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Gastrocultura: Torto de maíz asturiano

viernes, 26 de enero de 2024
Se tienen datos desde el siglo XVII, y es harina de maíz frita con aceite. Es un alimento que durante siglos fue de necesidad y de supervivencia, merece un monumento.

Como todas las recetas tradicionales tienen una base, que podemos deducir e inducir esencial u original y radical, en este caso, se piensa que es el maíz convertido en harina, y, a su vez, frito como una tortita –se supone con aceite de oliva, o el que se dispusiese, antiguamente grasa de cerdo-.

Sobre esa base, en tiempos mejores, o con más ingredientes en el seno familiar, pues se le añadían algo de harina de trigo a la de maíz, y, queso de la zona o de cada comarca dentro de Asturias, ahora se indica de cabrales. Personalmente como marca de la casa de este escribiente, en estos artículos de platos, siempre recuerdo que en este caso es evidente agua, para hacer la pasta, pero también fuego y aire, algo de sal, y, un recipiente sartén para freírlo, -antiguamente se indica, que se hacía sobre la chapa de las cocinas de carbón-, y, uno para exponerlo a los ojos y al yantar.

Actualmente al torto se ha ido ramificando y variando y se le añaden un huevo frito y un picadillo. En fin, esta es la raíz de la realidad humana, todo lo que tocamos lo transformamos con los ojos y la mente y la conciencia y en este caso con el paladar.

De ahí, que tiene importancia, que se fijen, las recetas tradicionales, que exista un organismo o entidad que fijen la definición de comida tradicional, algo así como el sello de denominación de origen, y, después, sobre ese plato tradicional, bien fijado, se le añaden variedades comarcales, familiares o empresariales... Creo que esto ayudaría mucho a recuperar y valorar las comidas típicas. Sería algo así, como un ejercicio arqueológico y arquitectural de la comida, pero en vez de ser de piedras y monumentos en tres dimensiones, son esculturas de sabores y olores y colores y energía...

En este ejercicio, que voy realizando viajando por las comidas típicas o populares de algunas zonas de esta Celtiberia de milenios, me he ido fijando, que algunas comidas típicas no tienen entradas en la gran Wikipedia, otras, lo tienen, pero apenas nos narran algunas palabras, menos de quinientas, otras, son más completas, y, nos expresan algo de historia, algo de documentos encontrados, algunas fotos, etc.

Como estos artículos de gastronomía que estoy plasmando en papel electrónico, y que su futuro es el mar de Internet, creo que como los viejos maestros griegos indicaban, no sirve una filosofía que no intente curar un mal humano. Si admitimos, que la gastronomía y las gastronomía popular puede ser un elemento más en la sinfonía de la industria del turismo. Y, necesitamos esa industria para poder vivir y sobrevivir hoy, en todas las zonas de esta Península. Digo y me digo, que las Asociaciones gastronómicas, públicas o privadas, de derecho público o de derecho privado, revisen las entradas a la Wikipedia de sus comidas típicas y que completen los datos. Que eso es bueno...

Y, ya que estamos en el camino de las sugerencias, que se empiece a realizar tesis doctorales y trabajos de Fin de Grado, desde distintas facultades y estudios y departamentos, que nos analicen diversos alimentos y diversas recetas y diversas historias, y, que la comida, por ser una realidad rutinaria y, para algunos no es un tema de actualidad, ni de novedad, pero la tortilla es esencial que cada familia la tenga cada día en sus platos... Pues se tomen más estudios, desde todas las disciplinas sobre la comida.

Y, ya que no hay dos sin tres, ya que estoy en la galaxia de las sugerencias, pues que alguna entidad cultural de cada región, vaya indexando, catalogando todos los artículos y noticias, que se van escribiendo y publicando sobre gastronomía. Al cabo de un tiempo, podrían tener cientos de entradas, y, eso sería una riqueza cultural potencial, que podría tener diversidad de efectos y materializaciones. Por ejemplo, en unos años podrían existir más de cien artículos periodísticos sobre el toro. Y, esas Webs pues podrían poner enlaces a ellos...

Si admitimos que Europa y España llevó muchos alimentos a América y muchas diferentes especies de animales: caballo, vaca, etc. También de América nos arrastraron los vientos muchos alimentos, es típico siempre señalar el tomate y el maíz. Por tanto, esta variedad de comida pudo venir de America Central o del Sur. Si imaginamos alguno de los viajeros de estas tierras que volviesen de América trajesen semillas de dicha especie, y, empezasen a sembrarlo en algún lugar del Norte de la Península. Y, de alguna manera, al tiempo, hizo una variedad de tortitas de maíz, semejante a las de América Central...

Las madres, las abuelas, que tradicionalmente, se han ocupado, mayoritariamente del hogar y del calor del hogar, y de las comidas, mientras los esposos araban las tierras para que emergieran plantas para vivir y sobrevivir, y cuidar los ganados para que otros animales del bosque, para no fuesen alimento de ellos. Mientras tanto las mujeres, nunca hemos agradecido tal cantidad de millones de horas que habrán dedicado a las comidas, pues tenían que preparar los platos, según las despensas que disponían. Calcular para hoy, y calcular para mañana. Y, una de las cosas que harían, de forma popular, es que si encontraban una pequeña variedad, se difundiría entre las vecinas, pueblos, aldeas. Porque la cuestión de la comida, no es solo comer, sino de lo mismo crear y criar variedades... Este, quizás sea, el principio de la evolución y progreso culinario.

El torto astuiano o astur, como algunos desean que se les diga, merece, como otras comidas un monumento, en tantas rotondas de este paisaje, que no saben que hacer, bien harían, ir construyendo homenajes a platos y comidas típicas de cada lugar, y, al lado, poner, si el dinero del ayuntamiento lo permite, una mujer haciendo esa comida. Esa comida, que es la esperanza.

Cuántas mujeres darían vueltas a la cabeza, cuántas esperando que el día siguiente fuese mejor, que no hubiese plagas de nada, que no hubiese sequía, que no hubiese grandes lluvias torrenciales, que no hubiese guerras, que no hubiese enfermedades graves en su familia, para que no falleciese su marido, ni sus hijos.

Cuántas mujeres, haciendo el torto o la tortilla o el cocido de alguna clase, cuántas mujeres, del mundo, mientras lo hacían y lo hacen, se les caería y se les cae una lágrima por las mejillas temiendo que al día siguiente o la semana siguiente, no tuviesen harina suficiente para hacer tortos.

En esos momentos, cosa que se olvida, quizás, mientras le daba a la masa, le daba a los labios con oraciones al Buen Dios. De ahí, la antigua costumbre, desde la Biblia Antigua, de dar gracias al Creador y Criador por los alimentos recibidos. Paz y bien y buena voluntad.
Caminero, Jmm
Caminero, Jmm


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