Memoria Histórica: con la Iglesia hemos topado

Dedicado a Emilio Rubiños, sanciprianés amante de nuestra historia.

El Boletín Oficial de la Provincia de Lugo del viernes 8 de mayo en 1896, nos sorprende con una Circular del Gobierno de la Provincia -nº 87- que su vez se hace eco de una "Circular e Incitación" del Obispado para los señores curas a fin de animar a sus feligreses para cooperar en recaudar recursos y organizar el Batallón de Voluntarios de Galicia "que ha de defender la integridad nacional con su sangre", ante los enemigos de la patria. Son tiempos de lucha para defender las últimas colonias.

A su vez, el BOPL incluye la Invitación que hace el Arzobispo de Santiago de Compostela para divulgación por el Obispado de Mondoñedo y demás; sobre la situación de la Isla de Cuba "cristianamente civilizada por España, y legítimamente poseída hace cuatro siglos, que se encuentra en situación tristísima y desconsoladora".
El diario "El Lucense" de ese mismo día, exhorta a que el segundo Congreso Eucarístico Nacional a celebrar en Monforte, sea un éxito del catolicismo mediante Peregrinación Eucarística. Pero también porfía sobre si no será mejor que el citado batallón de voluntarios gallegos se denomine del "Apóstol Santiago".

Todo ello coincide con una gran noticia científica: "El acetileno". Nuevo gas para alumbrado que funciona en los coches de la Compañía Ferroviaria Paris Lyon Mediterráneo.

El lenguaje escrito del Prelado Compostelano a buen seguro que podría haberse dado en uno de aquellos Templos desde dónde se convocaba a la caballería cristiana para acudir como Cruzados a Tierra Santa. Mezcla la política -conspiración separatista-, codicia de otras Naciones, herejía, impiedad -atentado contra los valores morales- golpes a las fuentes económicas de la Isla para sumirla en la ruina mediante saqueos, sabotajes y asesinatos, que el Prelado resume mediante diagnóstico: "para arrebatarle la Isla de Cuba a España, procuran hacerla inhabitable. Así pagan a la madre patria los beneficios por la abolición de la esclavitud mientras se autodenominan libertadores, cuando no son más que míseros esclavos de avaros e injustos comerciantes, que no tienen más Dios que el oro".

Tres son los pilares sobre los que asienta la colaboración de la Iglesia Católica en Galicia para enfrentar la guerra de Cuba. La declaración de guerra "que bien puede llamarse religiosa" por la amenaza que subyace sobre las católicas creencias. La movilización del pueblo gallego, de abajo hacia arriba y así crear una unidad militar. Las ayudas económicas que desde las diferentes Juntas de recaudación se organizan. Pero culmina con algo sorprendente. El escrito que desde Lugo se recibe en el Ayuntamiento Constitucional de Cervo a la atención de su Alcalde, señala otra petición. La convocatoria de un ayuno patriótico que se celebrará en la Catedral-Basílica, en demanda de las ayudas espirituales para enfrentarse a una Nación como los Estados Unidos de América a los que la autoridad religiosa también señala como beligerantes aliados de los insurrectos.

Al día siguiente, sábado 9 de mayo en 1896, "El Lucense" a través de la Junta de Lugo para la defensa de Cuba, recuerda al antiguo Reino de Galicia, y advierte a sus habitantes sobre la situación que sufren gallegos y asturianos que allá se encuentran en busca de porvenir. Finalizando con: ¡Viva la Religión y la Patria unidas!.