A dos meses de unas elecciones cualquier tema es potencialmente tóxico para unos u otros. En plena campaña electoral, que la ley con cierto cachondeo afirma limitar a quince días, no hay nada accidental en los pronunciamientos de los partidos políticos ni de las organizaciones subvencionadas por éstos con nuestro dinero, así que hay que tomarse todo con la debida cautela. También es cierto que es el momento perfecto para hacer peticiones, ya que los mismos próceres que durante tres años y medio ignoran a la gente, en estos días están encantadores y dispuestos a complacer y de ahí los reiterados anuncios de cuestiones que llevan años enquistadas pero que "ahora sí, de veras" se van a arreglar como el derribo del Garañón, la nueva sede para la Protectora (que ya anunciaba Orozco hace una década), la apertura de los baños públicos de la Plaza de España o Santo Domingo (de la Milagrosa no se dice nada) y tantas cosas más que no se hizo en lustros pero que ahora se ejecutarán de inmediato.
También pasa el fenómeno contrario: se pide la paralización de lo que antes se exigía, con argumentos totalmente contradictorios, lo que es irrelevante a efectos electorales porque el votante parece tener la memoria de un pez y se olvida de que los que gritan y se escandalizan por una obra hace no demasiado la reclamaban con idéntica intensidad.
Es el caso de la Ronda Este, una de esas obras que hasta hace dos días nadie tenía clara pero que lleva veinte años definida pero sin ejecutar.
¿Qué es la Ronda Este?
Es un tramo de tres kilómetros de vía de doble carril en cada sentido (formato autovía pero limitada a 100 km/h) que conectaría la rotonda que une la Nacional VI y la Avenida de Madrid y que terminaría en la carretera de Fonsagrada, en otra rotonda que hay un poco más abajo del Carqueixo. Supondría conectar la zona sur de la ciudad con el este y, por lo tanto, cerrar el anillo exterior de Lugo.
Aquí pueden ver de lo que se trata, y de lo que supone para bien y para mal.
Es difícil llegar a una conclusión sobre esta obra porque, ahora que se van a poner a ello, surgen las dudas y los problemas, con tantos argumentos por ambas partes que es complejo posicionarse. Yo, ya les digo, aunque he seguido el tema con atención no acabo de decantarme porque pienso que unos y otros tienen razones de peso para defender lo que defienden.
Por lo que he podido leer y escuchar, los argumentos de ambas partes se pueden resumir en dos puntos fundamentales de cada una:
Argumentos en contra de hacer la Ronda:
1.- No es necesaria. El Paseo del Rato tiene una carretera que, aunque tiene bastante tráfico, hace la función sobradamente para el uso que se le da y no hace falta meterse a construir tres kilómetros de autovía (le llamen como lo llamen, lo es). Si los vehículos van demasiado rápido por el Rato se pueden instalar balizas, bandas y radares para reducir dichas velocidades y evitar problemas.
2.- Crea un problema medioambiental. La destrucción de una parte del Parque del Rato es un hecho, y si bien se ha movido un poco el trazado para afectar lo menos posible, se van a cargar árboles centenarios (al menos ocho) que son muy hermosos y están ubicados en una zona estupenda con una fauna magnífica a un tiro de piedra de la ciudad. Además, hay una especie en peligro de extinción y otras protegidas afectadas.
Esta es la zona más peliaguda. Se afecta claramente al parque del Rato, y aunque desde el paseo
no sea apreciable más que en algunos puntos concretos, se sacrificará una parte del arbolado.
Argumentos a favor de hacer la Ronda:
1.- Es totalmente necesaria. La conexión de la zona sur de la ciudad (San Fiz y Aceña de Olga) con el HULA se mejoraría enormemente, pasando de unos 15 minutos de trayecto a 3 o 4, lo que en casos de urgencia podría salvar vidas, un argumento difícil de rebatir. Además supondría completar el cinturón de la ciudad para rodearla sin tener que transitar por el Paseo del Rato, con lo que esa vía quedaría prácticamente peatonal o con muy poco tráfico.
2.- No hay alternativa. Si bien es cierto que se afecta a una porción del Parque del Rato, no hay otro trazado posible a menos que se contemple el derribo de viviendas o alejar la vía tanto que no tendría sentido su construcción.
¿Conclusiones?
No tengo ninguna, o tengo demasiadas que es lo mismo. Como pueden ver, las posturas son contrapuestas y difíciles de reconciliar y ambas tienen poderosos argumentos para defenderse y para criticar a la otra, y el tiempo apremia. Cualquier modificación que se pretenda hacer en el trazado supondrá años de retraso, o décadas (esto es Lugo) porque para empezar el propio Plan General de Lugo define un trazado que se supone que hay que respetar. Habría que modificar el PXOM y volver a empezar con toda la tramitación desde cero, lo que visto lo visto haría casi inviable la obra.
He ido a dar un paseo por donde se supone que se construiría y es una zona bonita, pero tampoco es que sea un bosque milenario. Hay árboles muy muy bonitos, unos castaños enormes que sería una pena perder y, francamente, tengo mis serias dudas sobre la necesidad de la obra, pero tampoco tengo argumentos suficientes para oponerme frontalmente porque el argumento de acercar el hospital a una gran parte de la población me parece difícil de rebatir.
Personalmente creo que hay que ser muy prudente a la hora de hacer obras de este calado, que cambian la fisionomía del entorno y que suponen un enorme gasto de recursos y ecológicamente son significativos. La gran pregunta es si la utilidad obtenida es proporcional al sacrificio que se hará, y ahí es donde está la madre del cordero. La Intermodal por ejemplo, nos costará 50 millones de euros y no servirá para nada mientras no haya trenes (que no están previstos).
No lo tengo nada claro, y miren que es raro, así que he intentado exponer los argumentos de ambos de la forma más objetiva posible y ustedes decidan qué les parece.
