La Alcaldesa se come sus palabras y rebaja la temperatura de las bañeras colectivas,
que tienen que estar por debajo de 30º por normas sanitarias estatales, no por "torpedos" de nadie
Soy plenamente consciente de que pensar que mi artículo de ayer asustó al Gobierno Local lo bastante como para recular con el tema de la temperatura de las mal llamadas Caldas es una osadía. No creo que fuera por la revelación de que insistir en ello les podría llevar a la cárcel y, lo que es peor para quien no tiene otro oficio que la política, la inhabilitación... pero tampoco descarto que algo influyera, por poquito que sea.
Entiendo que con tantos asesores y servicios jurídicos y técnicos la Alcaldesa ya debería saber de antes que su órdago a grande se iba a quedar en eso, porque la alternativa es irse al trullo, literalmente hablando, así que sólo le quedó una opción: agachar las orejas y obedecer a una ley estatal... y culpar a la Xunta de Galicia, que es malvada porque le obliga a respetar las normas. Lo que es la vida...
Lo que olvida la Alcaldesa es mencionar un pequeño detalle sin importancia: la normativa que se saltaban a la torera no era nada más ni nada menos que sanitaria. La temperatura del agua de las piscinas, que es lo que son esas carísimas bañeras colectivas que han puesto cargándose una zona verde (una barbaridad más de este gobierno "ecoilógico"), no se regula porque a los señores legisladores les guste el agua fría, sino porque entre los 35 y los 45 grados es, por poner un ejemplo, el baremo de desarrollo óptimo de la legionella.
No se trata de un capricho, y la acusación municipal de que la Xunta quiere "torpedear" sus iniciativas no deja de ser la pataleta del niño caprichoso al que no le dejan jugar saltándose las reglas. Esto no funciona así.
Quien hace política cutre con estos temas es el gobierno local, y es fácil de demostrar con un sencillo ejemplo. Hoy La Voz de Galicia recoge que han tenido que envainársela con otro asunto, el del nuevo polideportivo de madera. Han metido la pata otra vez y han tenido que recular porque los colegios de Ingenieros de Caminos y de Arquitectos han alegado y les han tenido que dar la razón. Pero no veo que el Gobierno salga a decir que ambos colegios profesionales "torpedean" su labor, ahí no se meten porque saben que no cuela.
Es una vergüenza. Hacen un proyecto disparatado, que incumple las normas sanitarias, se lo advierten, se ponen como hidras, dicen que no van a recular, reculan y ahora la culpa es de quien hace su labor inspectora.
¿Soy yo o los nervios de cara al 28 de mayo son más que obvios?
