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Un verso libre

jueves, 09 de febrero de 2023
Cuando veo que se hacen obras en zonas ciudadanas utilizadas para el urbanismo desde hace poco tiempo, siempre pienso en la posibilidad de que se produzcan hallazgos arqueológicos de mayor o menor interés. Vienen a ser como versos sueltos de esta nuestra historia, siempre por escribir y completar. Son de interés porque nos aportan información de nosotros mismos.

El Obispo Izquierdo, dominico, es el obispo de Lugo que me resulta más respetable como señor de la ciudad. Por lo que he llegado a saber, se preocupó por la ciudad y sus moradores, propiciando mejoras en diversos aspectos ciudadanos. Algún conocedor de nuestra historia nos puede pormenorizar sobre obras llevadas a cabo bajo su gobierno, y comentarnos las finalidades requeridas en cada caso.
Un verso libre
Considerado un gran benefactor de la ciudad, trasladó la cárcel episcopal desde un rincón del claustro de la catedral, hasta un edificio situado en el Campo del Castillo, en cuyo tejado aún vemos unas torretas, al igual que en la calle de los Clérigos nos es posible ver un edificio lóbrego que es el que albergó la cárcel antigua. Propició obras en el interior de la Puerta de Santiago, donde se esculpió su escudo y también en el antiguo convento de dominicas, hoy sede de la Agencia Tributaria. En este edificio, además de un bonito claustro barroco al que pocos han prestado atención, hubo algunas tallas interesantes, hoy en el Museo Provincial. Son piezas bonitas de granito policromado, un tratamiento del granito poco frecuente en nuestras tierras.

Gobernó Lugo en la segunda mitad del siglo XVIII, una época caracterizada, entre otros aspectos negativos, por una gran escasez de agua. Había pocas fuentes y en su vecindad eran frecuentes las peleas por los turnos de abastecimientos. El obispo Izquierdo decidió zanjar esa situación. Renovó el antiguo acueducto romano. siguiendo su trazado y reparándolo allá donde fuese necesario. Desde O Castiñeiro, transcurriendo casi paralelo a la Rúa Luis Seoane, llegó a la parte alta de la Plaza de Santo Domingo, donde se dividió en secciones. A lo largo de este itinerario, construyó fuentes públicas, es decir, gratuitas, terminando con la especulación de agua. Lo del acueducto siempre ha sido un tema de interés entre la intelectualidad lucense, adquiriendo a veces tintes de leyenda ciudadana, aunque a los pies del Palacio Provincial podemos constatar su existencia a través de una ventana arqueológica.

Ya digo, en el Lugo del tiempo del obispo Izquierdo, la especulación con el agua fue mayor en las zonas frecuentadas por los peregrinos a Compostela. Allí fue donde el obispo mandó instalar mayor número de fuentes. De aquel afán nos quedan dos, las de la Plaza del Campo y la del Pazo de Orbán, ambas con clara atención a los caminantes, si es que las sabemos mirar con ojos escrutadores. Pero la obra del obispo Izquierdo tuvo mayor proyección urbana.

A veces los versos sueltos están a la espera de ser encontrados por personas perspicaces. Fue en la década de 1980, mientras se construía el aparcamiento subterráneo de la plaza de Ferrol, cuando aparecieron restos de las obras emprendidas por el obispo Izquierdo, encaminadas al suministro de agua a la ciudad. Eran piezas de tubería y alguna arqueta. Los extremos de la piezas de tubería estaban machihembrados para favorecer un buen encaje de las piezas y perder el mínimo de agua por filtración.

En este tiempo, al Concello le ha parecido pertinente exponer esos restos. Se han colocado en el suelo, en el jardincillo que hay frente al antiguo palacete ocupado por Barras Eléctricas. Su disposición simula una distribución acorde con su propia estructura. El conjunto está iluminado y cuenta con un pequeño panel en el que se explica cuanto en necesario para que el lector comprenda la naturaleza y función de ese conjunto de piezas.

Aplaudo la decisión del Concello de exponer a los ciudadanos estas piezas, en último término exponentes de nuestra historia. También aplaudo la perspicacia de quienes, viendo tales piezas en las obras del aparcamiento no dudaron en dar parte del hallazgo y, de este modo, iniciar un trámite administrativo que terminó con la exposición de las piezas.

Un verso suelto con historia propia que encaja en la general de Lugo.
Valadé del Río, Emilio
Valadé del Río, Emilio


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