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El hombre tranquilo

viernes, 27 de enero de 2023
Dice Gistau que esta es su película favorita. En mi caso, no digo que sea la que más, pero si una de las tres que más me han gustado siempre.

Gistau en un artículo F, f y f, publicado en El ABC el 04 de mayo del 2016, como maestro del articulismo, lamentablemente malogrado demasiado joven, diserta y dialoga y articula y argumenta, la relación de su interpretación de dicho film, al final, el cine es simplemente una modalidad de teatro grabado, y, lo relaciona con algunos aspectos...

Pero debo confesar una realidad, durante muchos años, fue una de las películas que más me gustaron, y, pienso que así es. Pienso que alcanza un nivel estético y conceptual y antropológico y psicológico y sociológico e histórico enorme. Y, el actor y protagonista –para que voy a poner nombres que son universales-, además de la actriz y protagonista, llegan a niveles enormes de representación del alma humana. Sintetizando podría ser comparada, nadie se rompa las corbatas, con algunas obras de Calderón o Shakespeare o Pirandello.

Cada vez que he tenido ocasión, durante lustros la he estado viendo. Pero llegó un momento, que se quebró algo en mi interior, y desde entonces, no he podido volver a verla, percibirla, sentirla, desearla, quererla. Y, es muy sencillo y muy difícil de decir y de expresar. En dicho guión, al final, la persona buena, el antiguo boxeador y protagonista y enamorado que volvía a sus orígenes. El antiguo personaje y persona, símbolo y realidad de multitud de entidades humanas gana la partida. Se casa con la mujer que quiere, se reconcilia con su cuñado que parece un toro, en la película y en su psicología, se reconcilia profundamente con el pueblo de sus orígenes, incluso con la religión. De alguna manera su alma se vuelve a centrar y quedar en el círculo de su propia alma. Encuentra la paz y la equidad y la justicia por parte de todos.

¿Pero por qué no puedo verla o percibirla ya, porqué ahora y por qué ahora, desde hace unos años, ya no la vuelvo a ver, después, de que en décadas, quizás, la visioné, siete o diez o doce veces, quizás, una de las películas que más he percibido y sentido y pensado y buscado, yo, que apenas escribo de cine, quizás, también debería señalar más esta faceta, quizás, no tan desarrollada en mí, como otras artes, pero si esenciales, para entender mi realidad y mi tiempo, porque al final, hemos visto más películas, miles, sin contar los telediarios y otros tipos de reportajes televisivos y documentales, que también son cine, pero de otra modalidad, también son teatro, pero de otra variante...?

¿Por qué no soy capaz de verla y de volver a percibirla y sentirla y manosearla con la mente...? ¿Qué piensa usted estimado lector o lectora, quizás uno de los diez o treinta que sigan mis palabras, yo, no tengo miles, ni cientos de miles, de millones de seguidores, yo, yo no canto canciones, ni enseño dietas alimenticias, ni soy un jugador de futbol..., solo soy un modesto pensador-escribiente...?

¡Porque en la vida, demasiadas veces, la persona de buena voluntad, aunque no sea perfecta, no gana la partida de la vida, sino pierde...! ¡La persona de buena voluntad, de buena moralidad, se le encierra en un rincón, se le pisa, se le maltrata de muchas maneras y de muchos modos, se le cierran salidas, y, si no se defiende se le echa más sufrimiento, y, si se defiende mínimamente, por ejemplo, alejarse de un mal enorme y grave, encima se le machaca más, se le indica que es el malo...!

¡Porque en la vida, no siempre, pero si demasiadas veces, la persona de buena voluntad, la que lleva la razón, la que intenta que las cosas vayan bien, que se siga una moral mínima, en el ámbito que sea, familiar, en la familia en sentido amplio, en los trabajos, en las amistades, en la sociedad, no se le valora, sino que se le denigra, en la realidad, al mal se le llama bien, y al bien, se le llama mal...!

¡Porque en la vida, a la victima se le denomina que es el verdugo, y, al verdugo, demasiadas veces, la victima...! ¡Porque en la vida, no siempre, no en todos los individuos, no en todos los temas, no en todas las ocasiones, al actor, exboxeador que viene a su pueblo a buscar la paz, y encuentra el amor, como símbolo de mil relaciones o causas o situaciones posibles, sigamos con esa metáfora, en la vida... no gana siempre el bueno y la verdad y el bien y la bondad y la belleza y la amistad y el sentido común y la racionalidad y la prudencia...! ¡Porque en la vida, no sucede siempre eso..., aunque tampoco sucede siempre lo contrario, la justicia y la equidad y la belleza y la bondad y la verdad y la veracidad, también triunfa muchas veces...! ¡No podemos negarlo...! ¡No podemos perder la esperanza de que la verdad y bondad y belleza y racionalidad y prudencia y sentido común triunfen, porque si la perdemos nos derrumbamos por dentro y, después por fuera, con consecuencias imprevisibles...!

¡Pero por eso, llevo ya años, que no soy capaz, no puedo oír la música de fondo de la película y sus fotografías en movimiento y sus paisajes, ni los actores y sus actuaciones y sus palabras y sus lenguajes, que me conozco, que las recuerdo cuándo van dialogando, ni sus gestos y sus formas y sus rostros y sus tristezas y sus alegrías...! ¡Porque siento que en la película, gracias a la naturaleza, sociedad, al pueblo, al ambiente, a los actores, al buen Dios, los buenos triunfan y los malos se convierten, pero en la vida, tantas veces, en la vida, los buenos pierden, y los malos triunfan...! ¡Entonces solo queda la esperanza de la Otra Vida...! ¿Me volveré a reconciliar con la película, alguna vez, me reconciliaré conmigo mismo...? ¡Paz y bien...!
Caminero, Jmm
Caminero, Jmm


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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