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La Mosquera reformada

jueves, 15 de septiembre de 2022
La Mosquera reformada
Sigo sin ver apropiadas las farolas, qué quieren que les diga.

En marzo del año pasado les hablaba de lo que, desde mi punto de vista, era un error: las espantosas nuevas farolas que han puesto en el tramo peatonal de la Ronda de la Muralla a la altura de la Mosquera. Los que critican que se critique algo me decían que me apresuraba y que había que ver la obra terminada. Pues bien, la obra está terminada y me reafirmo: son horrendas. La estampa que se suponía que íbamos a recuperar para los ciudadanos se ha convertido en una sátira de lo que debiera ser, porque los árboles de farolas y demás no dejan ver el bosque de piedra.

Se podría argumentar que desde arriba, desde la Plaza de la Constitución, no estorban a la vista, pero para ese viaje no necesitábamos tantas alforjas, porque eso ya estaba así y la vista es la misma, que esa es otra. Me choca que en esta ciudad "peatonalizar" es un término sagrado, que no se puede rebatir (yo mismo soy muy favorable a la peatonalización) y que cualquier obra que se haga bajo ese mantra hay que aplaudirla sin ningún tipo de matiz. Pues no estoy de acuerdo, y eso sin insistir en la absurda desviación del tráfico que se ha decidido que vuelve locos a los conductores.
La Mosquera reformada
La imagen desde arriba es prácticamente idéntica a la de antes. Sorprende que no se aprovechase todo ese espacio para hacer una gran plaza que se pudiera usar para más cosas.

En primer lugar, a las horrendas farolas se suman los espantosos e incómodos bancos, que parecen más bien lápidas, y cuya única función parece ser romper las rodillas de quien pasee distraído por la zona. En invierno a ver quién se sienta ahí, porque claro, los bancos de madera deben de ser algo del pasado, cuando las cosas se hacían para usarse y para que fueran cómodas para los transeúntes. Ahora lo moderno es que hagan "contraste".

Tampoco comprendo muy bien por qué han reducido los espacios. Lo que podría haber sido una grandísima plaza, un lugar fantástico para hacer grandes conciertos (el desnivel ayuda enormemente) y que encima sería un lugar icónico, se ha convertido, una vez más, en un lugar lleno de trastos que impide hacer cualquier tipo de espectáculo que atraiga a masas. No lo comprendo, la verdad.

Si, respetando un desnivel y una distancia mínima entre la zona de paso y la propia Muralla, se hubiera ganado espacio al jardín podríamos haber tenido ahí un lugar fantástico para sustituir a la llamada Plaza Inútil, cuyo nombre popular ya lo dice todo.

No me entiendan mal, me gusta cómo ha quedado. Ya sé que no lo parece pero en serio que me gusta, al menos desde el punto de vista de que está mejor que estaba (sólo faltaba, también), pero me parece que se han quedado a medio camino en comparación a lo que podría haber sido. Ganar espacio a los vehículos para inutilizarlo después de otra forma no parece lo más acertado, y si bien nadie duda que se ha ganado un gran espacio para los viandantes, no habría estado mal que se pudiera usar para más cosas que para dar un paseo.
Latorre Real, Luís
Latorre Real, Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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