El negocio del agua en Galicia: Alerta y sensibilización
López Gómez, Jesús - lunes, 08 de mayo de 2023
Llevamos décadas en que el agua empezó a convertirse en un atractivo activo para los inversores y fondos, llegando a considerarlo de más interés que el petróleo en un futuro próximo.
El aumento de población en el mundo y con la evidencia del cambio climático, pasan a ser uno de los activos más atractivos el agua y los prados de regadío con superficies que deben de superar las diez hectáreas, por el condicionante del minifundio, porque lo deseado sería fincas de más de 100 Has.
Esta circunstancia ha suscitado gran interés a inversores foráneos que se están dedicando a las plantaciones de frutales que hasta hace poco tiempo se cultivaban en zonas más cálidas de España.
Esto está propiciando el interés en la compra de tierras y prados de regadío en el interior de Galicia, por ser de los mejores de España, cuyos efectos a largo plazo no están siendo evaluados.
Dado que tenemos una producción láctea que representa sobre el 40% de la producción de leche en nuestro país y por encontrarse en plena expansión, son necesarias cada vez más tierras para la producción de forrajes y el cultivo de cereales para ahorrar la importación de los mismos a precios prohibitivos para la rentabilidad de las explotaciones ganaderas, sobre lo que los efectos de la guerra de Ucrania nos ha puesto en alerta máxima, con alta repercusión en los precios de los cereales, tras décadas de abandono progresivo.
Estas circunstancias determinan que el valor de los prados de regadío se estima entre los 30.000 y 40.000 Euros/Ha., cuando los valores de las fincas de secano se estiman entre los 10.000 y 15.000 Euros/Ha., en fincas consideradas grandes.
Galicia está situada dentro de la zona húmeda de España y de momento la abundancia de agua es considerable, fincas y prados han necesitado desde tiempos inmemoriales (posiblemente desde la época romana), sobre todo en los meses estivales del regadío.
Esta necesidad forzó la creación de distintos sistemas para la acumulación o depósito de agua para su posterior distribución por diferentes fincas y prados de las Comarcas de Cervantes y A Fonsagrada, y otras comarcas de Galicia.
Los sistemas empleados fueron relativamente simples hasta nuestros días. La dificultad más importante residió y reside en su funcionamiento como sistema comunal, donde la infraestructura, tanto de captación y canalización de agua servía y sigue sirviendo a gran parte de los vecinos de un lugar o de una parroquia para aprovechar y distribuir el agua. Esto propicia una organización algo compleja, sin normas escritas y basándose en el derecho consuetudinario, transmitido de una generación a otra.
En función de la ubicación de los prados o tierras a regar y del caudal de agua que se podía disponer de distintos sistemas, siendo los más importantes en estas comarcas, los pozos artesanos, la pozas y pequeñas presas y canalizaciones superficiales de agua que todavía están vigentes a día de hoy.
El pozo consiste en una construcción bastante rudimentaria en la que se acumula agua procedente de manantiales, ríos o riachuelos, para luego distribuirla por su propio peso por canalizaciones según convenga en prados o fincas de labranza.
Las pozas, consiste en acumular el agua en balsas de tierra que proviene de un pequeño manantial de poca entidad, que suele estar a pocos metros, para que no se pierda por el lugar y luego canalizarla para su distribución por prados o fincas.
Las presas se construyeron con mayor técnica y en lugares con un caudal de agua más importante, como ríos o riachuelos, teniendo una mayor entidad para posibilitar la capacidad para regar grandes superficies y con mayor complejidad por el hecho de ser usadas por muchos vecinos.
Se trata de canales de un tamaño considerable, que parten de los ríos y se dirigen hacia las fincas ribereñas, llevando su agua. La abundancia de esta durante todo el año en Galicia hacía que no fuese necesario ningún sistema de almacenamiento, sino que tan solo era necesario guiar el agua por el canal cuando se consideraba necesario.
Galicia cuenta con un elevado número de ríos y fuentes que garantizan la sostenibilidad del sector ganadero y a la producción agrícola adaptada al clima de Galicia, dado que las precipitaciones cada vez son más escasas, pero con más intensidad, hacen que los niveles de agua sigan siendo aceptables para que la agricultura, ganadería y el sector forestal prosigan en su desarrollo.
