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Informe PISA: comparar lo incomparable

martes, 12 de diciembre de 2023
En el último informe PISA realizado hace más de un año, España ha conseguido un resultado peor que en otras ocasiones. Esto quiere decir que las puntuaciones de los jóvenes de 15 años que pasaron la prueba han sido inferiores a las obtenidas anteriormente. Hasta aquí se puede decir que las matemáticas no fallan, o cuando menos que son objetivas. Pero a partir de esta primera comparación vienen muchas más que no le dan esta misma consideración a los mismos resultados. O parafraseando a nuestro sabio Ortega y Gasset: cada uno está sometido a sus circunstancias. Y las de los jóvenes de 15 años que han pasado el test de PISA en 2022 nada tienen que ver con los que lo han hecho en 2018, esto es, sin el acuartelamiento provocado por una pandemia cuyas consecuencias todavía siguen vivas, y que también han rebajado las puntuaciones de los jóvenes de otros países, en algunos casos, de forma más acentuada que las de los españoles.

A lo anterior hay que sumarle otros muchos y diversos condicionantes que deberíamos tener muy presentes, antes de torcer el ceño por los "malos resultados". Entre ellos están, por ejemplo, las diferencias existentes entre las comunidades españolas, donde sus poblaciones estudiantiles no tienen las mismas composiciones ni tampoco sus Administraciones cuentan con las mismas posibilidades económicas para hacer frente a su educación.

Respecto al primero de los condicionantes, hay que decir que el continuo trasiego de gentes procedentes de los más diversos lugares del mundo hacia nuestro país ha diversificado tanto su población que esta ahora ya poco tiene que ver con aquel conjunto poblacional observado por nuestros padres. Un hecho que ha obligado al sistema educativo a toda una serie de procesos de cambio con el fin de poder integrar las nuevas circunstancias de los hijos menores de las familias inmigrantes. Un proceso que ha involucrado a todas las partes de la comunidad educativa, desde los profesores hasta los padres y los propios alumnos. Un coste social al que hay que sumarle el económico, nada menor, ya que la necesidad de seguir progresando en la mejora de la calidad educativa continúa ha estado siempre muy presente.

Si la comparación de los resultados de los jóvenes españoles se hace con los de otros países, esta vuelve a adolecer de circunstancias no solo poblacionales y económicas, sino también culturales. Nada tienen que ver nuestra cultura híbrida, mediterránea, europea y norteafricana, con la de los países nórdicos o del sudeste asiático. Cada una de ellas cuentan con sus propios ejes o prioridades vitales y desarrollos normativos, lo que les da una identidad diferente a la nuestra en cualquier nivel de comparación que deseemos realizar.

Pese a todos los retos que han tenido afrontar nuestros jóvenes, España se ha quedado más cerca que nunca del promedio de la OCDE y la UE. Por lo que, en lugar de darnos golpes en el pecho por nuestra pequeña bajada, deberíamos estar orgullosos de que, a pesar de la dificultades que han tenido, hayan mantenido el valor de la educación que, como país, les hemos estado ofreciendo. Con ello no quiero ser triunfalista, pero tampoco quiero ser derrotista, pues, como pedagogo, sé las múltiples y diversas tareas que nos quedan todavía por delante, tanto a la hora de ofrecerles a nuestros alumnos una educación acorde a sus habilidades y necesidades, como también a la de considerar las perspectivas que se les abrirán como sociedad que conformarán en el futuro.

De cualquier forma, he de decir que he visto y leído opiniones que me han parecido bastante simplistas al abordar este tema. Unas porque sólo valoraban los resultados numéricos, otorgándoles a las puntuaciones un carácter único, y otras porque vertían toda la responsabilidad exclusivamente en los alumnos, o, bien la compartían con los padres y/o la Administración, dejando fuera a los profesores, cuando, todos ellos, en conjunto, son copartícipes del proceso educativo, así como lo son sus necesidades y objetivos.
Suárez Sandomingo, José Manuel
Suárez Sandomingo, José Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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