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Felipe González y Guerra se olvidan de Suresnes

lunes, 25 de septiembre de 2023
Una vez más, Felipe González y Alfonso Guerra saltaron al ruedo, con acritú, para regañar y dar lecciones de constitucionalidad a sus compañeros jóvenes que están al frente del Gobierno.
Tanto González como Guerra parece que se olvidaron de lo que hicieron ellos en Suresnes (Francia) en 1974 -hace ya casi 50 años-, cuando tenían 32 y 34 años, respectivamente.
El máximo dirigente del PSOE era entonces Rodolfo Llopis, quien llevó el timón del Partido en el amargo exilio tras la Guerra Civil española, mientras ellos estudiaban plácidamente Derecho y Filosofía e Ingeniería Técnica Industrial, respectivamente, en Sevilla.
Pues bien, en Suresnes no les tembló el pulso en defenestrar a Lopis y partir al PSOE en dos: PSOE (renovado), que encabezaron ellos, y PSOE (histórico), que le dejaron a Llopis.
González y Guerra consiguieron el poder en 1982 e hicieron cosas buenas y muy buenas durante catorce años. Pero, bajo su mandato, también se crearon los GAL y pasó lo que pasó con Lasa y Zabala y los fondos reservados. Roldán (Director General de la Guardia Civil) y Mariano Rubio (Gobernador del Banco de España), dejaron mucho que desear en el desempeño de sus funciones. Juan Guerra, hermano de Alfonso, y bajo su amparo, hizo lo que hizo en un despacho oficial de Andalucía.
A principios de los años noventa, el líder del PP en la oposición, José María Aznar, no paraba de gritar en el hemiciclo del Congreso de los Diputado: "¡Váyase, señor González!". Y es ahora el mismo PP el que parece gritar: "¡Vuelva, señor González!".
Ellos -González y Guerra- con poco más de 30 años se 'cargaron' a Llopis. Y, ahora, con más de 80, quieren 'cargarse' a sus compañeros socialistas jóvenes porque no gobiernan como a ellos les gustaría.
Creo, señores González y Guerra, que es hora de que gocen de su 'retiro' y disfruten de sus 'pensiones'. Y dejen que sus descendientes administren 'su herencia', aunque alguna vez la malgasten, como ocurrió con el 'Hijo pródigo' del Evangelio. Y se lo dice alguien que ya cumplió también los ochenta.
Silva, Manuel
Silva, Manuel


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