Sueño truncado. La vilagarciana Jéssica Bouzas dice adiós al Open de Australia tras caer derrotada en la eliminatoria que daba acceso al cuadro principal del torneo. La despedida llegó contra la checa Brenda Fruhvirtova, la niña prodigio del tenis mundial, en un partido que estuvo al borde de las tres horas y que contó con una tríada
de sets marcados por la intensidad y el juego igualado. Ambas jugadoras se empeñaron en trabajar con insistencia cada uno de los puntos, especialmente desde el fondo de la pista, que es donde mejor se desenvuelven. El marcador fue de lo más elocuente en la pista del Melbourne Park: 6-3, 6-7 (2-7) y 4-6.
La tenista gallega arrancó el choque firmando tres derechazos que le dieron el primer juego y que sirvieron de igual modo para activar a su jovencísima oponente. Lejos de amilanarse, Fruhvirtova consiguió darle la vuelta al electrónico a golpe de break, augurando con ello un largo partido por delante. Con la misma dinámica de remontada, reaccionó de nuevo la jugadora de Villagarcía de Arousa, que logró situarse 4-2 por encima tras devolver la rotura de servicio en un tramo de tenis bastante sólido. Tras superar los cuarenta minutos de partido, Bouzas se llevó el primer parcial sumando otro par de juegos y firmando el 6-3 definitivo, aunque bien es cierto que lo hizo conhasta cuatro dobles faltas y una veintena de errores no forzados. Tal y
como las mejores apuestas online pronosticaron, este tipo de debilidades son las que casi siempre le acaban pasando factura.
Ya en la disputa por la siguiente manga el juego de ambas tenistas fue igualándose al máximo, tanto en los aciertos como en los descuidos. La gallega se precipitó en la toma de decisiones durante los primeros compases, lo que se tradujo rápidamente en un 0-2 adverso que supo empatar gracias a una escalada de cinco puntos consecutivos y un servicio impecable. Con las tablas en el marcador, la joven promesa de la República Checa dejó claro por qué a sus quince años todo el mundo habla de su gran proyección; volvió a ponerse por delante, pero esta vez sin darle a Bouzas la oportunidad de acumular un solo tanto.
Esta fue la tónica del segundo set, un baile infinito de réplicas que mantuvo la igualada hasta llegar al tie break protagonizado por Fruhvirtova. Los veintinueve errores de la vilagarciana, frente a los nueve de su contrincante, terminaron de decidir el set: 2-7 para la checa. Al cabo de las dos horas de juego, todavía con el desenlace por delante, arrancó el tercer set bajo la pulcritud de las grandes citas, con ambas jugadoras buscando la máxima precisión en cada golpeo. Fue en ese propósito donde estuvo más fina la deportista checa, que comenzó situándose 1-3 en el electrónico tras haberle roto el servicio a Bouzas Maneiro hasta en un par de ocasiones.
No se dejó doblegar la gallega sobre la pista de Melbourne, consciente de la importancia de sumar primero y empeñada en darle la vuelta al resultado a base de técnica e insistencia. De esta forma, cuajó hasta tres juegos consecutivos, y con el 4-3 a favor todo hacía pensar en la victoria.
Brenda Fruhvirtova resurgió del breve letargo con la misma suficiencia que el curso pasado le llevó a enlazar ocho títulos en más de cuatro meses de triunfos. Sobrada de calidad, usó el servicio para firmar el empate y consolidar la tendencia alcista otra vez en el resto, hasta propinarle un juego en blanco a la arousana. Con el saque en contra, Bouzas se aferró como pudo al duelo, asumiendo todo tipo de riesgos que apunto estuvieron de dar fruto; tuvo dos bolas para llevarse el juego con 40-15, pero también demasiados errores no forzados en los últimos minutos del tramo final.
La de Villagarcía de Arousa puso fin de esta manera al sueño de formar parte del cuadro absoluto en el Open de Australia de 2023. A sus veinte años, no es la primera vez que la tenista circula por estos entornos, y es que cerró la campaña pasada habiendo compartido equipo con Rafa Nadal y Paula Badosa en la última edición de la United Cup. Ya en Madrid, su próximo reto pasa por meterse en el top cien del ranking mundial, para lo que necesita una escalada de ochenta y tres puestos.
