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Como convertir una zona ajardinada en una vergüenza pública

miércoles, 26 de abril de 2023
La indignación ciudadana grita: ¡Basta ya! y exige una restauración inmediata del espacio perdido.

Dedicado a todos aquellas personas, residentes en las playas de Salinetas, Taliarte y Melenara que me mostraron su enfado e indignación a través de sus wasaps y en redes sociales. También a los insensibles e ignorantes que no son capaces de ver que la imagen del litoral teldense se empaña permitiendo acciones como ésta, donde un espacio público ajardinado con palmeras se ha convertido en un depósito de vehículos, materiales varios y escombros.

No deseo sentar un precedente y convertir esta sección en una tribuna de denuncia, pero era éste un caso sangrante, un caso especial, una de esas situaciones esperpénticas que, sin entenderlas el día en que se valló dicho espacio, nadie pudo concebir que acabaría convirtiendose en un depósito de vehículos y materiales varios. En resumen, una escombrera a la vista de todos.

Acostumbrados los peatones y los senderistas a utilizar el atajo de tierra que atravesaba la zona ajardinada para enlazar el margen de la autovía GC-1 con el núcleo urbano de las Huesas -su zona más sureña- y la población residente en Salinetas, Clavellinas, Taliarte y el resto de la costa, cuando observaron como se iniciaba, hace ya muchos meses, el vallado de dicho espacio público, es natural que en la mente de los ciudadanos se confiara en que la finalidad de dicho cierre no fuera otra que el de mejorar el estado de la zona ajardinada, dotándola de un paso más seguro la subida peatonal por la ladera y mejorando no sólo la estética del entorno inmediato sino poniendo en valor y embelleciendo la entrada a la avenida de las playas teldenses, vial costero que se inicia precisamente aquí, en el nudo de enlace con la Gran Canaria Uno (GC-1), quedándose perpejos, indignados luego y con un cabreo monumental después cuando las semanas se sucedieron, convirtiéndose en meses, los meses en años y el uso dado al espacio ajardinado y vallado, convertido en una vergüenza pública, un depósito de vehículos, contenedores, materiales de construcción, contenedor colmado de escombros, restos de obra y materiales varios, incomprensible para un municipio con algo más de cien mil habitantes que tendría que potenciar nuevos arbolados en todo tipo de espacio público aprovechable. En pleno siglo veintiuno y formando parte este municipio del Plan de acción para el clima y la energía sostenible, Telde no puede perder espacio alguno para su reforestación y ajardinamiento.

Las fotos que acompañan a este artículo -algunas enviadas por vecinos de la zona y senderistas-, hablan por sí solas. No necesitan comentario alguno.

En este tema, como en muchos otros que tienen que ver con los parques, jardines y el entorno urbano, existen dos palabra clave: sensibilidad y respeto. Ninguna de las dos, al parecer, forman parte de los valores que nuestros representantes públicos deberían tener con este espacio ciudadano que, a fin de cuentas es un espacios de todos.

¿Alguien de ustedes puede imaginarse un contenedor de escombros como éste en medio del parque de San Juan o una montaña de materiales de construcción -sin sentido alguno pues llevan en este lugar muchos meses-, en medio del parque Jaime O'Shanahan del valle de Jinámar o contenedores o camiones de obra, como los observados en las fotos, en el interior del parque de Arnao?

No, por supuesto. Entonces ¿por qué se encuentran aquí, en la misma entrada del Vial costero?. Se trata, sin lugar a dudas, de una escombrera privada con connivencia pública o una escombrera pública, sin justificación alguna.

Si se trata del primer caso, tengan la verguenza los representantes políticos de eliminarla "ipso facto". Si se trata del segundo caso, el ejemplo que están dando a la ciudadanía no puede ser más deplorable. No podemos pedir a los ciudadanos que mantengan limpias sun zonas inmediatas -calles, barrancos, plazas...- si los que deberían velar por todo ello, no lo hacen.

Con sinceridad, espero que a la salida de este artículo no transcurran cuarenta y ocho horas para erradicar esta vergüenza pública y restaurar posteriormente, el espacio ajardinado que existía en dicho lugar.

Si no fuera así, más pronto que tarde, la indignación ciudadana estallará. Tiempo al tiempo. Hasta ahora sólo son confidencias, conversaciones de calle, enfados y malestar verbalizado pero encontrará respuesta en otras vías más populares y con mayor eco social: redes sociales, medios de comunicación, asociaciones veninales...

Aunque las palabras utilizadas para redactar este artículo son personales, las propuestas que acabo de relatar pertenecen a todas y cada una de esas ciudadanas indignadas, a todos y cada uno de esos ciudadanos indignados, a los residentes en la costa y a los visitantes de barrios limítrofes.

Yo, indignado como el que más, me sumo a la protesta colectiva, pues la limpieza, el respeto y el orden deben comenzar en nuestra casa y esa casa, la casa de todos, no es otra que nuestro municipio.
Espiño Meilán, José Manuel
Espiño Meilán, José Manuel


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