tema se trata en esas "entretenidas" tertulias o en los noticieros, se achaca a la desmedida ambición de los especuladores propietarios. Y siempre se mencionan a los fondos buitres.

Parece que los cada vez más instruidos tertulianos se olvidan que España es un país donde la propiedad de la vivienda está muy extendida y en un pasado no muy lejano, se desgravaba la adquisición de una segunda residencia. Además, según la experiencia de muchos, la mejor inversión para disfrutar de un retiro tranquilo ha sido y es el ladrillo.

Hasta hace unos años, muchos ayuntamientos grandes insistían en un elevado porcentaje de viviendas que permanecían vacías, a pesar de la presión impositiva a que los sometían. Muchos propietarios tenían temor y se sentían desprotegidos por las leyes, que siempre tendían a proteger a los inquilinos, prefiriendo perder la rentabilidad que podrían obtener. Al popularizarse los alquileres turísticos de corta duración, muchas de estas viviendas vacías se volcaron a ese sector, hoy perseguido por los ayuntamientos porque han desvirtuado los principales barrios.

Con la antigua ley de alquileres, los contratos de vivienda se hacían por un año, renovable automáticamente hasta los cinco, y si estaban las dos partes de acuerdo, se volvía a renovar automáticamente por otros cinco. Pero, si por alguna razón el propietario estaba desconforme con su inquilino o necesitaba vender la propiedad por fuerza, pasado el año podía cancelar el contrato, avisando con la suficiente antelación. Además, se actualizaban según el IPC anual.

Con ese resentimiento de clase que obnubiló al ala izquierda del gobierno anterior, obsesionado con todo empresario rico o modesto propietario de una vivienda de alquiler, se reformó la ley. Ahora, el contrato mínimo es por cinco años y no hay tu tía que permita al propietario recuperar su casa si tuviera la necesidad (un hijo que se casa o se traslada, o un quebranto económico). Tampoco se puede aumentar la renta más de un pequeño porcentaje acotado.

Total, que el propietario que hoy ofrezca una vivienda en alquiler, debe sumar a la renta esperada un porcentaje que le asegure que dentro de cinco años, con una inflación que ya se aproximó a los dos dígitos mantenga su valor. Y algún tipo de seguro que cubra el riesgo de que el inquilino tenga hijos, se traiga a una hermana discapacitada, pierda el trabajo o cualquier circunstancia que lo convierta en vulnerable, con lo cual, se puede despedir de la propiedad, que deberán litigar sus herederos. Brillante como toda medida populista. Los escasos votos que consiguieron lo están pagando hoy miles de personas desesperadas buscando una vivienda.

En la tele siempre se habla de especuladores. Un amigo que tenía alquilado un piso (ley anterior), fue estafado por su inquilino que no pagó ni una mensualidad y tardó once meses en recuperar la vivienda, pagando de su bolsillo la luz, el agua y los destrozos que le dejó, porque si le cortaba los suministros el inquilino estafador lo podía mandar a la cárcel. Y además los costos del juicio, que se demoró porque un juez de clara sesera desestimó la denuncia porque, según él, no se podían pedir las rentas futuras (hasta el día que se recuperara el inmueble). Y vuelta a empezar. Ahora la alquila por cortos períodos a turistas.

Hace unos quince o veinte años, la Junta de Andalucía (PSOE) y el Ayuntamiento de Málaga (PP) construyeron varias urbanizaciones con pisos protegidos de 1 a 4 dormitorios que fueron sorteados entre jóvenes menores de 35 años, sin necesidad de nóminas ni avales. El precio rondaba los 150.00 € y el pequeño anticipo de entrada lo ponía la Junta a fondo perdido. Hoy estas urbanizaciones están llenas de niños y muchas familias siguen disfrutando de su vivienda.

Y recuerdo que durante unos años la Junta tuvo oficinas en las que actuaba como intermediario. Aseguraba al propietario una renta regulada y buscaba el inquilino adecuado, amparándolo en caso que este tuviera dificultades económicas. Y yo me pregunto, ¿porqué no se continuó con estas políticas sensatas? ¿O es que antes los políticos eran más listos?

Andrés Montesanto, burgués capitalista propietario de su vivienda.
Montesanto, Andrés
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