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Superficialidad e inconsciencia

miércoles, 31 de agosto de 2022
Según avanza la edad, me doy cuenta de que estoy cada día más fuera de juego y me recuerda cuando nosotros íbamos huyendo de los mayores, porque su realismo, que no negativismo, no encajaba con el mundo en que estábamos viviendo. Quizás ahora añoremos los avisos de nuestros predecesores.

Algunos vemos un mundo a la deriva con un alto grado de deterioro y nos sentimos incapaces de mentalizar a los jóvenes de los peligros del abismo. Y, mientras nosotros seguimos erre que erre, muchos de ellos prefieren la superficialidad, las redes sociales, el postureo... y ni siquiera quieren saber que hay guerra, hambre y un evidentísimo cambio climático, que cada día se aproxima más para amenazar su o nuestro estado de bienestar. Quizás también la moda del "carpem die" subestime el futuro.

Hay cosas que nos enseñan los años y es que las grandes revoluciones, por muy bien intencionadas que hayan sido, no han logrado cambiar la codicia de muchos ciudadanos; que la democracia, siendo el mejor sistema político conocido, padece de un grave problema y es que el voto, siendo la mejor arma, es un caramelo inventado por los poderes fácticos, que son quienes realmente cortan el bacalao; que los grandes bloques ideológicos convergen en sus intereses económicos y todos, con unas siglas u otras, sólo luchan por el control del poder, que no es otro que disponer de lo que demanden sus intereses... Las guerras están programadas para dar salida al armamento; las cosechas controladas en bolsa; los parlamentos son el juego de títeres de los intereses de los grandes bloques; las empresas, en su gran mayoría, se dedican al enrequecimiento sin límites utilizando toda las artimañas posibles, lícitas e ilícitas, como el soborno, la evasión de impuestos, los paraísos fiscales, la ingeniería financiera... siempre ajenas a cualquier responsabilidad social; las materias primas son expoliadas y robadas a sus legítimos dueños por los grandes depredadores de un lado y otro... En definitiva, que detrás de todo sólo queda la codicia humana, corruptora, corrupta e insolidaria, que será la causa de la destrucción última de la Tierra. No, no hacen falta extraterrestres, llega con el egoísmo de muchos seres humanos. Decía Gandhi: "Hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos los hombres, pero no para satisfacer su codicia".

Pero si hemos llegado a este grado de deterioro, quizás sea preciso reflexionar y pensar en cómo se está educando en el mundo a los ciudadanos. Seguir por el camino del dinero, ajenos al hambre y a la enorme brecha social que mata a gran parte de la humanidad, resulta evidente que es un error y el reflejo del egoísmo de la sociedad de la abundancia. Ergo, cambiar nuestro modo de vida para corregir el nefasto camino resulta una necesidad imperiosa.

Evidentemente, desde mi modesta opinión, urgen cambios profundos en la conciencia humana. Y en tiempos de tanta inconsciencia, demagogia, mentiras interesadas, información manipulada, redes sociales vaciás de reflexión, sumida gran parte de la ciudadanía, en la superficialidad y la inconsciencia, urge, porque así lo exige el evidente deterioro, cambios en la dirección de corregir los desmanes.

No, no hay sociedad capitalista y comunista como quieren hacernos ver. Lo que hay es sociedad consumista,con nulas o escasas posibilidades, y sociedad del despilfarro. Quizás una desacelaración del consumo pudiera empezar a cambiar cosas, a pesar del escándalo que quisieran montar los interesados, pero también se beneficiaría la Tierra y se abaratarían los precios al carecer de demanda. Reitero que no soy economista, pero el consumismo impulsivo creado artificialmente, me parece nocivo para la Tierra y la Humanidad hambrienta.

Nada se arreglará jamás si seguimos fomentada la polarización económica y no cambiamos nuestra mentalidad avara. La codicia convierte al hombre en hiena y enemigo de sus semejantes. Urgen cambios en muchos campos y educar a nuestros jóvenes en valores auténticos de solidaridad, de justicia, honradez, de respeto, de la búsqueda del bien común que incluya a los desheredados, de trato igualitario... de superar tabúes como el racismo, o la marginación en cualquier de sus formas.

Mientras muchos sigan sumidos en las estúpidas veleidades de una sociedad vacia, vulgar, sectaria, justificadora con falacias de su estado de bienestar, presuntuosa, ajena al dolor de sus semejantes... carente de un mínimo de personalidad y vivamos mimeticamente aceptndo dioses de cartón piedra... algunos seguiremos buscando una luz para cuando llegue la oscuridad. Porque soñamos con otro futuro más hermoso.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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