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Una puerta singular

jueves, 06 de julio de 2023
Tiempo convulso éste para el centro de Lugo. Se cambian direcciones, se destrozan jardines y se trasplantan árboles sin atender razones. Todo a cambio de palabras en las que se puede creer o no. Si nos referimos a los hechos, tenemos como referente lo de San Marcos o Quiroga Ballesteros, que siempre habrá alguien a quien les guste, pero a la mayoría, no. La Mosquera es lo que menos mal ha quedado.

Mientras, la Muralla sigue estando con nosotros sin sufrir cambios. Con sus puertas por las que entra y sale la actividad ciudadana, hoy como ayer. Hay puertas recónditas, primitivas con la belleza, e información, que aporta el ser originales. Puertas que debemos mirar con respeto. Otras se fueron abriendo según las necesidades que aparecían.

Una de ellas, la del Campo Castillo, me gusta de modo especial. Es obra de Nemesio Una puerta singularCobreros, que la realizó a mediados del siglo XIX. Está situada en una parte relativamente ancha de la Muralla, lo cual hace que, bajo ella, se genere un túnel algo largo, cubierto con bóveda de medio cañón. En momentos de silencio, es posible percibir un tenue efecto de eco generado por ella.

La parte interior de la puerta aparece como encajado entre casas que la flanquean a ambos lados, pero su frente está orientado al exterior de la ciudad. Allí, fuera, podemos admirar la obra en toda su dimensión artística. Es sobria y elegante. Presenta un repecho macizo, ciego, a cuyos lados descienden hasta el suelo sendas bandas de granito visto, enmarcándola. El borde de la bóveda también tiene presencia en este frente mediante un perfil también de granito visto. En el interior de la puerta, bajo la bóveda, las paredes están enfoscadas en blanco, salvo una banda de granito visto, situado a algo más de un metro de altura sobre el suelo. En la parte superior, el encuentro de las paredes laterales con la bóveda superior está remarcado por otro perfil que corre a lo largo de toda la estructura.

Para encajar esta obra en la Muralla, Cobreros diseñó sendos taludes a ambos lados de la puerta y también los enfoscó, dejando un conjunto tal como nos es posible verlo hoy, elegante y sobrio.

Me gustan las obras que Nemesio Cobreros nos dejó en Lugo. Creo, es mi opinión, que ha sido el arquitecto que más influyó en nuestra ciudad durante el siglo XIX. Muchos grandes edificios construidos bajo su dirección siguen prestando sus servicios a día de hoy, como pueden ser el Seminario Mayor, el hoy llamado Vello Cárcere, la fachada del Palacio de la Diputación o el colegio de monjas de la plaza del Ferrol, por no hablar de la torre del reloj del Concello ni las de la fachada de la Catedral o algunas puertas y escaleras de acceso a la Muralla.

Si tuviese que definir a Cobreros con algún adjetivo, o dos, diría de su obra que fue comedida y proporcionada. Siempre me ha gustado la serenidad que emanan las fachadas de sus edificios, perfectamente proporcionados al lugar que ocupan. Esa misma serenidad les proporciona cierto aire elegante que nunca pasa desapercibido a quienes lo ven por vez primera. Es una tónica general de su obra: todas ellas ocupan su espacio, realizan su función y nunca semejan estar de más.

A veces, con los grandes creadores no se tiene claro a partir de qué obra suya enjuiciarlo, si con una obra compleja en la que todas sus características están ampliamente plasmadas y desarrolladas, o con una obra sencilla en la que, con solo cuatro rasgos, queda definido todo el genio creador del artista. En el caso de Nemesio Cobreros, yo lo describiría con sólo esta puerta, pues en ella encuentro todo su genio de manera indiscutible, pero sin ningún afán protagonista.

Tal vez sean muchos los lucenses que nunca se hayan fijado en esta puerta. Creo que ese es uno de los detalles de su elegancia, el estar sin llamar la atención, pero cuando la miramos con ojos ávidos, encontramos en ella mucho más de cuanto podríamos esperar.

El nombre de Nemesio Cobreros ha estado ausente de nuestro callejero hasta hace muy poco tiempo. Algo muy lucense.
Valadé del Río, Emilio
Valadé del Río, Emilio


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