Es obvio que la escasez de agua dificultará la producción de alimentos a nivel global. El 75 % aproximadamente de los aprovechamientos de agua dulce se destina a los sectores agrarios y ganaderos. Según las estimaciones del aumento de población a nivel mundial en el año 2050, se tendrán que producir del orden del 60 % más de alimentos para cubrir las necesidades de la población.
Por eso es tan importante mantener las superficies de producción agrícola y muy especialmente las destinadas a regadío, para atender las necesidades que señala la FAO, que también prevé un incremento de la demanda de biocombustibles para sustituir los combustibles fósiles.
Todas estas circunstancias están despertando el interés de grandes inversores y llamados fondos buitre (1) en la compra de explotaciones agrarias invirtiendo en el mercado de la tierra, que dado nuestro clima ofrece una rentabilidad estable, dejando a los anteriores propietarios como arrendatarios y que las sigan explotando.
Las leyes y normas de inferior rango que regulan las aguas continentales (Ley de Aguas Continentales de Galicia, Plan hidrológico Galicia) etc., muy restrictivas para las poblaciones rurales, contemplando la conservación de todas las infraestructuras existentes (canales de riego, pozos, caminos rurales y cuidado de los cauces y márgenes de los ríos), en la práctica en estas Comarcas se puede decir que son como un "Brindis al Sol", es decir, inefectivas y contrarias al interés general y, singularmente, a la implementabilidad que peritan materializar la justificación, motivación y finalidad de la exposición de motivos de las normas reguladoras.
No obstante, lo preocupante para la sociedad civil, la industria, asociaciones comprometidas con el rural como Castaño y Nogal y el humilde analista que suscribe, tales normas restrictivas vienen son instrumento habilitante que propicia y/o favorece las concesiones de aprovechamientos hídricos, a largo plazo,de grandes empresas que se convierten en administradoras de recursos naturales y servicios esenciales, al extremo de controlar el mercado del agua y otros recursos y servicios públicos en condiciones de monopolio, contraviniendo tratados de la U.E., al poder establecer precios por el uso y consumo del agua, con el agravante de falta de renovación y de mantenimiento de infraestructuras asociadas.
Estas ventajas las obtienen con la connivencia de las administraciones con responsabilidades en la materia en Galicia y en España, y con el apoyo de determinados grupos que se autodenominan "ecologistas", consiguiendo la destrucción de incluso de presas, con disculpas de que no permiten el remonte de los salmónidos para su desove. Cuando este problema se puede resolver con escalas fabricadas al efecto para esta función.
No es comprensible que se estén demoliendo presas, tanto a nivel nacional como en Galicia, salvo que obedezca a intereses ocultos para favorecer las grandes empresas concesionarias de aprovechamientos hídricos, tanto para evitar competencia en la producción de electricidad como para el abastecimiento humano, cuando deberían conservarse en buen estado y el agua embalsada que supone un recurso que nunca debería desaprovecharse para muchas actividades productivas y residencial en su zona de influencia.
Estas presas supusieron grandes inversiones en el pasado y el agua que almacenan debería ser aprovechada en beneficio de la sociedad en general, cuando es un bien tan preciado y necesario para la vida, la dinamización local y fijar población con expectativas de futuro.
Durante cientos de años, las distintas civilizaciones han construido presas con los objetivos de almacenar el agua para consumo humano, para usos agrícolas, ganaderos y forestales, mediante la construcción de canales para producir energía, primero mecánica para mover molinos, herrerías y después eléctrica. Los usos de las presas fueron cambiando según las necesidades de la población residente.
Sería bueno que se presentaran proyectos con cargo a los Fondos Next Generatión UE, para preservar la conservación de estas infraestructuras de interés paisajístico y necesarias para ser pilar de generación de riqueza, productividad y mejora de renta per cápita de nuestro rural en estado de abandono por falta de población, con bosque autóctono y pequeños valles y cuencas abandonadas, por confluencias negativas, el desinterés de las distintas administraciones con competencias en la materia y falta de plan y de control parlamentario para dinamizar la Galicia Rural.
NOTA:
1. Sociedades constituidas con el propósito de encontrar mercados amenazados para invertir en ellos, con el propósito de conseguir, en última instancia, de lucrarse gracias a la posterior reflotación de los activos adquiridos a precios simbólicos o de ganga.
Jesús López Gómez, técnico agrícola jubilado, nativo y divulgador rural.

López Gómez, Jesús