Vamos a divertirnos con un sencillo juego. Miren las dos fotos que encabezan este artículo. Una es la puerta de San Fernando, amplia, con dos carriles de circulación, con una gran explanada delante... y la otra es la de Rúanova, estrecha, peatonal, con acceso a una calle sin aceras y donde el pavimento no está pensado para la circulación de vehículos.
Ahora elijan por cuál de las dos puertas desviarían ustedes todo el tráfico de esa parte del casco histórico durante las obras de "peatonalización" (en realidad es falso, no se va a peatonalizar) que emprenderá en breve nuestro gobierno local. Pues probablemente hayan elegido ustedes "la otra", porque nuestra alcaldesa, en un rapto de genialidad a la altura de quienes dieron licencia al Garañón, aprobaron las bañeras de agua templadita o el edificio de madera sin uso definido... han decidido que el tráfico pase por Rúanova.
Como era de esperar, los vecinos de esa calle y los comerciantes todavía no se han repuesto de la disparatada noticia, que supone que pasen por esa vía al menos los siguientes vehículos: Los usuarios del aparcamiento subterráneo y del situado tras el hospital Ollos Grandes, residentes, trabajadores de la Diputación, vehículos que llevarán a los niños a los dos colegios de la zona, usuarios del centro de salud y ambulancias, camiones de reparto, camiones de basura, autobuses urbanos... y peatones, claro.
Lo que va a pasar si se persiste en esta locura lo sabemos todos: ni un peatón se atreverá a pasar por ahí y los comercios de esa calle probablemente tendrán que cerrar, porque 10 meses de obras con ese tráfico, según recoge la prensa, no los resiste nadie.
¿Hay alternativa? Por supuesto que sí. La cuestión está en cómo se han planificado las obras. En lugar de hacer dos etapas y levantar primero la calle Montevideo y Bolaño Rivadeneira haciendo entrar y salir a los vehículos por San Fernando (por donde caben cómodamente los dos carriles, porque ya los hay) y en el futuro hacer a la inversa y que entren por Montevideo mientras se opera en San Fernando y Plaza Ferrol... se ha decidido levantar los dos sitios al mismo tiempo y montar las de Dios es Cristo.
El encuentro de San Fernando con la Ronda se resolvería con comodidad con una rotonda. La alcaldesa, en una reunión celebrada el pasado lunes, mintió descaradamente a los presentes afirmando sin ningún tipo de rubor que esa rotonda es inviable técnicamente. Eso es falso, y no lo digo yo lo dice... su gobierno.
En enero del 2018 el concejal Manuel Núñez presentó a los medios esa rotonda dentro el Plan de Barrios y aseguró que se construiría "en breve". Ya sabemos lo que significa en Lugo "en breve", una o dos décadas, pero lo que quedó claro es que es factible.
También indica eso el estudio técnico presentado por la concejalía de Movilidad en 2019, que habla de lo mismo y propone la misma solución: una rotonda que los técnicos y el sentido común avalan pero que para la señora alcaldesa, que ha demostrado la capacidad de mentir sin siquiera pestañear, es "inviable".
Les invito a darse un paseo por San Fernando y por Rúanova e imaginarse "in situ" los autobuses y camiones, los vehículos que van al aparcamiento, los de reparto... entrando por ahí a todas horas. Cientos o miles, vayan ustedes a saber porque ni siquiera quienes han tomado esa absurda decisión tienen la menor idea.
Hoy nos hemos desayunado con la reacción del Gobierno a la propuesta que desde Lugo Monumental se hizo ayer, y fue una mala reacción: atacarme personalmente a mí, literalmente con nombre y apellidos y escudarse en "criterios técnicos" cuando, como ya se ha demostrado, mienten como bellacos.
Por otro lado tampoco se fíen mucho de esos supuestos "criterios técnicos". En todas y cada una de las ocasiones en que los argumentos de Lugo Monumental llegaron a la justicia, los jueces y fiscales nos dieron la razón, porque lo que el Gobierno llama "criterios técnicos" no son más que posturas políticas revestidas de tecnicismos que se han revelado falsos (puedo ponerles como ejemplo el escándalo de la adjudicación a dedo de la impresión de los programas del San Froilán, las tasas de terraza, la gestión del asunto de los manteros...).
En realidad me lo tomo como lo que es, una pataleta ante una realidad palmaria, una salida del tiesto que, en mi opinión, lleva el sello personal de la principal asesora de la alcaldesa, a la que envenena día tras día y que le está modificando el carácter, y no para bien. Allá ellas.
Tiene explicación, aunque no excusa: parece que cunde el histerismo por la cercanía de unas elecciones que cada vez parece más claro que pueden perder (bueno, perder pierden seguro, me refiero a si no llegan sumando derrotados para fabricar una mayoría absoluta), pero no es propio de un gobierno no dar argumentos y simplemente ir a por una persona o una entidad que opina diferente que ellos. Imagino que están acostumbrados a las asociaciones apesebradas y anestesiadas con dinero público, que fluye en ingentes cantidades a sus arcas sin dar la publicidad que exige la ley, y que convocan reuniones para pedir el voto para ellos (sí, por supuesto que hablo de la Federación de Vecinos y la escandalosa comida con regalitos municipales incluidos) y claro, no saben reaccionar de otra manera. Una pena.
Lo preocupante aquí no es que un gobierno ataque a un particular, lo preocupante es que alguien baje del adarve de la Muralla a una calle peatonal, con los cascos puestos y que le atropelle un autobús. Después lloraremos pero recuerden que sólo habrá una responsable, la que tomó la caprichosa decisión de ir contra el sentido común: Lara Méndez.
