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La encuesta. Madrid, 1971 (2)

jueves, 08 de septiembre de 2022
Otras veces era la misma mujer la que llamaba a sudorima para que contestara. El punto,canchero porque se respetaba su jerarquía, respondía a todas las preguntas mirando siempre al terminar a su esposa, cuyo intelecto no le permitiría entender tan profundas cuestiones.
- ¿Opina usted que la forma de vida de España es la mejor del mundo?
El paisano, que no había salido nunca de su pueblo extremeño y ahora de su barrio de Vallecas, no tenía dudas:
- ¡Hombre!... -Y mirando a su mujer- ¡Como acá no se vive en ningún sitio!
En ese momento Antonio no podía dejar de recordar el boletín de noticias de Radio Nacional de España, escuchadas por las noches en su Spika a transistores. Primero, las internacionales, atentados, guerras, secuestros, crisis alimentarias. El mundo era una mierda. Seguidamente las noticias nacionales, el Caudillo había inaugurado un pantano (le costó entender que era un dique), fiestas patronales, corridas de toros, una cena benéfica a la que había acudido el generalísimo y su esposa...España desbordaba de fiestas y alegría.
En una oportunidad, pasado el mediodía, llamaron a una puerta que lucía una chapa de bronce anunciando a un médico cirujano. Sale la dependienta, de uniforme azul oscuro y cofia blanca, llama a la señora, la que luego de informarse por el motivo de la visita solicita la presencia del marido. Personado el facultativo, y luego de comprobar el nivel de la inquisición y el destino de la información obtenida, consideró que su esposa estaba capacitada para enfrentar al encuestador y así él no tendría que interrumpir el programa que estaba viendo en la tele. La sorprendida señora respondió todas las preguntas titubeando y de forma insegura.
Hubo algunas entrevistas más relajadas. Por ejemplo, abría la mujer y se le explicaba que estaban haciendo una encuesta:
- ¿Qué es una encuesta?
- Queremos saber su opinión.
- ¿Y para qué?
Cuando el encuestador terminó de contestar y la encuestada de aprobar el contrainterrogatorio, sonriente, atenta, los hizo pasar y acomodarse en un sillón. Ahí los dejó con Paco, su marido y, como todas las minas, siguió haciendo cinco cosas juntas sin desconectar el audio.
- ¿Opina usted que la forma de vida de España es la mejor del mundo?
- No conozco otros países, pero supongo que debe haber lugares en que se vive mejor que aquí.
De entre bambalinas surgió la morocha acomodándose los rulos.
- Maritrini estuvo en Londres y contó que se come fatal —Respuesta registrada velozmente en el papel.
- ¿Qué opina de los homosexuales?
- ¿Qué? ¿quiénes son esos?
La activa y joven esposa desde la cocina,
- Vamos Paco, los mariquitas.
- Ah, sí. Que se yo.
Desde la cocina:
- Hay más de lo que piensas. Dicen que les falla algo en el cerebro - Registrado.
Pero estas situaciones no eran lo habitual, al contrario.
La gran mayoría de los hombres que los atendían estaban tensos, desconfiados.No se tragaban que esa pareja de argentinos estaba recopilando datos para bosquejar como pensaban los españoles, para venderles más jabones o lavarropas. Veían la mano del régimen. El acento y la edad a veces los despistaba y, en algunas oportunidades, aceptaban responder:
- ¿Opina usted que la forma de vida de los españoles es la mejor del mundo?
- De política no me hable.
- ¿Qué opina de los homosexuales?
- ¡Ya le he dicho que de política no me hable!
Para no perder la entrevista, el hábil encuestador saltaba a una pregunta boluda,
¿Qué color preferiría para pintar su casa?

Andrés Montesanto. Fragmento de "Buscando a Elena" (2021). www.andresmontesanto.es/literatura/
Montesanto, Andrés
Montesanto, Andrés


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