Conversación con un vasco

Ayer a la noche, como de costumbre, saqué a mi perro ZAR a dar el último paseo de la jornada. Lo hice abrigado en el chaquetón marinero propio de las gentes que somos de esta costa tan al norte. Hay un emplazamiento que mira al faro dónde residen algunos días esas gentes a las que gusta vivir en magníficas auto caravanas. Es una fórmula del siglo XXI para ser nómadas viajeros sin ataduras propias de la hostelería. Pueden llegar, estar y marcharse cuando les apetece. Es todo un signo de libertad en un mundo cada vez más controlado y normativizado.

Conversación fluida, espontánea, propia de dos hombretones del Cantábrico con dos elementos comunes: País Vasco y Galicia. La épica de la caza ballenera. Esos lugares mágicos como San Juan de Gaztelugatxe o Cabo Vilano. Pero sobre todo Bares- Mañón, con su Semáforo, Coido, playa de La Concha, Isla de A Coelleira y la gastronomía en sus cantinas.

Del País Vasco admiramos como cambió Bilbao gracias al Guggenheim y Euskalduna, creados en momentos de enorme zozobra económica y social. El buen funcionamiento de la Administración entre otras razones por dos. La elección de los mejores para cada puesto. La herencia del régimen Foral de sus Diputaciones. Ambos descubrimos un hecho poco habitual. No nos gustan los carnavales. Nos traen los amargos recuerdos de una Euskadi dónde ciertos miserables aprovechaban los disfraces para emprenderla con la Kale Borroka o algo peor para el derecho fundamental a la vida y a la libertad. Y como muchas gentes mediocres y acomplejadas necesitan disfrazarse para publicitar insultos, improperios y toda suerte de actos vandálicos que la cobardía les impide hacer en condiciones de cara descubierta.

Le confesé mi envidia de cinco legislaturas en el Parlamento Vasco viendo como se modernizaba la flota pesquera y los puertos deportivos, comerciales y pesqueros, gracias a los recursos del Concierto Económico y como la sanidad pública -OSAKIDETZA- era pionera en asistencia sanitaria acceso para los usuarios gracias a los planes de salud y creación de una moderna y eficaz red de Hospitales. Mi paso por la Universidad Pública Vasca. Mis discursos parlamentarios sobre el envejecimiento poblacional y sus demandas, el deporte como actividad terciaria de enorme poder económico y laboral, la lucha contra la contaminación y el regreso al medio rural propia de cada uno con la posibilidad de usar los conocimientos adquiridos para beneficio de nuestros pueblos.

Para terminar alabando ese régimen cooperativista que nace en Mondragón y se extiende desde el comercio, entidades financieras, industria, comercio y Universidad.
Evitamos la política. Evitamos la etapa miserable del terrorismo. Evitamos analizar el mundo actual. Preferimos recordar lo bueno. Aquellos personajes cultos y entregados a la causa patriótica de servir a los ciudadanos y construir un país mejor que heredaran las generaciones venideras y que sorprendieran al viajero. Nos dimos un fuerte apretón de manos duras propias de quienes han trabajado mucho en tiempo y forma.