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La estupidez al poder

jueves, 11 de enero de 2024
Soy miembro orgulloso de aquella generación de admiró el 68 en París. Me sigue pareciendo un avance social sin precedentes la social democracia que impulsaba Olaf Palmer. Siento rabia al comprobar cómo hubo tiempos en los que los dirigentes tanto conservadores como progresistas no sólo eran gentes educadas, aseadas y cultivadas, es que daba gusto escucharles cuando discurseaban en tribunas de toda índole. Hoy el nivel es como decía Carlos Puebla, el de un enano agachado...

Esas exotéricas pretensiones del fugado Puigdemont. "Si quieres el voto de mi grupo has de traer por las buenas o por las malas a las empresas que se fueron de Cataluña como respuesta al glorioso proceso". Estamos ante una mezcla explosiva de idiocia y chulería discotequera. A no ser que en las conversaciones entre mediadores, intermediarios y butiguers haya quedado claro el precio. "el mando del juguete lo manejo desde Waterloo". El juguete es el Gobierno de España.

Esas exotéricas diatribas para encontrar culpables que no soluciones al vertido en la mar de unas bolitas de plástico con tamaño muy reducido y un color que casi las hace invisibles. Y es que a falta de argumentos emocionantes para la Galicia de los cuatro próximo años nada mejor que intentar desenterrar el recuerdo de aquel vertido negro pestilente en noviembre del 2002. ¡Nunca máis!. Movimiento socio político que se convirtió en marea negra contra los mandamases y que fue el pueblo llano con sus manos quien tuvo que dar una lección a los embusteros e inútiles mandatarios.

Pero esta vez hay tres escenarios. Portugal informó a Madrid sobre la caída a la mar de contenedores con ese producto. Nadie pareció darle importancia al asunto pues la inmensidad de la mar y las fuerzas de sus mareas lo habrían tapado como tantas veces sucede con otros inconfesables vertidos fabriles o marítimos. La presencia en las playas de las bolitas comenzó a ser un hallazgo útil a inventario de la campaña electoral gallega.

No voy a entrar en si son bolitas perversamente peligrosas. Pero lo que no consigo entender es como no se las ataja en la mar antes de llegar a las playas. A la postre, no es sólo la costa gallega quien recibe el material, es toda la costa Cantábrica y por tanto afecta a más de una Autonomía del Estado.

Por cierto, que "elegante estaba" el candidato alternativo a la presidencia de La Xunta recogiendo bolitas en una playa para hacerse la foto rodeado de otras y otros candidatos. Espero que tras las elecciones siga con el mismo entusiasmo medio ambiental. ¡Ridículo!.
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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