La Tumba de Larra, Sacramental de San Justo

No es que me agraden especialmente estos lugares y estos sitios, aunque el mundo está lleno de panteones, mausoleos, tumbas familiares y de creadores que nos indican que fueron.

Estaba buscando en el maestro del articulismo Umbral, algún tema y alguna manera, de recordarlo/homenajearlo/alabarlo en sus letras. Porque pienso que se lo merece como escritor y literario y articulista e imaginador de metáforas. Y, he entrado en su Fundación, y, allí me he encontrado, no nos alarguemos más, un recuerdo sobre sus lugares de Umbral, varias calles dedicadas, y, una nota sobre la Tumba de Larra.

Hay que indicar, aunque el articulista Umbral redactaba una columna de seiscientas o mil palabras en media hora. Hay que indicar que la materialización de dicho texto, es cierto que se puede tardar ese tiempo o un poco más, pero la preparación e incubación y búsqueda del tema, el consultar algunos datos o documentación o archivos, sean online o materiales, se tarda mucho más tiempo. Además de la "colocación psicológica del autor" frente a la máquina/ordenador/papel y pluma. No es un trabajo intelectual tan fácil. Si además contamos, que por lo general, se manejan o enhebran o se repasan varios periódicos, antes en papel, ahora en Internet, y, sus correspondientes redes. Porque al final, el tema/temática/asunto es lo esencial para empezar-terminar.

Se entiende que Larra es el maestro del columnismo-articulismo de costumbres, que es lo que llevamos haciendo décadas, -costumbres políticas o sociales o culturales o familiares o personales o...-. En aquella época la media de los artículos estaba entre tres y cinco folios de cincuenta líneas, es decir, entre tres mil y cinco mil palabras. El tiempo, en estos dos siglos ha ido menguando, pasando por artículos de mil doscientas/mil cuatrocientas palabras, hasta mil, hasta setecientas/seiscientas, y, ahora microcolumnas con trescientas –a veces, casi un poco más alargados, lo que en la tradición, se denominaban sueltos, que eran, si no recuerdo mal, para rellenar trozos de hueco/vacío de páginas de la imprenta...-.

Creo que no somos justos al poner a Larra como el gran maestro y padre del articulismo español. Porque antes y al mismo tiempo y en paralelo, aunque no fueron tan geniales, estuvieron Fernán Caballero, Bretón de los Herreros, Mesoneros Romanos, Estébanez Calderón, Blanco White: todos nacidos antes del maestro Larra, y después, de Larra y Espronceda vinieron Bécquer, Alarcón, Valera, Con lo que se deducen dos realidades, que no queremos inferir e inducir, primero, que Larra fue el maestro, pero que antes hubo un articulismo de costumbres y sociopolítico, en lenguaje de hoy, y que después, de Larra y Espronceda, que se diferencian un año en su nacimiento, hubo otros autores, por quedarnos antes de 1850, que después, ya vendrían los Galdós, Pardo Bazán, Cavía, etc.

Pero también antes, en el siglo XVIII, y esto es lo que la historiografía hay que indicar y expresar y recordar e investigar, debió y debieron existir otros autores que están dormidos en los vientres de los archivos... Necesitamos Tesis Doctorales y trabajos de Fin de Grado en estas materias.

Algunos escritores son más visitados, sus huesos o cenizas, en sus losas después del tránsito que fueron en vida, entre otros por recordar algunos Oscar Wilde en el cementerio de Père Lachaise, Cortázar en Montparnasse, también la de Proust, quién iba a olvidar la de Marguerite Duras, Tolstoi en su antigua finca de Y. Polyana. No podemos obviar la de Joyce en Fluntern, la de Borges, Antonio Machado en Collioure, Neruda, Thomas Mann, Joyce... Y, para terminar el eterno problema de la de Cervantes, pero si se encuentra la de Shakespeare, y, no olvidemos la del escritor-pensador-político-filósofo, Marx -que durante generaciones han ido a ver su gran escultura, no recuerdo bien/mal si es la real o no sus huesos debajo del gran busto/cabeza...-.

Si queremos/deseamos que el articulismo, mientras nos permita la Inteligencia Artificial pueda ser una cosa de humanos, y, tenga un lugar en el corazón de los hombres, debemos buscar en la historia de dicha especialidad o género, literario y periodístico, más adentro y más en el pasado, para entender-comprender mejor de dónde venimos y hacia dónde caminamos... Sería fácil, si docenas de miles de periódicos o gacetas u hojas volanderas, que todavía se conserven, se escaneasen y se introdujesen en el estómago de Internet, y, después se aplicasen programas de Big Data, nos encontraríamos con docenas, quién sabe si cientos de autores periodistas y articulistas en el siglo dieciocho...

Porque la lucha teórica y dialéctica es descubrir esos tesoros que están ocultos, el siglo dieciocho es el gran desconocido del periodismo europeo y mundial –y en menor medida la primera mitad del diecinueve-, mucho más en nuestro sueño de tierra y de aire y de agua y de viento… Siempre tenemos que volver a Larra y, a mi me gustaría también a los otros que he citado, pero también, ya, para siglos/generaciones/décadas futuras tendrán que volver a Umbral. Larra/Umbral, además de otras docenas de grandes cerebros/mentes/ojos, que nos permiten entender mejor el pasado, y, mejor el presente...

Es obvio y evidente y necesario, nosotros una sociedad y país y, con tantas necesidades de empleo, ahora que en cada villa y aldea y pueblo y capital existe un departamento de turismo, sea de tipo regional, provincial, local, que entre tantas ofertas posibles de turismo o de viaje interior o exterior, incentivan y desarrollen, como complemento o en sí, rutas por las tumbas de los grandes prohombres y promujeres de este terruño, hayan sido grandes o medianas figuras literarias, artísticas, filosóficas, políticas, de la canción... Debemos intentar incentivar y desarrollar ese aspecto de la realidad del homenaje y de la conmemoración y de la historia. Sin olvidar-obviar rutas por cementerios como realidades artísticas, en algunos ejemplos y casos. Ahí dejo el guante lleno de posibilidades y de palabras y de imágenes...