
Correos anuncia que amplía sus horarios y abrirá las oficinas en festivo durante el proceso electoral para atender los millones de peticiones que han superado sus expectativas. Extrañas expectativas porque esto se veía venir. España quiere votar, y es fantástico que todos lo hagan, en el sentido que sea. Yo ya lo hice hace unos días pero tuve que volver a Correos para otro asunto y me impresionaron las larguísimas colas de espera... y Don Federico.
No conozco de nada a este señor, pero estaba en la oficina intentando informarse de cómo cubrir la solicitud de voto. El personal desbordado y falto de medios, no daba para más así que me ofrecí a ayudarle para que le manden la documentación. Él pensaba que ya podría votar, y le expliqué que no, que tenía que volver otra vez. Agradeció mi modestísima ayuda de una forma que me emocionó, y aún me emociona recordarlo porque a quien hay que agradecerle el esfuerzo es a él. Con una edad avanzada se ha molestado en acudir a la oficina y volverá otro día a depositar su voto.
Esto me lleva a una reflexión: ¿Por qué el procedimiento es tan complicado? ¿Por qué no se puede ir a votar directamente si ya tiene todo el mundo las papeletas en casa? Se excusarán con la protección de datos o a saber con qué disculpa, pero es absurdo. Para comprar o vender en plataformas digitales es todo muy sencillo pero cuando la administración se mete... la liamos.
Lo normal sería ir a la oficina con tu DNI y la papeleta elegida o, si estás fuera de casa, imprimirla en donde estés, que no es tan complicado hoy día, y dejar todo hecho en un sólo paso. Pero no. Solicitud, espera a que te llegue y vuelta otro día a votar. Una carrera de obstáculos que gente como Don Federico superará envidiable fuerza de voluntad y, de veras, no saben lo que le admiro por ello.