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Camba y La Sardina

viernes, 31 de marzo de 2023
Todo ser viviente dedica una gran parte de su tiempo y de su existencia, al menos aquí en la tierra a obtener energía para vivir y sobrevivir, sea un microbio o una ballena.

Ciertamente, si se insertan en la humanidad y en la civilización la Inteligencia Artificial de forma autónoma, que pueda moverse con ruedas o con miembros externos, podrá realizar dos cosas: todo su espacio interior, puede ser y cumplir algunas de las funciones de todos los seres animales, moverse y, por otro lado, tendrá artilugios-cerebro para entenderse a sí mima y con los demás dispositivos exteriores, sean humanos biológicos o sean otras Inteligencias Artificiales.

Pero la característica esencial, es que cuando no quiera moverse físicamente, ni interrelacionarse, podrá apagarse, y, su organismo no gastará energía. Sería la primera vez, que una "entidad que puede moverse físicamente y que puede moverse con comunicación de datos e información", puede estar un tiempo sin gastar energía.

Con lo cual, nos lleva a la situación, quizás no agradable, que las superelites de la época que sea, estén tentados o sufran la tentación, que puede plantearse de mil modos posibles: "¿Si no les conviene que gran parte de la producción que hacen las máquinas actualmente y los humanos, en esa hibridación, la hagan estos sistemas de I.A, y, que quizás, de momento, no exijan pagas de jubilación, ni seguridad social, ni huelgas, ni tengan derecho a días de vacaciones cada año para descanso, ni días por el nacimiento de un niño, ni por enfermedad, ni por el casamiento...?".

Ni tendrán que comer sardinas, solo una fuente de energía, que ahora llamamos eléctrica, pero que puede ser en el futuro de otras realidades que todavía no hemos inventado. Julio Camba, en su genialidad como articulista, uno, de los que en esta materia quedará en los libros, desde esta historia de tres siglos... en el libro La Casa de Lúculo, construye una reseña o capítulo o semicapítulo o artículo insertado en el libro que titula La Sardina.

La sardina para mi generación, en gran parte, eran las que vendían en los mercados de abastos, sardinas en sal, curadas especialmente, y, que es la tradición que se envolvían en papel de estraza, cuándo se mercadeaban en esos lugares, que ya las nuevas generaciones, apenas conocen, pero que han sido esenciales, para que la vida humana siga y prosiga durante siglos, porque el problema de los alimentos y la alimentación humana y animal es la conservación, sea guardando los zorros en un agujero en la tierra, sean las ardillas haciendo lo mismo, sea un leopardo subiendo una gacela a lo alto de un árbol.

Todos los seres vivientes animales de este planeta, tenemos el mismo problema la conservación y la conservación nuestra y, la conservación de alimentos. En los humanos, posiblemente, el método más antiguo fuese el secado al lado del fuego, que por derivación tenemos, ahora, distantes carnes y pescados que parecen trozos de suela o de cuero, pero que son un manjar... Las sardinas envueltas en papel de periódico, en muchos sentidos, al menos desde los mercados de abastos que en casi toda ciudad o pueblo existía, con edificio, y, en los más pequeños en la plaza mayor del pueblo, desde al menos la Edad Media, pero desde antes, porque los humanos necesitan comunicarse ideas y palabras y gestos y mercancías, para vivir y sobrevivir. Unos, crían gallinas y otros pescan sardinas. Ambos necesitan los productos de los demás... ¡Ningún Estado o ningún imperio o ninguna ciudad Estado puede existir sin mercados, sean de un tipo o de otro...!

Hay personas humildes y modestas, que pienso son los casos más elevados de humanidad, que quieren vivir en tranquilidad y en sosiego en su rincón y en su lugar del mundo, si son agricultores o son panaderos o son médicos o son empresarios o son escritores. Quieren hacer bien y con bondad y con verdad y veracidad esos oficios, y, criar a sus familias, y, esperar ir pasando la vida y los años, intentando no pisar a nadie, y, esperar al Buen Dios. No quieren problemas con nadie, individuo o colectivo o ideología, solo quieren respirar en sosiego y tranquilidad. Existen seres humanos así, da lo mismo, el oficio o profesión o vocación que tengan, desean comerse su pan y su queso y su sardina con tranquilidad.

Pero también sucede, que esas personas, que son y sienten no ser más que nadie, ni menos que nadie, esos individuos abren envidias a los otros. La mayor envidia es sentir y percibir que hay otras personas que no es que tengan más bienes que ellos, sino que son mejores personas a nivel moral. Esa envidia se mete dentro del tuétano y hacen que los envidiosos, les pongan zancadillas, si pueden les quitan la paz interior, provocan cualquier problema, la excusa es lo de menos. Es la historia de la maldad y de la bondad. Un capítulo más de la dialéctica de Caín y Abel...

De momento somos, que conozcamos como seres naturales, los únicos que tenemos la capacidad de pensar el mundo. Diríamos, que el universo ha creado y criado un ser, que llamamos humanos que es capaz de intentar entender el propio universo. Es como si el universo natural quisiese entenderse y analizarse y comprenderse a sí mismo. (No entramos ahora en el problema y en la creencia y en la concepción del Buen Dios como Primera Causa del Universo y del universo y también del ser humano...).

Pero al mirar una sardina, asada o expuesta de mil formas, posibles, en sal, calentada al fuego lento o asada al lado de unas cenizas, troceada, puesta en vinagre, calentada en trozos con pan, hecha tortilla de huevos con trozos de patata y sardinas dentro. Al enfrentarnos a una sardina, si la miramos bien. Sabemos que dispone de un sistema nervioso central, un pequeño cerebro y una columna vertebral. Y, sentimos que estamos frente a un misterio y enigma. Creemos que conocemos mucho de mucho. Pero no conocemos como funciona, ni parcial, ni totalmente, ningún cerebro de ningún ser viviente, incluido nosotros. Millones de especies con millones de tipos de cerebro, no somos capaces de conocer su funcionamiento...

¡El nuestro tampoco...! ¡Este será el milagro que hará posible los ordenadores cuánticos y la genética...! ¡Conocer lo que es una sardina, el cerebro de una sardina...!

¡Somos seres primitivos con culturas primitivas, eso es lo que somos, esa es la realidad...! ¡Posiblemente con cerebros también primitivos, o, quizás, desarrollados todavía de forma primitiva! ¡Eso es lo que nos enseña una sardina...!
Caminero, Jmm
Caminero, Jmm


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