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El beso de las cigüeñas

jueves, 19 de febrero de 2009
Dice el refrán que por San Blas la cigüeña verás, pero también asegura que si no las ves, año de nieves. Este servidor ha tenido la suerte de contemplarlas cuando nuestro hermoso Val de Quiroga, este nido de vida, tenía adornadas las cumbres de los montes que lo conforman con la albura de las nieves recientes,pero aún resulta más meritoria la presencia de las cicónidas porquesoplaba un viento que era como uno de los dedos más largos de un ciclón.Ellas sin miedo a las adversidades climatológicas, sin temor a Eolo ni a la frialdad que les traía, permanecían, como indiferentes a todo rehaciendo en este caso su vida amorosa. En uno de los edificios de nuestra Villa, construcción que debe jactarse por ser uno de los que tiene la suerte de que alguna de las parejas de ese bello especimen sean inquilinas temporales en su techumbre; ahí, sobre la parte más prominente de la edificación, muy cerca de una chimenea estaban ésas sobre su nido, el que ya hicieron hace unos años y al que vuelven con la alegría de una pareja ilusionada por la fuerza que confiere estar enamoradas. Como la climatología en esta data, ese lunes de febrero, no era muy adecuada para dedicarse a la actividad reconstructiva del nido se dedicaron a hacerse arrumacos en una postura tan amorosa y singular que sentí no llevar conmigo un medio adecuado para inmortalizar aquella estampa que, de seguro, será irrepetible. Al carecer de esa cámara, quise hacerle mi homenaje a esa pareja de aves enamoradas escribiendo estas líneas; pues lograron que permaneciera unos instantes observando aquella amorosa imagen. Estaban las cigüeñas sobre el nido, una frente a otra y con los picos respectivos metidos en el plumaje pectoral de la otra, sus cabezas juntitas dándose un beso sin miedo al vendaval, a la lluvia o a la nieve demostrando que siendo San Valentín por muchas crisis que se avecinen siempre se les puede hacer frente, sin miedo a caer, como las cicónidas sobre aquella cubierta, si se está enamorado; por ello aunque tengas que ser funambulista, estar sobre el hilo de la incertidumbre de si mañana hara más o menos calor económico, si hay amor, si se está unido, al igual que las avecillas, en esa postura tan elegante, tan simétrica y esbelta; si no perdemos la compostura ante los peligros, ni se tiene vértigo a las alturas, se puede dar el beso de las cigüeñas, el que exclusivamente gozan los que viven en la libertad de amar sin estar condicionados por la temperatura ambiente. Dichoso sea San Valentín que hasta las cigüeñas escriben en el aire su mejor carta de amor y la rubrican con un prolongadísimo beso, tan prolongado fue que yo seguí mi acostumbrado paseo y ellas, ajenas a todo,como le pasa a cualquier ser que vive enamorado, permanecieron en aquella cariñosa postura dando un ejemplo de que lo de “contigo, pan y cebolla” ya está en desuso y hay que decir que, contigo no hay miedo ni a crisis ni a ventolera siempre que nos demos el beso de las cigüeñas.
Pol, Pepe
Pol, Pepe


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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