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La fertilidad de las tierras agrícolas gallegas, a debate

lunes, 11 de septiembre de 2023
En los próximos años, la necesidad de aumentar la producción agrícola en España puede ser especialmente acuciante dentro de un contexto global cada vez más complejo. España, como la mayor parte de Europa, importa más alimentos de los que exporta, lo que significa que depende de otros países para poder sostener a la totalidad de su población -más los millones de turistas que visitan el país La fertilidad de las tierras agrícolas gallegas, a debateanualmente-. Y esto es un problema en tiempos de crisis.

La guerra en Ucrania está encareciendo de forma considerable los precios del trigo en buena parte del mundo, sobre todo ante las dificultades para exportarlo a través del Mar Negro a causa del bloqueo naval ruso. La escasez de alimentos ha provocado que múltiples países dependientes de ese trigo aumenten sus importaciones de arroz en India, pero el gobierno indio ha respondido estableciendo aranceles o, incluso, vetando ciertas exportaciones.

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Estos son solo dos ejemplos de lo que está por venir: unos años donde los precios de los alimentos básicos pueden dispararse en los mercados internacionales. En ese contexto, las familias españolas tendrán que optar cada vez más por el producto nacional para poder asumir el coste de su cesta de la compra. Eso es bueno para Galicia, pero este aumento de la demanda se encontrará con unas tierras agrícolas cuyos niveles de fertilidad pueden ser problemáticos.

El desgaste de la tierra y la necesidad de fertilizantes
Los análisis de valoración química sobre los terrenos agrícolas gallegos muestran la importancia de renovar su fertilidad para poder seguir manteniendo los niveles de producción. Los cultivos de patata y maíz desgastan especialmente el nitrógeno y el fósforo del terreno, algo que los análisis corroboran una y otra vez. Para esto podemos recurrir a fertilizantes capaces de renovar ambos elementos en la tierra, pero el precio de estos fertilizantes sigue subiendo.

Rusia es uno de los principales productores de fertilizantes del mundo, y, aunque sus fertilizantes no están siendo objeto de sanciones directas por parte de la UE y otros países aliados, lo cierto es que las sanciones a la economía rusa están afectando a sus exportaciones a todos los niveles. Y, además, Rusia está priorizando la exportación de sus productos a países aliados o neutrales como China o India, respectivamente.
Esto supone un encarecimiento considerable en unos fertilizantes que son cada vez más necesarios para la industria agrícola gallega. Y, a diferencia de lo que ocurre con otros productos, la producción global de fertilizantes se encuentra muy concentrada en unas pocas manos. China, India y Rusia son tres de los cuatro principales productores, lo que reduce las posibilidades de compra y aumenta los precios para los países europeos.

Un problema que puede agravarse a largo plazo
El panorama a largo plazo es aún más preocupante, porque, aunque el nitrógeno puede encontrarse con relativa facilidad en diferentes puntos del globo -lo que facilita la producción de los fertilizantes que lo utilizan como componente principal-, los yacimientos de fósforo son bastante más escasos. Diversas proyecciones apuntan a que los fertilizantes basados en fósforo sufrirán una seria escasez en el futuro, lo que puede tener muy serias consecuencias.

Las fuentes de fósforo más utilizadas para la producción de este tipo de fertilizantes a nivel global se encuentran esencialmente en tres países: China, Estados Unidos y Marruecos. Y, aunque es posible descubrir nuevos yacimientos en el futuro, lo cierto es que no parece que esto pueda resolver el problema de fondo: más bien solo lo aplazaría unos años. Además, gran parte de estos posibles yacimientos están bajo el mar.

La dificultad para localizar nuevas fuentes de fósforo, sumada a los elevados costes de su extracción, puede disparar los precios de este tipo de fertilizantes, lo que, a su vez, encarecería de manera dramática los precios de los alimentos. Esto puede tener muy serias consecuencias para la economía global y, como ya ocurrió durante los años 50 y 60, podrían producirse nuevas hambrunas masivas en múltiples puntos del globo.

El problema a corto plazo son los precios
Los yacimientos de fósforo todavía no se han agotado, y esta futura crisis del fósforo todavía no se encuentra entre nosotros. Sin embargo, la invasión de Rusia a Ucrania y la consecuente desestabilización de los mercados globales se está dejando sentir en las tierras agrícolas gallegas, lo que puede ser una interesante piedra de toque para lo que está por venir.

Sin fertilizantes, nuestros suelos languidecen, y, si languidecen, España pierde uno de sus principales centros de producción de alimentos. Además, el problema no es exclusivo de Galicia, y se extiende al resto de las comunidades autónomas: sobre todo a las más áridas. La solución no es sencilla. Reducir costes en otras áreas de la producción de alimentos puede ayudar a paliar los aumentos de precio de los fertilizantes, pero ¿es una solución a largo plazo?
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